Por fin ha sido deshojada la margarita y los vascos podrán viajar a Cantabria desde este viernes por motivos de ocio. Las evidencias y los criterios de salud pública han estado por encima de los deseos particulares de esos cientos de personas que tienen una segunda residencia en alguna localidad cántabra o que, simplemente, quieren disfrutar de un día de playa o de compras en la capital, y viceversa.

La buena sintonía, la cautela y la atención y respeto a los informes sanitarios que han tenido ambos gobiernos durante las distintas etapas hacia la nueva normalidad han sido esenciales para alcanzar este objetivo, compartido por las dos administraciones.

Iñigo Urkullu y Miguel Ángel Revilla analizaron ayer los datos más recientes sobre la evolución del coronavirus en ambas comunidades antes de reafirmarse en su intención de que la libre circulación esté permitida desde el día 19. La adopción de esta medida será consecuencia del levantamiento del estado de alarma por parte de ambos Ejecutivos; una decisión que, a petición del gabinete Urkullu, el Gobierno español transfirió a las comunidades que migraran a la fase 3, como hicieron Euskadi y Cantabria el 8 de junio.

La liberalización, que prevé la apertura generalizada de comunicaciones por carretera a partir del 22 sin tener en cuenta qué comunidades han transitado por la citada fase 3 y cuáles no han mantenido ese periodo de vigilancia y control social y sanitario sobre el coronavirus. En cualquier caso, la recuperación de los flujos circulatorios entre Euskadi y Cantabria (y viceversa) significará ganar un tiempo muy valioso para intentar moderar el grave impacto provocado por el confinamiento en las localidades de veraneo, principalmente.

En runrún ya sonaba después de que a mediodía el último informe de la Sanidad vasca calificara de “muy favorable” la situación epidemiológica en Euskadi con los rebrotes controlados; y la noticia se viralizó a la tarde-noche, tras la conversación telefónica mantenida por Urkullu y Revilla, en agenda desde la semana pasada, a la que el líder regionalista acudió con los deberes hechos y sabedor de que “el cero absoluto de infectados no lo vamos a tener durante mucho tiempo”.

SIN SORPRESAS

Esta vez el proceso de reapertura parece que se cumplirá sin sorpresas; aunque, para tener un mayor consenso al respecto, el lehendakari ha decidido someter la decisión final a la consideración de su gabinete. El presidente cántabro, eso sí, da por hecho que las dos comunidades “estarán abiertas” el fin de semana. De hecho, el Ejecutivo cántabro tiene muy avanzado el decreto por el que se establecerá el paso a esa nueva normalidad, para su publicación el próximo jueves en el Boletín Oficial de Cantabria y su entrada en vigor a las 00.00 horas del viernes.

El decreto, según dejaron entrever fuentes de la Administración cántabra, estará acompañado por una Orden de la Consejería de Sanidad, en la que se regularán todas las actividades y servicios posibles en tanto no exista una vacuna que permita acabar con el coronavirus. Ese mismo jueves, precisamente, el líder regionalista tiene previsto desplazarse hasta Gasteiz para sellar este acuerdo con Iñigo Urkullu.

Ambos presidentes apelaron a la responsabilidad ciudadana para encarar la entrada a esa nueva normalidad y coincidieron en que restablecer la libre circulación entre ambas comunidades implica un riesgo que, como ya dijera Revilla hace unos días “es asumible dado que la pandemia está más o menos vencida. No podemos cerrar la economía porque el virus económico va a ser mucho más dañino”, remató el presidente cántabro.

Así las cosas, la semana cerrará oliendo a verano para cientos de personas, toda vez que, además, el restablecimiento de las comunicaciones terrestres coincidirá con la entrada del estío [sábado a las 23.44 horas] que este año se prolongará durante 93 días.

“Nuestra valoración de la situación epidemiológica es muy buena”

Consejera de Salud del Gobierno vasco

“Lo más importante, la vigilancia y realizar test ante cualquier caso sospechoso”

Consejero de Sanidad de Cantabria