La ley de vida nos priva de seguir compartiendo el testimonio vivo de los hombres y mujeres que lucharon en Euskadi contra los antidemócratas en la guerra de 1936. Y eso que bastante están perdurando, ya todos nonagenarios y centenarios. Quedan, que haya constancia, solo cinco. Ayer falleció Gregorio Urionaguena Arriaga, el único gudari de Acción Nacionalista Vasca (ANV) presente. Tenía 103 años y fue superviviente del bombardeo fascista contra Durango y testigo del de Gernika desde la cumbre del Bizkargi, donde luchaba en el batallón Euzko Indarra, número 23 del Euzkadiko Gudarostea y número 2 de ANV. Fue el gudari número 114.060, como confirma el investigador Kepa Ganuza, de Euskal Prospekzio Taldea.

Natural de Abadiño, una vez superada la guerra, fue muy conocido en Durango porque regentó Garajes Gregorio. Además, fue un hombre del renacimiento, ya que se encargó del mantenimiento del reloj de la torre de la basílica de Santa María de Uribarri y escribía y dibujaba sus teorías científicas. Al jubilarse se dedicó a los árboles frutales: cientos.

Deja para la historia dibujado el callejero que pisó cuando se puso a salvo en un refugio mientras la aviación fascista italiana, coordinada por la Legión Cóndor alemana y tras orden de Mola, Franco y Vigón, bombardeaba sin miramientos. En él, aparecen él y su amigo que trabajaban en el Taller Ochoa y el farmacéutico Landaluze, incluso, matiza que un alemán residía en Durango y tenía un taller de fundir aluminio. "Mi compañero Díez y yo íbamos en bici. Yo tiré la mía y él se paró a dejarla contra la pared. Al salir, mi amigo había muerto y el boticario también".

Perdieron la vida asesinadas más de 330 personas: civiles de todas las ideologías y edades, gudaris, milicianos, monjas y curas. "Al salir fue horrible. Además, no se podía respirar por el polvo que había". Según relataba, el batallón Kirikiño estaba en Jesuitas y Gorroño conducía su furgoneta al servicio de esta unidad del PNV. "Subimos tres cadáveres al vehículo".

Urionaguena volvió a su hogar en Lebario. La familia, nacionalista, se vio en la tesitura de migrar a Gallarta. "Hay unas imágenes en televisión que se nos ve en Basurto con el carro. Yo fui al Ayuntamiento de Bilbao, que creo que estaba en la parte de atrás de la Gran Vía; al día siguiente, a Basurto a hacer pruebas con fusil y bombas de mano, y después al Bizkargi", detallaba el viudo de Juana Lejarreta, tía del histórico ciclista Marino Lejarreta.

Como él también lucharon, además, sus hermanos Eusebio, también gudari, y un tercero que ayudó a los socialistas en el comité de defensa republicana de Abadiño. Gregorio, conocido como Aitxu, fue apresado en Gallarta. Le condujeron a la cárcel bilbaina de Escolapios. Pero estaba llena y le derivaron al seminario viejo de Gasteiz que "también se completó y a Orduña. Hasta los váteres estaban llenos. Había que estar con el brazo en alto media hora para comer, cantando el Cara al sol". De allí, como exclavo de Franco a Palencia, Soria, Sigüenza y Saelices de la Sal, en Guadalajara, antes de pasar por Gasteiz y Zaragoza.

A su regreso, el ayuntamiento le llamó para ir con la fascista División Azul española a combatir a Rusia con los nazis, pero "solo fueron voluntarios. Yo conocí el caso de uno de Mañaria que se apuntó y volvió sin brazo", evocaba un dan-tzari que lo fue hasta los 100 años.

El alcalde de Abadiño, Mikel Garaizabal (PNV), le agradece su entrega: "La última vez que coincidí con él fue en agosto en las campas de San Salvador durante las fiestas del barrio de Gerediaga. Gregorio les tenía un cariño especial. Lamento profundamente su fallecimiento y traslado mis condolencias a toda su familia. Eskerrik asko por toda la lección que nos ha dado, sobre todo a los más jóvenes".

Como él, también lucharon sus hermanos Eusebio, también gudari, y un tercero que ayudó a los socialistas en el comité de defensa republicana de Abadiño