Los estudiantes han vuelto al tajo en el confinamiento de sus habitaciones tras las vacaciones de Semana Santa más atípicas que se recuerdan. De igual modo, miles de docentes vascos se han reincorporado a sus puestos sin saber muy bien el modo en el que deben acabar el tercer trimestre y evaluar el curso. Euskadi ha anunciado que no aplicará el acuerdo consensuado por el Ministerio de Educación con la mayoría de las comunidades para desarrollar este tercer trimestre y programar el inicio del próximo curso porque prepara un plan adaptado a la realidad de la escuela vasca. Más que por discrepancias de fondo con los contenidos del acuerdo propuesto por la ministra Isabel Celaá, la negativa a sumarse al texto tiene que ver con la defensa de las competencias que tiene el Gobierno vasco en esta materia.

Mientras la comunidad educativa aguarda a que el Departamento que dirige Cristina Uriarte dé a conocer "esta semana" el contenido de su plan, DEIA ha preguntado a varios especialistas cómo debería ser el modo más apropiado para finalizar un curso que está siendo especialmente duro y que ha puesto de manifiesto el riesgo de que se amplíen, aún más si cabe, las desigualdades entre el alumnado con necesidades educativas especiales y quienes no tienen ordenador o conexión en casa.

¿Aprobado general como en Italia? ¿Repeticiones como excepción? ¿Suspender la selectividad como en Francia? ¿Habilitar julio para reforzar al alumnado más vulnerable? ¿Fusionar dos cursos en tres años, como propone el Gobierno de Nafarroa? ¿Las notas deben ser el criterio último que mida el rendimiento?

Las preguntas que la experiencia de la educación digital improvisada por la crisis del covid-19 genera entre familias y profesionales se multiplican. Y aunque aún es pronto para sacar conclusiones, el mundo académico ve destellos esperanzadores, aunque también amenazas, en los efectos que la pandemia tendrá en el futuro de la educación vasca. Pero en estos momentos hay otras urgencias. Y la primera pasa por saber cómo acabará el curso.

"Como ha subrayado la consejera, habría que identificar los contenidos prioritarios y definir los criterios y las herramientas de evaluación. Pero hay que tener en cuenta y respetar la autonomía que tenemos, como comunidad, a la hora de adaptarnos a las particularidades de nuestro sistema educativo", afirma Asier Romero, decano de la Facultad de Educación de Bilbao de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Desde su punto de vista "el currículum se debe ajustar a esta situación de confinamiento", aunque la pregunta que planea en el sector es si se podrá hacer una evaluación presencial mediante exámenes o se deberá optar por una evaluación no presencial mediante la entrega de tareas o proyectos. Con todo, dice Romero, "seguro que se difunden estas herramientas de evaluación, que son tan necesarias en estos momentos, sobre todo en ESO y Bachillerato".

Para Begoña Pedrosa, decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de Mondragon Unibertsitatea, la nueva situación que vivimos "nos brinda una oportunidad para dotar al profesorado de un poco más de autonomía, porque la responsabilidad ya la tienen, porque conocen la situación de su alumnado, pero habría que darles todavía un poco más de confianza en esta situación extraordinaria para explorar alguna otra manera de evaluar".

Josu Solabarrieta, decano de la Facultad de Psicología y Educación de la Universidad de Deusto coincide en que "es un buen momento para apoyar al sistema educativo, a sus responsables y a sus profesionales, manteniendo altas expectativas sobre su aportación, exigiendo, pero confiando, valorando su labor y escuchando con atención sus propuestas y argumentos antes de opinar". Según su tesis, la clave está en concretar para qué se quiere la evaluación. "Estamos viviendo la dialéctica entre priorizar la salud o priorizar la economía. No son dos cosas completamente opuestas, pero en cada momento hay que decidir en qué medida y cómo se prioriza cada una. Afrontamos dilemas renovados en muchos otros ámbitos. En la evaluación educativa en los niveles no universitarios también hay que decidir si priorizar la utilidad o la precisión"

El catedrático de Deusto considera que en la mayor parte de los cursos, habría que priorizar la utilidad de la evaluación. "La evaluación nos tiene que ayudar a entender la situación de cada estudiante en relación a las competencias que tiene que desarrollar y el contexto en el que está viviendo. Tenemos que ser capaces de evaluar para entender esa situación, saber qué está consiguiendo y qué no, por qué, y qué podemos hacer". Para lograr este objetivo, dice, "habría que aligerar más la evaluación de la carga de juicio y centrarse más en que sirva para adoptar estrategias de futuro bien informadas".

