El sector de la hostelería en Euskadi se encuentra en un momento de profunda incertidumbre y preocupación sobre su futuro, ya que después de dos meses de parón obligado por la pandemia del coronavirus la apertura de las terrazas y ahora la fase 3 de la desescalada no están suponiendo un alivio en la maltrecha actividad de los establecimientos.

La continuidad de muchos negocios podría encontrarse comprometida. "Abrir es fácil, lo difícil es hacer rentable el negocio", reconoce el gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia, Héctor Sánchez Zarraga

Sánchez ha explicado que la distancia de seguridad entre los clientes "complica mucho el negocio. Entendemos las medidas del Gobierno, pero extenderlas sin fecha límite o hasta que se encuentre una vacuna" nos lo pone muy difícil durante meses.

Mientras, confía en que haya un acuerdo para prolongar los ERTE porque si continúan espera que algunos locales abran tarde o temprano, sin que se pueda saber todavía cuántos cerrarán definitivamente.

"Veremos el futuro, pero si no podemos facturar al cien por cien, y la distancia de seguridad lo impide, no podemos pagar al cien por cien de la plantilla", sentencia.

HOSTELERÍA ALAVESA

En Gasteiz la llegada de la fase 3 tampoco ha supuesto un especial impulso a la hostelería, en parte porque el tiempo no ha acompañado y en parte porque "el mono de salir" que había al inicio de la desescalada se ha atenuado, según explica el vicepresidente de SEA Hostelería, Juan Carlos Antolín.

Hay además otro factor: Aunque la gente no tiene problemas en sentarse en las terrazas aún "tiene miedo" a entrar dentro del local a pesar de que es posible consumir en el interior de los bares desde este pasado lunes, siempre eso sí, que se guarden las correspondientes medidas de distanciamiento.

Todo ello se traduce en que "no hay afluencia y no la habrá en mucho tiempo" y, aunque al final "la gente volverá a sus bares", por el momento "los números no dan", al menos -apunta- en los locales de mayor tamaño donde los gastos son mayores" al contar con más personal.

"Puede haber locales más pequeños a los que merezca la pena abrir aunque tengan menos facturación", señala

Antolín, que advierte no obstante de que la crisis económica causada por la COVID-19 va a dejar huella: "Habrá establecimientos que cierren sus puertas para siempre" aunque ve "osado" aventurar una cifra en este sentido.

HOSTELERÍA EN GIPUZKOA

En Gipuzkoa se ha hecho una estimación de que la crisis derivada de la pandemia de la COVID-19 se podría llevar por delante hasta la primavera de 2021 entre un 8 y un 10 % de los bares y restaurantes del territorio, lo que supone que unos 300 o 400 establecimientos podrían cerrar definitivamente sus puertas.

Esta es la estimación de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Gipuzkoa, cuyo secretario general, Quino Martínez, ha explicado que en estos momentos en el territorio ha abierto en torno a un 75-80 % del sector.

En el caso de Donostia este porcentaje baja hasta el 60 % debido a la existencia de un mayor número de discotecas y bares de noche que continúan cerrados.

Ha reconocido que hay establecimientos que han decidido abrir a pesar de estar perdiendo dinero ya que "el consumo se ha ralentizado" tanto por las medidas de prevención frente al virus como por la preocupación de los consumidores sobre la evolución económica.

Martínez augura un "verano complicado" y advierte de que si los hosteleros no consiguen reunir los fondos necesarios en "la mochila" para poder superar "el Everest del invierno" un importante número de locales se verá abocado al cierre.

Las previsiones que maneja la hostelería guipuzcoana tras el azote del COVID-19 apuntan a una pérdida de entre 4.500 y 5.000 empleos en el sector y a una bajada de la facturación que podría rondar el 45 o 50 %.