El plan de desescalada en la educación prevé la vuelta a las clases del alumnado de Formación Profesional a partir del día 25 de mayo. Aunque son muchas las dudas surgidas las últimas semanas, desde los centros concertados afrontan con energía y estoicismo el final de curso, mientras concentran su experiencia en la organización del próximo curso. El presidente de Hetel, Julen Elgeta, analiza en esta entrevista los problemas y los retos a los que la Formación Profesional se enfrenta como consecuencia de la pandemia por covid-19.

¿Los centros de Formación Profesional van a volver a clase?

—El planteamiento original era el de un retorno progresivo: el día 18 Grado Superior, el día 25 Grado Medio y día 28 FP Básica. Todos los centros estamos haciendo un esfuerzo importante, por el tema de la seguridad sanitaria, el uso de mascarillas, el control de flujos a las entradas y salidas, en los talleres, la limpieza de las herramientas... Hay todo un protocolo de seguridad que nos han marcado desde el Departamento de Educación y que nosotros intentamos adecuar a cada centro. No es fácil, pero estamos en ello desde el lunes pasado. El objetivo es que el alumno y el profesor vayan al centro súper asegurados, no podemos andar con medias tintas con la salud de la gente.

La FP tiene sus propias particularidades. Al ser más práctica, la presencialidad es vital. Además, las prácticas en empresa son obligatorias para obtener el título. ¿Cómo han vivido esta situación?

—El cambio fue de un día para otro, no hubo un periodo de transición y había que seguir con la formación. La FP tiene numerosos recursos digitales, afortunadamente, y hubo que hacer ensayo-error. Los primeros días nos centramos en detectar a los estudiantes sin ordenador para intentar solucionarlo, adaptamos los horarios porque, por ejemplo, había padres con dos hijos que no tenían cuatro ordenadores… Ahí hubo un momento de reajuste, porque una cosa es la teoría y otra la realidad. El feedback Al principio también quizás hubo demasiada intensidad en las tareas que luego se ha ido racionalizando. Las familias nos decían que soltásemos un poco el pie del acelerador porque teníamos a los hijos ahogados. Pero las últimas semanas súper bien porque le vas cogiendo el truco, con sus deficiencias también porque no llegas a todo, por ejemplo, en los ciclos industriales.

Ya imagino. No tiene que ser sencillo aprender a manejar una fresadora desde el cuarto de casa.

—Difícil no, imposible. Hay ciclos más trasversales, como Integración Social o Administración y Finanzas en los que la teleformación es bastante asumible, pero hay otros ciclos más prácticos en los que no, en los que lógicamente hemos echado en falta el equipamiento. En los ciclos más industriales se ha intentado cubrir las horas de taller vía simulación, pero la realidad es muy diferente. Y es precisamente a este colectivo al que va dirigida la vuelta a clase, para que el año que viene no se note este déficit práctico.

Lo que planteáis, entonces, no es que regrese todo el alumnado sino aquellos estudiantes que precisan de las prácticas de taller.

—Eso es, habrá alumnos de ciertos ciclos que no volverán y acabarán el curso vía on line. ¿Por qué? Porque no necesitan tanto la parte presencial. Hay otro grupo de estudiantes de Mecanizado, Automoción, Electricidad, los de Laboratorio... que volverán bien organizados. Estos tendrán un mes escasito de prácticas.

¿Cómo ha afectado el cierre de las empresas en las prácticas obligatorias?

—Calculo que unos 15.000 estudiantes se han quedado sin realizar prácticas en empresa o con las prácticas a medias.

¿Qué alternativa habéis planteado para que estos estudiantes se puedan titular?

—El mensaje es que el coronavirus no va a impedir que nadie obtenga un título. Lo que se ha hecho es sustituir las prácticas por una especie de proyecto de 245 horas. Los estudiantes comenzaron a trabajar este nuevo módulo el pasado 4 de mayo, llevan ya dos semanas y todavía les queda. Y a partir del día 25 de mayo los estudiantes van a tener la posibilidad de reanudar las prácticas, si quieren los alumnos y hay empresas. Si hay algún alumno que no quiera, por miedo o porque no encuentra una empresa, continuaría con el módulo de proyecto hasta terminar el curso y obtenga la titulación.

En la FP además se riza el rizo porque una parte importante estudia en dual, con parte de la formación en el centro y parte en la empresa. ¿Cómo lo habéis gestionado?

