SI la investigación ayuda a diseñar el futuro, el futuro, sin duda, será femenino. Una predicción que se asienta sobre la creciente presencia de mujeres en todos los campos de la investigación y la ciencia, en su mayor protagonismo al frente de equipos y proyectos y en la excelencia de las mujeres científicas. Cuatro investigadoras vascas que trabajan en centros de I+D del Sistema Sanitario de Euskadi confirman que el acceso de las mujeres a los niveles más altos de la investigación en Biociencia no solo es posible, sino que se está produciendo, y eso facilitará que en unos años la mayoría femenina que ya se da en las bases de la carrera investigadora deje de invertirse a favor de los hombres cuando se trata de los puestos de liderazgo.

Itziar Vergara Mitxeltorena, investigadora de Biodonostia; Estibaliz Cristóbal Domínguez, investigadora de Bioaraba; María Luz García Vivar, de Biocruces Bizkaia, y Ane Fullaondo, de Kronikgune, lideran equipos y proyectos de investigación -muchos de ellos a nivel europeo- y con su trabajo demuestran que la relevancia de las mujeres en la actividad científica no es anecdótica, que en los últimos años "las cosas están cambiando y hay más sensibilidad" y que aún hay que trabajar para visibilizar a las mujeres investigadoras.

La celebración Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia es una ocasión para hablar del trabajo que hacen muchas investigadoras que como Estibaliz, María Luz, Ane o Itziar aún tienen que romper estereotipos. Todas coinciden en que la presencia de mujeres en el ámbito de la investigación es mayoritaria, pero su peso se va reduciendo a medida que asciendes en el escalafón. "Aunque somos muchas y la masa crítica es grande, en cualquier institución investigadora se sigue observando que se produce una tijera: en las fases más iniciales de la carrera investigadora somos muchas mujeres, pero en cuanto empezamos a avanzar, en la madurez de la carrera se produce un cruce y a partir de cierto momento los hombres tienen más visibilidad que nosotras", explica Itziar Vergara. Según María Luz García, "tanto en el campo de la Medicina como en el de la investigación médica hay mayoría de mujeres, pero si vas a ver cuántas son Investigador Principal (IP) o cuántas consiguen becas, la relación no se mantiene. Hay más hombres que consiguen reconocimiento".

A pesar de esta realidad el mensaje que transmiten a las jóvenes que quieran adentrarse en una carrera científica es positivo y alentador. Y es que las investigadoras que trabajan en los institutos de investigación sanitaria de Osakidetza destacan que las mujeres van recuperando terreno como líderes de proyectos y equipos y a la hora de obtener reconocimientos por su trabajo. También resaltan que el ámbito investigador que hay en la Comunidad Autónoma Vasca es "excepcional" y facilita esas tareas y carreras que, en su caso, se desarrolla dentro de Osakidetza.

Las investigadoras opinan que para que la situación en su campo siga evolucionando hacia la equidad -"la paridad no es un problema"- hay que fomentar las vocaciones científicas de las niñas y jóvenes y, al mismo tiempo, aplicar medidas para hacer factible la igualdad de acceso, el desempeño y las carreras profesionales. "Durante decenios hemos visto que la presencia de la mujer en la actividad investigadora no ha sido la que correspondía a su presencia en el ámbito asistencial y para vencer esas inercias hace falta actuar de forma coordinada, multinivel y en todos los ámbitos, desde el desarrollo de vocaciones, la capacitación de las profesionales en la actividad investigadora, dotándoles de una red de apoyo para que la puedan desarrollar, hasta la asunción de que el cuidado de la familia debe ser compartido por todos. Los hijos, los mayores y los enfermos de casa son de todos y los tenemos que cuidar entre todos", indica Vergara.

