BILBAO. “Hay personas con mucho poder adquisitivo que se gastan un dineral en una colonia y, sin embargo, le racanean a la trabajadora la paga extra o la tienen seis años sin subirle un euro”, denuncia la procuradora Liz Quintana, quien pidió recientemente en el Parlamento Vasco la abolición del trabajo interno.

¿Cuántas empleadas de hogar y cuidados hay en la CAV?

-Están dadas de alta 30.000, pero se estima que podrían ser el doble.

¿Cuál es su perfil?

-En el caso de las externas, la proporción de autóctonas y migradas es similar. En el régimen interno, entre el 95% y el 98% son mujeres migradas y una parte muy importante están en situación irregular.

Sin las cuidadoras, muchos no podrían ir a trabajar. ¿Se valora suficientemente su labor?

-No. En la medida en que podemos nos escapamos de hacer ese tipo de trabajos, pero cuando los hacen otras nos parece que no hacen tanto, que no es tan duro. Sin embargo, cuesta respetar los descansos. Si no hacen nada, ¿por qué las tenemos tantas horas? Si las trabajadoras de hogar y cuidados pararan, realmente el mundo se paralizaría.

¿Qué sueldo perciben de media?

-El precio por hora está en torno a 10 euros, pero hay quien paga 5. En el caso de las externas, hay quien trabaja 30 horas a la semana y gana 700 euros y quien hace 12 horas al día de lunes a viernes y gana 750. Por este mismo salario contratan a una interna y tienen las 24 horas cubiertas. No se establecen categorías profesionales, no hay una limitación de tareas, no se regula la jornada nocturna ni se le pone precio y eso favorece estos abusos.

Se aprovechan de su necesidad...

-Hay casos muy sangrantes. Sabiendo su situación y que no es fácil encontrar vivienda, les dicen: Como te hago el favor de alojarte en mi casa, con la manutención, te doy 500 euros y con eso se lavan la conciencia. Muchas aceptan porque no les queda otra. Les decimos que tienen que reclamar sus derechos, pero jamás las responsabilizamos. Los responsables son los que se aprovechan de esa necesidad y falta de protección legal.

Jornadas maratonianas, sin días libres... ¿Es algo habitual?

-Sí. De hecho, lo sorprendente es encontrar a alguien que hace bien las cosas y respeta los descansos. Las condiciones laborales son terribles, con unos salarios que no se corresponden ni de lejos a las horas que hacen. Nos encontramos también con casos de racismo, clasismo y violencias. Y también de salud.

¿No se les permite ir al médico?

-Recientemente presenté una reclamación de una mujer que hizo esfuerzos levantando a la persona que cuidaba, tenía dolor de espalda y no se le permitió ir al médico. Para cuando no pudo aguantar más la tuvieron que operar de urgencia.

¿Se trata de un hecho aislado?

-Es habitual que tengan problemas de salud y estén cansadas. A veces no las dejan ni ir al médico hasta que colapsan y llaman a urgencias. Cuando les dicen que es fruto de la falta de descanso, el estrés, la mala alimentación o la falta de sueño, la respuesta es el despido. Disfrazado además de favor: Como no estás bien, mejor que te cuides. Perdona, me estás echando por un tema de salud provocado por las condiciones laborales en las que he estado.

¿Qué me dice del alojamiento?

-No todas tienen habitación y, aun teniéndola, no les dejan que tenga un cierre, por lo que no se respeta su intimidad. Ya sea porque la casa es pequeña o por las necesidades de la persona que cuidan, a algunas les obligan a dormir en un sofá del salón o en la misma habitación en una cama al lado o en una silla. No se respeta su derecho al descanso.

¿Aún hay quienes las consideran inferiores e incluso las insultan?

-Sí, hay una carga muy fuerte de clasismo, de creer que lo que te reconozco no es porque son tus derechos, sino porque te hago un favor que me tienes que agradecer. Es un abuso de poder. También hay una carga fuerte de racismo. Se las infravalora pensando que por venir de otro país son incultas o se las menosprecia: Contentas tenéis que estar que os damos de comer, que si no, estaríais muertas de hambre.

¿Son frecuentes los casos de acoso o los abusos sexuales?

-Se han producido siempre, pero cada vez se denuncian más. Hay mujeres que ponen anuncios y reciben una avalancha de llamadas con proposiciones sexuales e incluso fotos explícitas. También hemos visto situaciones de acoso -roces, comentarios machistas, pasas y te toco...- y en algunos casos más graves directamente una violación.

No serán fáciles de probar...

-En el ámbito privado no es fácil poder demostrarlo. Les aconsejamos que graben alguna situación para tener algo a lo que agarrarse. Es muy duro oír esas situaciones terribles. Dices: ¿Cómo es posible que esto se esté dando hoy día en la puerta del vecino o la vecina? Lo que nos llega es la punta del iceberg. Cuántas no lo contarán por no saber a dónde recurrir, por miedo o por vergüenza.