Para la profesora Pedrosa, la evaluación "no solo debería consistir en superar exámenes. Y esta situación extraordinaria es una oportunidad para empezar a experimentar con otras formas de evaluación y dejar de obsesionarnos con las calificaciones para centrarnos en el aprendizaje en todas sus vertientes. He ahí el dilema".

Ninguno de los especialistas consultados comparte el criterio ministerial de otorgar prácticamente un aprobado general al alumnado, como en Italia, pese a ser conscientes de que no todos los estudiantes llegan a la última evaluación en igualdad de oportunidades. "Creo que en ningún caso la promoción debe ser generalizada. Lo que está planteando el Ministerio no es ninguna novedad aquí porque la repetición siempre debe ser una medida extraordinaria y en este punto hay que recordar que el Estado es el país de Europa en el que más repeticiones se produce, mientras que Euskadi está en la media de la UE", afirma el decano de la UPV/EHU. La escuela vasca tiene alrededor de un 10% de alumnado repetidor en Cuarto de Primaria y un 20% a mitad de la ESO y se apunta a una relación clara entre nivel de nivel socieconómico (ISEC) y la repetición: a menor nivel ISEC mayor probabilidad de repetición.

Según Romero, esta diferencia con el resto del Estado "se debe precisamente a que tenemos una cultura educativa diferente porque aquí hemos llevado a cabo unas estrategias independientes a las que se aplican en otras zonas y el nivel socioeconómico de la CAV hace que se reduzcan las desigualdades€ Y eso es algo que nos favorece". Por tanto reducir a excepción las repeticiones, como propone el Ministerio, es ya una práctica habitual en Euskadi y un criterio ampliamente compartido entre los profesionales del resto del Estado, aunque su opinión luego no se vea reflejada en las estadísticas de los resultados escolares.

La Universidad de Granada, junto a la UNIR, ha hecho una investigación en base a una encuesta realizada a 3000 docentes respecto a la medida adoptada por el Gobierno italiano que concede pasar de curso a todo el mundo sin tener en cuenta las notas obtenidas los meses anteriores. En este sentido, Romero afirma que "la mayoría del profesorado rechaza la promoción automática porque valora la cultura del esfuerzo, del mérito y la justicia". En este estudio también se observan las dos culturas escolares existentes, la relacionada con la transmisión de los conocimientos a través del examen convencional y la que está más vinculada a las nuevas metodologías del aprendizaje, basada en proyectos.

"Hay veces que pienso que la solución tiene que pasar por una promoción casi automática, fusionando cursos, trabajando la evaluación el curso que viene", comenta Romeo. Sin embargo, advierte de que la promoción automática "puede llevar a un aumento de la repetición el curso que viene y eso no lo podemos obviar. Si reducimos el volumen de conocimientos habrá que trasladarlos al primer y segundo trimestre del año que viene, ¿no? Eso nos puede llevar a una sobrecarga de materia y a un aumento de las repeticiones. Es complejo, el panorama es complejo". En este sentido, el responsable de la Facultad de Educación de la UPV/EHU ve con buenos ojos la propuesta navarra de fusionar cursos.

"Los últimos años -comenta- el Gobierno de Navarra está haciendo planteamientos muy novedosos, cuyos resultados además se están viendo en los informes de PISA. Fusionar tres cursos en dos años, como propone Navarra, me parece una medida a explorar, siempre teniendo en cuenta cómo se van a trasladar los contenidos que este curso no se van a dar el año que viene y qué carga de trabajo va a tener el alumnado a partir de septiembre".

Tampoco parece que tenga predicamento en el sector el criterio del Ministerio de modificar el calendario lectivo y habilitar julio como periodo de refuerzo para paliar las carencias del alumnado más vulnerable. "Yo soy partidaria de que el curso finalice cuando toca", declara la decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de Mondragon Unibertsitatea, ya que "el profesorado, el alumnado y las familias están trabajando de una manera intensísima y hay que descansar". Otra cosa, matiza, "es analizar la necesidad de cubrir las necesidades de algunos niños y niñas en situación de vulnerabilidad y se puedan abrir espacios de refuerzo en verano para compensar y puedan comenzar el curso que viene en igualdad de condiciones. Pero ese es otro debate que transciende del que se ha abierto con el fin de curso".

