Hubo quien no quiso perder ni un solo día para compartir mesa y mantel con esos seres queridos que no ha visto durante meses. El primer día en que se permitió la entrada de clientes en el interior de los establecimientos hosteleros, algunos de ellos acogieron celebraciones de cumpleaños, reencuentros familiares y primeras quedadas de cuadrillas de amigos.

Irantzu Artola cumplía ayer 36 años, la excusa perfecta para juntarse a comer con su familia y amigos. Desde una mesa de la cervecería Casco Viejo, brindaba por el reencuentro con sus padres, hermanos y amigas. "Teníamos ganas de estar todos juntos", reconocía el grupo. Han sido muchos días, demasiados, sin poder compartir momentos, y estaban deseando volver a reunirse de nuevo. Y eso que, durante todo el confinamiento, no han perdido el contacto. Las nuevas tecnologías han sido sus aliadas. "Hemos hecho muchísimas videollamadas y así por lo menos hablábamos un rato, nos veíamos... ¡No teníamos ni idea que había tantas aplicaciones para hacer videollamadas", bromeaban. Pero no es lo mismo. "Tenemos ya todos muchos ganas de volver a la vida normal. Con todas las precauciones que hay que tener pero al final es lo que queremos todos; poder estar juntos otra vez", explicaba su amiga Mari Mar Prieto. Por eso, no habían querido perder ni un solo día para homenajear a la cumpleañera y brindar por el reencuentro.

También se volvía a encontrar con su cuadrilla Jon Aldeiturriaga, el que fuera gerente de la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo, tras meses sin poder verse. De los quince que comparten rondas, viajes, excursiones y comidas, ayer se juntaron por primera vez en una mesa nueve. "Todos no pueden venir porque hay algunos que son de Araba y otros de Cantabria", relataba Aldeiturriaga. Si no todos, se solían ver casi todos los días antes de empezar la pandemia; se juntaban en todo tipo de celebraciones como cumpleaños, de vez en cuando salían de excursión a hacer alguna barbacoa o se iban de fin de semana al pueblo de uno de ellos en Burgos. "Un fin de semana nos fuimos todos a Madrid a ver un musical. Se echa de menos", reconocía Aldeiturriaga, a quien le une una amistad con algunos de ellos de más de cuarenta años.

Y eso que, durante todos estos largos meses de confinamiento, han seguido manteniendo el contacto. "Nos dábamos los buenos días, mandábamos fotos de cuando ya empezábamos a poder salir a pasear, del vermut que nos tomábamos el fin de semana en casa...", explicaba. Una vez que comenzó la desescalada, algunos de ellos se han visto mientras realizaban las compras, o de paseo, encuentros cortos en los que únicamente han cruzado pocas palabras. Por eso, en cuanto supieron que ayer comenzaba la fase 2, empezaron a planear reunirse de nuevo.

Para su reencuentro eligieron también la cervecera de la plaza Unamuno, uno de sus locales fijos cuando salen. De menú, a medio camino entre la merienda y la cena, platos sencillos, de picoteo, "tortillas, unas tostas de jamón y alguna ensalada". Y es que lo que de verdad importaba era la compañía.