"Siempre hemos tenido un trato más cercano y personalizado, nos gusta charlar con el cliente, pero este año nos toca mantener las distancias", resume Mikel Aldekogarai, propietario y director de los apartamentos turísticos Aberasturi, sobre cómo la crisis sanitaria está modificando su forma de trabajar, obligando a ser escrupulosos con las medidas. Los diferentes agentes del sector turístico, desde las empresas de turismo activo hasta la hostelería, se están preparando a la carrera para adaptarse a las exigencias sanitarias derivadas de la pandemia mediante formaciones que están siendo financiadas por la Diputación Foral de Bizkaia. El objetivo es garantizar la seguridad teniendo en cuenta que este verano será uno de los factores más decisivos a la hora de elegir destino vacacional. Incluso por encima del clima o del precio.

Las medidas implementadas por Aldekogarai en los dos apartamentos turísticos independientes que regenta -uno de cinco plazas y otro de nueve- están siendo exhaustivas. "La llegada al alojamiento es totalmente higiénica y una vez están dentro, nosotros no accedemos", explica. Entre las medidas, destaca la compra de alfombras para limpiar los zapatos al entrar, así como las ya indispensables mascarillas y geles. "El check in se hace on line. Cuando se firman los documentos les damos un bolígrafo que es para ellos, para que nadie más lo utilice. Las llaves las higienizamos tras cada uso con gel hidroalcohólico y las metemos en una bolsa hermética", detalla Aldekogarai, quien expone que las zonas comunes, donde tienen tumbonas y una barbacoa, también se desinfectan tras cada uso. "El día anterior a una reserva no alquilamos los apartamentos para limpiarlos bien y airearlos", añade.

Capitaneando la formación que reciben este tipo de alojamientos está Nekatur, Asociación de Agroturismos y Casas Rurales de Euskadi. "La seguridad es imprescindible. Las encuestas así lo indican", asegura Idoia Ezkurdia, responsable de la asociación. Para ello, han elaborado un protocolo de prevención mediante el que han impartido tres cursos dirigidos a los encargados y empleados de esta tipología de alojamientos. "Hay que minimizar al máximo el contacto con los clientes por lo que estamos dando facilidades para el pago on line", relata. También están elaborando una guía turísticadigital para evitar los folletos de papel. "Y hemos flexibilizado las cancelaciones para que puedan ser gratuitas", añade.

"Teniendo en cuenta la tipología del alojamiento, tras meses de confinamiento entendemos que la gente va a querer disfrutar de la naturaleza y desconectar, por lo que podemos estar de acorde con la demanda", expone la responsable de Nekatur, quien apunta que el volumen de reservas está aumentando. "Sobre todo para julio y agosto. No prevemos llegar a datos de años anteriores pero sí a un porcentaje cercano", puntualiza. Esa tendencia la ejemplifica Aldekogarai a través de datos que son esperanzadores. Antes del confinamiento tenía casi todo el verano ocupado, pero con la pandemia llegaron las cancelaciones. "Con la desescalada han empezado a llamar y tengo bastantes reservas largas, de quince días o una semana. Sobre todo de familias de Euskadi", apunta.

Volcados

Para que todo el sector turístico siga por esa senda, la Diputación Foral de Bizkaia contempla medidas excepcionales mediante bonos específicos para establecimientos turísticos, hostelería, restauración y actividades turísticas, además de fomentar una campaña de turismo interior de cara al verano. "La seguridad ha pasado a ser un elemento decisivo en nuestra vida cotidiana, mucho más si cabe a la hora de planificar nuestras vacaciones", asegura Cristina Múgica, directora foral de Competitividad Territorial y Turismo. "Los destinos que logren posicionarse como seguros en el nuevo contexto partirán con una importante ventaja competitiva", añade. En ese sentido, se han volcado en apoyar a agentes del sector para que puedan prepararse mediante la formación, la incorporación de protocolos y certificaciones para ser un destino seguro.

En esa línea trabajan también en Aktiba, que engloba a cincuenta empresas de turismo activo de Euskadi que van desde paseos en barco hasta surf o coasteering. "Hemos contratado a un consultor para que asesore a las empresas en base a tres pilares: distanciamiento, limpieza y desinfección", señala Jabier Fuertes, presidente de la asociación donde trabajan a la carrera. "El verano es fundamental para nosotros. La mayor parte de las empresas hacen la facturación del año a finales de julio o agosto", puntualiza. Esta misma semana han realizado una compra común de desinfectante específico para material acuático, también han conseguido hacerse con mascarillas hidrófugas. Entre otras medidas, además, plantean cambiar ratios y horarios de las actividades. "El riesgo cero no existe, pero lo importante es que no perdamos la tensión", apunta.

Tampoco se han quedado atrás en el ámbito de la hostelería. A pesar de que los protocolos alimentarios ya eran rigurosos, han querido dar un paso más. La Asociación de Hosteleros de Bizkaia, en colaboración con la Escuela Superior de Hostelería de Bilbao, ha impulsado un proyecto para completar el curso de Manipulador de Alimentos. "Es una formación basada en lo que ya se hacía antes, pero que incluye las nuevas indicaciones relacionadas con el covid-19", aclara Héctor Sánchez, gerente de la asociación. Así, se incorpora un nuevo epígrafe relativo al covid-19, donde entre otras medidas se recomienda "no compartir equipos de TPV, datáfonos o bolígrafos". En el programa también se advierte de que "los objetos personales, incluidos los móviles, deben guardarse en las taquillas" o de que "los uniformes tienen que lavarse a diario a más de sesenta grados".

Con el objetivo de que llegue al máximo de trabajadores del sector posible, la formación se podrá realizar on line y de forma gratuita. "Tiene capacidad para llegar a 10.000 personas en un año, lo que supondría el 50% de los asalariados del sector de la hostelería en el territorio", detalla Sánchez sobre el curso que estará operativo a finales de mes. La formación, de tres horas de duración, se valida a través de un cuestionario final. Cuando se logra un 70% de aciertos, se obtiene un certificado que acredita el aprendizaje. "Es un proyecto importante para dar seguridad a los trabajadores, pero sobre todo para dar seguridad a los clientes", concluye el gerente de la asociación.