Cuidados con I+D "Cuando alguien piensa en un profesional sanitario, sea médico o enfermera, raramente le añade la visión investigadora y tenemos que hacer un esfuerzo para visibilizar esa labor científica en los campos de la enfermería y la atención primaria, porque en general a las que trabajamos en esos ámbitos no nos asocian con la actividad de investigación", apunta Itziar Vergara. Estibaliz Cristóbal añade que no se trata únicamente de que el colectivo enfermero o de atención primaria no se asocie con la actividad científica, sino que también "es sobre el que pesan más estereotipos relacionados con la mujer y el cuidado". "Son trabajos -dice- que parece que no pueden ser científicos y eso es lo que hay que cambiar. Es un camino que ya se ha iniciado y que va a ir a mejor porque se han puesto medios".

María Luz García, que combina la actividad asistencial con la investigadora en el campo de las enfermedades inflamatorias, señala que su trabajo se conoce poco, ya que la mayor parte de los ciudadanos solo relaciona a Osakidetza con la asistencia sanitaria y "no se dan cuenta de que ahí se hace investigación". Según señala, Osakidetza entiende que la labor investigadora es una parte sustancial de su actividad y dispone de una red de centros y plataformas que apoyan la labor investigadora de los profesionales sanitarios.

Ane Fullaondo, que también desarrolla su trabajo en el ámbito sanitario pero a diferencia de sus compañeras no es médico ni enfermera, reivindica que "la investigación es el fundamento de cualquier tipo de avance" y afirma que trabajar como investigadora le permite "formar parte de eso que promueve los cambios". Preguntada por los aspectos positivos y negativos de este trabajo Ane dice que "es muy enriquecedor tener la sensación de que no estás acomodada, de que te mueves con el mundo, con todos los avances, la tecnología y los hallazgos. Sentirte una pequeña parte de ese avance, ver que contribuyes en algo te enriquece". Por el contrario, aunque en su carrera personal no ha vivido "nada negativo", la investigadora de Kronikgune reconoce que "en investigación básica he visto mujeres excepcionales, con unos curriculum alucinantes, que nunca llegaron a tener ni siquiera la oportunidad de tener un puesto de IP o dirigir grandes grupos". "La impotencia de ver que ellas no lo lograban te desilusiona. Es triste, porque personalmente puedes decidir que no quieres, pero que no tengas la oportunidad... Afortunadamente las cosas cambian".

María Luz García e Itziar Vergara coinciden en muchos puntos del análisis de Ane Fullaondo. Aseguran que lo positivo de investigar es que "enriquece como profesional, te obliga a explorar, a arriesgarte y asumir riesgos. Te amplía horizontes". En lo negativo citan cierta incomprensión familiar por el tiempo que dedican a ese trabajo y "la frustración de ver que la actividad de muchas mujeres no tiene el reconocimiento que merece". "Deberíamos ser capaces de mover algún instrumento adicional para dar visibilidad y soporte a esas mujeres que lo están dando todo y su labor no termina de destacar", añade Itziar Vergara.

Estibaliz Cristóbal, que está abriendo camino en el terreno de la investigación en cuidados, recuerda su vivencia personal "de querer acceder a la investigación y al doctorado y no poder. Ahora ya ha cambiado, pero he tenido esa sensación y frustración". Sobre su situación actual dice que al investigar en un ámbito en pleno desarrollo es muy positivo "ver que tienes impacto en la profesión y en los cuidados, comprobar que los cambios que haces a partir de la investigación tienen su impacto y estamos creando figuras nuevas a partir de la profesión enfermera que antes no existían".

Dentro de este presente más favorable para el papel de las mujeres investigadoras se inscribe el programa RRI (Responsible Research and Innovation), que entre sus seis ejes incluye el de la igualdad de género en la constitución de los equipos de investigación y en la incorporación de la perspectiva de género en los estudios de salud.

Con esas herramientas y el ejemplo de mujeres investigadoras como Ane, Estibaliz, Itziar y María Luz se busca afianzar la idea y hacer realidad "que podemos acceder a lo que queramos a nivel de investigación a pesar de que hay mujeres que aún ven muchos límites y factores desfavorables". "Debemos empezar a creer que podemos".