Bilbao - Las nuevas tecnologías han aportado una infinidad de ventajas al ser humano. Los modos de relacionarse son distintos al de hace dos décadas y, aunque la vida es mucho más cómoda gracias a Internet o las redes sociales, el mundo virtual tiene también sus desventajas. El equipo Deusto Valores Sociales de la Universidad de Deusto, formado por María Silvestre, Estibaliz Linares, Uxue Beloki, Raquel Royo e Iratxe Aristegui, realizaron una investigación sobre la brecha digital de género de los adolescentes vascos cuyos resultados se hicieron públicos ayer en el auditorio de la propia Universidad de Deusto.

Una de las primeras conclusiones a las que llega el estudio es que los chicos dedican más tiempo a los videojuegos y las chicas son más activas en las redes sociales. “Ellas participan más y sufren la presión de los estereotipos y el entorno digital refleja todos los arraigos machistas y las desigualdades de la sociedad. En YouTube encuentran a sus referentes porque ahí están todo el día”, apuntó Estíbaliz Linares. La coautora del informe incidió en que en Internet “estamos encontrando ciertos sesgos”. Así, “las chicas siguen más a youtubers que tienen que ver con la moda, la belleza e incluso todo lo que tiene que ver con la maternidad y los chicos están muy herméticos con el tema videojuegos”, comentó.

Por lo que se refiere al uso de las redes sociales como WhatsApp o Instagram, el estudio encontró que las chicas conviven con una importante presión sobre sus cuerpos y sobreexponen sus sentimientos y sensaciones en la red. Además, según el informe, nueve de cada diez adolescentes en Euskadi afirmaron haber encontrado frases machistas en la red y la mitad se topan diariamente con contenido erótico que cosifica a las mujeres. De hecho, ocho de cada diez adolescentes afirma haber recibido alguna vez vídeos o fotos de chicas desnudas.

Sentimiento de culpa Los adolescentes deben de ser capaces de identificar la ciberviolencia en su entorno, y las chicas percibir los casos de ciberacoso sexual y sexista vinculado por el hecho de ser mujeres. Ellas deben tener claro que no son responsables de este tipo de casos, sino las “víctimas”. “Se ha generado un discurso de culpa hacia las chicas, hacia su cuerpo, y eso al final influye en la propia persona. Al final el cuerpo de la mujer se está convirtiendo en un territorio que todos podemos invadir y eso es un problema muy importante”, advirtió Linares, quien remarcó que desde la sociedad no se apoya a las mujeres para revertir este discurso.

Ante este problema, y tras esta investigación, se aconseja a padres y profesorado escuchar a la juventud para “generar vínculos y confianza” con ellos y que puedan contar sus preocupaciones o problemas como medida de prevención. “Hay que educar sobre pautas de seguridad para evitar ese tipo de ciberviolencia, pero sin culpabilizar a las chicas de los ataques que sufren. El actual sistema educativo tiene un déficit estructural en esta materia y se deben habilitar medios para atender esas situaciones”, dijo.

A la presentación del estudio asistió también la directora de Emakunde, Izaskun Landaida, que no quiso perderse los detalles de este análisis en el que se recogen testimonios de jóvenes, familias y profesorado en torno a los sesgos de géneros y resistencias que se producen en YouTube, redes sociales y videojuegos.

Todas las opiniones fueron clave para elaborar el proyecto bautizado Análisis de la tercera brecha digital de género de las personas adolescentes de la CAE y financiado por el departamento de Educación del Gobierno vasco en la convocatoria de Investigación Básica y Aplicada, y en la de Proyectos de promoción de la igualdad de mujeres y hombres en el ejercicio 2019 de la Dirección de Igualdad de la Diputación Foral de Bizkaia.