A juicio de Solabarrieta es conveniente hacer un esfuerzo por mantener los calendarios lectivos y "redirigir los esfuerzos a lo que se sí se puede hacer en este mismo momento y a planificar el próximo curso, que no puede ser un curso como los demás". Según el decano de Deusto, habrá que tener también en cuenta "la salud mental y física de las personas jóvenes, que seguramente son las que más estrictamente están sufriendo el confinamiento. Tendrán necesidades de actividad física y de otro tipo de ocio al que están teniendo ahora. También tendrán que aprender a tener una vida social distinta y les costará adaptarse". Por eso, desde su experiencia, la intervención educativa, especialmente desde la educación social, en ámbitos no formales "será más importante que nunca. La situación de confinamiento y los problemas más directamente derivados de la enfermedad están causando perjuicios físicos y psicológicos en muchas personas. Las y los profesionales de estos ámbitos también tendrán que volcarse."

Nunca como hasta ahora la cuestión de la inclusividad había adquirido tanta visibilidad. Pero no parece que las desigualdades de origen que la pandemia han hecho aflorar se vayan a corregir únicamente con un reparto deurgencia, casi asistencial, de portátiles y tabletas. Y es que el confinamiento ha colocado en una situación crítica a los equipos educativos. "Yo siempre digo lo mismo. Soy el decano de una facultad y tengo a 117 profesores menores de 47 años, con una realidad compleja en casa, con niños y niñas a las que tienen que atender, conviviendo con personas infectadas por esta enfermedad o dependientes. Y en estas condiciones estamos dando clase, y en estas condiciones estamos preparando los materiales, y en estas condiciones tenemos que recoger las evidencias que nos está mandando el alumnado. ¿Cómo trabajar con el alumnado con necesidades especiales? Hacerlo hay que hacerlo, pero mira en las condiciones en las que estamos trabajando. Yo parto del convencimiento de que el docente quiere trabajar lo mejor posible, pero la realidad es la que es", sostiene Romero.

Aun así la decana Pedrosa destaca los destellos de solidaridad y auzolan que el covid-19 ha provocado para ayudar a quienes más lo necesitan. "Muchos centros han demostrado un liderazgo tremendo para aliviar la brecha, el trabajo que están haciendo muchos ayuntamientos para facilitar ordenadores y conexión a quienes no tienen está siendo muy importante. Hay que seguir reforzando la red de cooperación creada entre la Administración, los ayuntamientos, los centros y las entidades privadas. Ahora hay que arrimar el hombro, y dar la mejor salida a este curso en este contexto de pandemia, pero luego seguir reflexionando sobre qué hemos aprendido y qué toca hacer a partir de ahora".

Orientaciones. Estas son algunas de las orientaciones del Ministerio de Educación para abordar el final de curso 2019-2020.

Evaluación.

-Las Administraciones educativas, los centros y el profesorado adaptarán el sistema de evaluación, con el objetivo prioritario de que los estudiantes no pierdan el curso y puedan continuar avanzando en su formación, teniendo en cuenta de manera especial la situación de los estudiantes más vulnerables. Se usarán diversas modalidades de evaluación, incluidas la autoevaluación y la coevaluación, y combinarán la información cualitativa y la cuantitativa.

-Los centros educativos y el profesorado emitirán un informe individual valorativo del trabajo realizado por sus estudiantes en el curso, que incluya los retrasos que hayan podido producirse y un plan de recuperación de estos.

-La promoción de curso será la norma general en todas las etapas, considerándose la repetición de curso una medida muy excepcional, que deberá estar sólidamente argumentada y acompañada de un plan preciso de recuperación.

-La titulación debe ser la práctica habitual para los alumnos de Cuarto de ESO y de Segundo de Bachillerato y de FP, para lo cual las Administraciones educativas adaptarán los criterios exigibles para obtenerla, pudiendo organizar pruebas extraordinarias de recuperación y titulación a las que podrán presentarse quienes así lo deseen, con posibles exenciones de partes de estas.

"Habrá que tener en cuenta la salud mental y física de los jóvenes con el confinamiento"

Decano Psicología y Educación Deusto

"Con la evaluación nos enfrentamos al dilema de priorizar la utilidad o la precisión"

"La crisis nos brinda una oportunidad para dotar al profesorado de más autonomía"

Decana HUEZI Mondragon Unibertsitatea

"Ahora hay que arrimar el hombro y luego reflexionar sobre lo que hemos aprendido"

"El currículum académico se debe ajustar a esta situación de confinamiento"

"Hay que identificar los contenidos prioritarios y definir los criterios de evaluación"

Decano de Educación de la UPV/EHU