"No hay derecho que te venga un abogado a decir que hay alguien metido en tu cama y que te la devolverá cuando la asistencia social le dé un piso". Gontzal S. sigue conmocionado tras descubrir que una familia con dos hijos pequeños había ocupado su vivienda habitual en Alameda Rekalde mientras disfrutaba de unos días de descanso con su mujer en Plentzia. Todo ha acabado en un susto -amenazas de muerte incluidas-, ya que los okupas abandonaron a la carrera el piso antes de que llegase la Ertzaintza, dejando tras de sí grifos abiertos, luces encendidas y enseres personales.

Fuentes del Departamento de Seguridad explicaron que lo sucedido el sábado en el número 45 de la céntrica calle de Bilbao no fue un desalojo al uso, puesto que el caso no ha llegado en ningún momento a los tribunales y, por tanto, no había una orden judicial que autorizase dicha intervención.

Según las mismas fuentes, por la tarde recibieron una denuncia porque se estaba produciendo un altercado entre los okupas, el propietario y un periodista. Cuando varias dotaciones de la Ertzaintza llegaron al lugar de los hechos, el piso ya estaba vacío, por lo que el propietario procedió a cambiar la cerradura. De este modo, Gontzal pudo entrar por fin en su hogar.

Este es el atípico final de un suceso que ha impactado a los vecinos del centro de la Villa y que ayer se manifestaron cerca del Azkuna Zentroa para expresar su "miedo" y "preocupación" por el aumento de asaltos de desconocidos a viviendas. "Es gente muy peligrosa esta que okupa, que te saca un destornillador y te amenaza de muerte por decirles que están metidos en tu casa", afirmó ayer el propietario del piso en el que vive con su esposa desde hace años.

Una vecina les avisó de que en su casa había luces encendidas y ropa tendida. El martes, Gontzal acudió a su vivienda para pedir a los intrusos que abandonasen su casa. Al parecer, en el encuentro hubo más que palabras y Gontzal acabó en el hospital. La Ertzaintza se personó en el domicilio, identificó a los autores del altercado y, tras intentar calmar los ánimos, abrió una investigación por los presuntos delitos de allanamiento, lesiones y amenazas contra las personas que se parapetaron en el interior de la casa. El sábado volvieron a recibir una llamada similar, pero cuando llegaron, la familia okupa se había esfumado sin causar daños en la vivienda.

Ayer, casi un centenar de vecinos de Bilbao se concentraron al mediodía frente a los portales 43 y 47 de Alameda Rekalde para mostrar su "rechazo" por las okupaciones. La tensión y el temor eran patentes entre las personas concentradas. Muchas aseguraron que han llamado al cerrajero para poner pasadores y cerraduras de seguridad en sus casas tras conocer lo sucedido en un barrio que por lo general es tranquilo.

Una salva de aplausos cerró la concentración, que se desarrolló con normalidad. El goteo de okupaciones de primeras y segundas viviendas en Bizkaia está generando una gran inquietud y malestar en muchos municipios debido a la dificultad que hay para echar a los okupas por la vía legal. Este caso recuerda a la reciente okupación de dos pisos en el barrio portugalujo de Repelega o a Vitori, la mujer de 94 años que se encontró a una familia desconocida en su casa tras visitar a su hermana. En ambos casos, la presión de los vecinos de Portugalete logró el desalojo de los pisos okupados. Pero el debate sobre cómo encarar y solucionar este fenómeno sigue abierto.

"Esta gente que okupa es peligrosa, me han amenazado de muerte con un destornillador"

Propietario de la vivienda ocupada