OS memes se multiplicaron el fin de semana más que el propio coronavirus. Cada día surgen nuevos chistes que se expanden por la red. Uno de sus protagonistas es el papel higiénico. La compra masiva de papel de váter deja imágenes impagables. Como la de ese vídeo de un hombre cortando rollos sobre un soporte de jamón y colocando cuidadosamente las lonchas en un plato o una foto de una berza con la frase Se dispara el precio de la berza ante la escasez de papel higiénico. Las muestras de creatividad se han hecho virales en cuanto empezaron a faltar rollos en los supermercados, porque el humor se ha convertido en un mecanismo de defensa para hacer más llevadera la incertidumbre. Así han surgido miles de formas divertidas de afrontar el encierro, como el paisano que se monta una discoteca usando los fuegos de la cocina como platos y la luz de la campana extractora como un proyector de luces led. Tenemos tanta información del coronavirus en el móvil que Ya no vibra, tose.

Los perros son las estrellas y el objeto de deseo en memes recurrentes por la posibilidad de salir a la calle para pasearlos. Así, se puede ver a un can exhausto tirado en un sofá que reprocha a su dueño: Pero si ya me has sacado 38 veces hoy, o a otro con un cartel colgado en su cuello: 1 vuelta: 10 euros; 3 vueltas: 20 euros. Reserva ya. Y si no hay perro de verdad, se pasea uno de juguete, como puede comprobarse en otro chiste en el que un ciudadano tira de uno de plástico por la calle. O también cabe disfrazarse de perro, como un niño con traje de dálmata que le dice a su padre: "Papá, tengo calor". Y el progenitor le responde: "Calla y vamos a la calle".

Se proponían otras muchas formas para entretenerse estos días de encierro, como un poteo casero. "Txabales; no sé si os va a apetecer o cómo andaréis, pero hoy por la mañana voy a tomar unos potes por la zona de la cocina y el baño si no hay mucha gente y por la tarde andaré por la zona del cuarto. Así que si os animáis, me avisáis". Y por supuesto cientos de vídeos acerca de cómo hacer deporte sin salir de casa. Sobre todo, uno que se ve a un tío nadando encima de un patinete, haciendo bici en el triciclo de su hijo y practicando running. ¡Todo en tres metros de pasillo! O el que tira agua y aceite en la cocina e improvisa una cinta para andar.

Los cuadernos de bitácora abundan. En la medianoche del sábado se lanzó el primer diario. Día 1 de aislamiento: Me he comido los Donetes que había comprado para los quince días. Me ha entrado cagalera y he gastado el papel higiénico. Así no llego. La declaración del estado de alarma aviva el ingenio sobre las restricciones. Tras oír a Pedro Sánchez no tardaron en llegar a las redes sociales cientos de ellos que parodiaban, por ejemplo, las peluquerías como negocios de primera necesidad. Como el vídeo en el que se ve a una peluquera con mascarilla separada un metro de su clienta y lavándole el pelo con dos palos de escoba. Tampoco faltan los audios sobre situaciones variopintas que provocan la carcajada: "Me llama un repartidor de Amazon y me pregunta a qué hora voy a estar en casa, el hijop...", cuenta uno, mientras otro pide que se retire el espacio del tiempo de la tele para lo que ve desde su "ventana a un patio interior".