—Estos no han sido los más perjudicados, la verdad, porque comenzaron en junio y septiembre del año pasado así que para cuando empezó todo este tema del virus, la mayoría ya había hecho 300 o 400 horas de prácticas. Desde que comenzó todo esto ha habido estudiantes que han seguido la formación on line desde casa. Ha habido duales con contrato que han hecho lo que les ha pedido la empresa, trabajar, ir a ERTE o teletrabajar. Tenemos 2.500 estudiantes en dual, calcula que el 60% tiene contrato y dentro de estos la casuística en este periodo ha sido muy variada. Estos no han sido los más perjudicados sino los de FP normal. Hay que darse cuenta que es la primera promoción en la que algunos estudiantes van a lograr el título sin pisar una empresa.

Este curso ya está prácticamente acabado. ¿Cómo encaráis el curso que viene?

—Es una incógnita total. Uno de los objetivos de este retorno a las aulas era ese, que los centros tuviésemos una mínima experiencia de formación mixta para septiembre, con protocolos de seguridad, etc. Pero qué va a pasar en septiembre es el principal problema a resolver porque no solo van a regresar los de las ramas industriales, como ahora, sino que vuelven todos los estudiantes. 40.000 estudiantes de FP volverán en septiembre a clase en Euskadi y las infraestructuras de los centros son las que son. Los protocolos en papel están muy bien, pero la realidad es otra. Es más fácil decir las cosas que hacerlas y todavía queda mucho trabajo por delante. Ahora los centros estamos en cómo resolvemos lo del lunes que viene y luego ya veremos lo que pasa en septiembre.

Está claro que la educación, como nuestras vidas, no va a ser como hasta ahora. ¿Es viable la propuesta de 15 estudiantes por aula y combinarlo con formación a distancia?

—No sé qué decir. Pienso que querer es poder, y cabe la posibilidad de que no nos quede otra. Si tiene que haber 15 estudiantes en un aula y el resto en casa se hará, pero no sé cómo se hará porque es más fácil decirlo que hacerlo. Habrá que darle mil vueltas para que funcione. Es cierto que con toda esta historia se han generado muchísimos recursos digitales y toda esa experiencia ahí está. Ahora, tiene pinta de que puede ser un formato combinado: gente en el aula, gente en casa con clases en streaming, sesiones de taller específicas, siguiendo protocolos higiénicos mucho más estrictos.

¿Y su receta es?

—No tengo una receta. Pero o vemos esto como un problemón irresoluble o lo vemos como una oportunidad. Yo opino que esto es lo que nos ha tocado vivir y tenemos que afrontarlo de la mejor de las maneras.

¿El Gobierno vasco va a proveer a los centros concertados de mascarillas y geles para que el retorno a sea seguro?

—Mira, no sé si nos van a proveer de ese material, pero si te digo la verdad lo que menos me preocupa es la inversión en mascarillas y geles hidroalcohólicos. Van a estar, seguro. Quién lo financie, ahora es algo secundario. Esperamos que lo financie el Gobierno vasco pero no por ello vamos a dejar de tener todo el material el primer día de clase.

Los profesionales del ámbito sociosanitario han estado en primera línea. ¿Han contado con vosotros? ¿Habéis notado más demanda de estos estudios?

—En los momentos más álgidos de la epidemia, el alumnado de 2º de los ciclos relacionados con la dependencia, o integración social han ido a trabajar, les han contratado sin tener un título en residencias y en hospitales porque se necesitaba a toda la gente disponible. Además, todos los centros han colaborado para realizar las pantallas protectoras con las impresoras 3D, se han hecho miles de pantallas para sanitarios y los que no son sanitarios… Las prematrículas comienzan el mes que viene y vamos a ver lo que pasa porque todo esto seguro que ha tenido una influencia en la sociedad. El año pasado uno de los ciclos que lo petaba era la Automoción y Robótica Industrial, vamos a ver este año qué pasa con el ámbito sociosanitario.

“Volverán a clase los estudiantes de los ciclos industriales para hacer prácticas en taller el último mes escasito”

“Aprender a manejar una fresadora desde el cuarto de casa no es que sea difícil, es imposible”

“¿El curso que viene? Es una incógnita. Pero o lo vemos como un problemón o como una oportunidad ”