“Teníamos ya ganas de playa”. La llegada del verano ha coincidido en el tiempo con el estreno de la nueva normalidad. Ese término tan manido en los últimos tiempos acuñado ante la imposibilidad de recuperar la antigua normalidad, aquellos buenos tiempos repletos de felicidad y libertad plena. Sin embargo, una jornada soleada con temperaturas veraniegas, con el mercurio rondando los 23 grados en la costa, permitió ayer a los vizcainos disfrutar de un espléndido día de playa en el que imperó la responsabilidad y, aunque se registraron “aforos elevados” en los arenales, según la Diputación de Bizkaia, no hubo aglomeraciones.Así, por ejemplo, los 882 metros de longitud y 64 de anchura de la playa de Ereaga fueron más que suficientes para albergar con holgura a los bañistas. Precisamente, al arenal getxotarra acudió desde Bilbao Olga Sebastián. Siendo previsora, prefirió disfrutar un rato de la playa a primera hora de la mañana. “He llegado a las 9.30 horas. Suelo venir aquí pronto porque me resulta más fácil aparcar. Además, a esas horas está todo más tranquilo”, indicó. Tampoco le costó cumplir con las recomendaciones de los socorristas, que cada cierto tiempo recordaban que el tiempo de estancia diaria máximo es de tres horas. “Por mí no hay problema, yo suelo estar como máximo dos horas. Tengo comprobado que con ese tiempo es suficiente para ponerte morena”, reflexionó. Al mismo tiempo, se mostró también muy concienciada con la situación. “Creo que todos tenemos que ser responsables y solidarios con los demás, y no pasarnos todo el día entero en la playa”, apuntó.

Sobre esta línea, con la lección bien aprendida de que hay que tratar de evitar aglomeraciones y mantener la distancia social, se presentaron también temprano en el arenal getxotarra Gotzon García y su hijo Aner. “Hemos venido a las 8.30 horas para poder encontrar sitio para aparcar y no toparnos con restricciones de acceso”, señalaron tras disfrutar de una mañana de sol entre castillos de arena en la que se pegaron “el primer chapuzón” del verano. “El agua estaba fresquita”, puntualizaron.

Quienes no madrugaron tanto y lo acabaron pagando fueron Charo, Araceli y Bego, tres amigas de Leioa, que después de tener que dar muchas vueltas consiguieron encontrar un hueco donde dejar el coche casi en Las Arenas. Desde allí les tocó darse un paseo para poder disfrutar de una jornada de playa en Ereaga. “Lo hemos dejado bastante lejos y hemos tenido que hacer una buena caminata, pero al final lo hemos conseguido”, reconocieron con ganas de disfrutar de la soleada jornada. “Estamos con ganas de playa”, apuntaron mientras buscaban un punto donde ubicarse en la playa. Oteando el horizonte desde uno de los accesos observaron que no había aglomeraciones.

“Está bien de espacio entre la gente, hay distancia”, comentaron. No obstante, más allá de las medidas generales contra el covid-19 que se pueden leer en diferentes carteles a lo largo de la playa, con recomendaciones como “mantener la distancia social en arena y mar; extremar las medidas de higiene; si tienes síntomas no accedas a la playa o tiempo de estancia diaria máximo de tres horas -para garantizar una rotación que permita disfrutar de estos espacios al mayor número de personas posible-”, les asaltó una duda al igual que a otras muchas personas. “¿Se pueden traer ya tumbonas?”, preguntaron a uno de los agentes municipales que regulaban el acceso por carretera a la playa. “Nos han dicho que no es recomendable, pero no está prohibido”, afirmaron. También se mostraron contrariadas con la regulación del tiempo de estancia. “Veníamos a pasar el día, pero dicen por megafonía que máximo tres horas. Después de lo que nos ha costado aparcar el coche..., pero bueno es lo que toca”, lamentaron.

En este sentido, la temporada de playas comenzó el lunes pasado con la aplicación del marco general para el uso y regulación de los arenales establecido y consensuado por la Diputación Foral de Bizkaia y los ayuntamientos del litoral vizcaino con el objetivo de frenar la expansión del coronavirus. Por este motivo, según explicó uno de los socorristas que vigilaba la playa, mientras que en la desescalada solo estaba permitido en el mar “practicar deportes acuáticos”, desde el pasado día 15 el baño es libre, siempre y cuando así lo permita la regulación establecida por medio de las banderas. Lo que no está permitido es la práctica de deporte como palas, voleibol, fútbol, etc., con el fin de garantizar la distancia de seguridad establecida en cada momento por las autoridades sanitarias. De este modo, tanto los socorristas como los hondartzainas velarán hasta el 30 de septiembre por el cumplimiento de las normas en la nueva normalidad.

En este sentido, tal y como explicó uno de los hondartzainas del arenal getxotarra, en caso de que el nivel de ocupación sea alto, serán los socorristas quienes lo comuniquen con la colocación de “una bandera ámbar” y lo “difundirán” a través de la megafonía para alertar a los bañistas.