El reloj marcaba las 10 y en la capital vizcaina ya se pudo ver a personas mayores de 70 años disfrutando de sus paseos.

“Casi nos hemos olvidado de andar”, dijeron entre risas Mari Luz y Juan José que aprovecharon su turno de paseo para tirar la basura. Sus rostros brillaban, y tras la mascarilla se podía intuir una gran sonrisa. No era para menos. “Es la primera vez que salimos desde antes de que establecieran el estado de alarma”, aseguraron. Han llevado el confinamiento a rajatabla y, aunque una de sus hijas que vive en Sopela podría haberles acercado la compra a casa, decidieron que no querían exponerla “tanto”. “Hemos tenido ayuda de los vecinos y las cosas de la farmacia también nos las traen a casa”, indicaron.

En la misma línea, aprovecharon el día de ayer “para dar un paseíllo corto, poquito a poco” y disfrutar por unos momentos de la buena mañana con la que amaneció ayer la villa. “Antes de salir hemos estado asomados al balcón y me ha dado mucha alegría ver a la gente pasear. Estos días ha estado desértico y era muy triste ver la ciudad tan desolada”, añadió Mari Luz. En la misma línea, aseguró que echa muchísimo de menos a la familia, pero sobre todo a sus dos biznietos. “Yo siempre digo que a este paso cuando les volvamos a ver les habrá salido bigote”, bromeó.

Hay quienes llevan peor el confinamiento y Benito no se esconde. “Lo llevo muy mal, estoy harto de estar encerrado”, aseguró. Antes de que se decretara el confinamiento acostumbraba a dar largos paseos diarios recorriéndose la capital vizcaina. Ayer volvió a saborear la sensación de pasear mientras escuchaba la radio y estaba muy agradecido. “Necesitaba pasear y respirar aire fresco”, indicó.

El kilómetro, a rajatabla

Ángel de Undabarrena salió a pasear junto a su hija Loreto y la vitamina D le sentó de lujo. “Llevamos el paseíllo muy bien, además con el día tan fantástico que ha salido...”, expuso. Tenía claro hasta dónde podía llegar porque lo habían consultado la noche anterior en la aplicación del Ayuntamiento de Bilbao. “Podemos ir hasta la catedral de Santiago así que cuando lleguemos nos tendremos que dar la vuelta”, explicó Ángel. Tanto él como su hija tienen plena confianza en la ciudadanía y aseguran que “la mayoría somos civilizados”, es por ello que creen en el buen hacer de las personas “para no tener que volver hacia atrás”, y evitar así, volver al inicio del confinamiento. “Creo que estamos muy civilizados y todo el mundo sabemos lo que tenemos que hacer, quitando a cuatro personas que, aún sabiéndolo, se saltarán alguna norma, pero el resto lo haremos bien”, dijo bien seguro Ángel, de 87 años.

Respecto al confinamiento, Loreto asegura que lo llevan bastante bien. “Tampoco nos ha quedado otra. Al principio sí que notamos un poquito de agobio pero por lo demás lo llevamos bien. Si te toca, te toca y ya está. No nos permitimos tener miedo”, manifestó. Por su parte, Ángel tenía muchas ganas de salir a la calle. “He estado andado por casa que tengo unos 20 metritos y ahí he estado paseando y me entraba el sol por la ventana.”. Pero ni punto de comparación con lo que vivió ayer. La felicidad plena llegará cuando pueda volver a abrazar a los nietos.