HAY una fecha que en el valle de Arrastaria está marcada en rojo. El 9 de mayo se celebra una procesión que culmina en la ciudad de Orduña, donde un representante por cada una de las localidades de Aloria, Delika, Artomaña y Tartanga se juntan para participar en la rogativa a la Virgen de la Antigua de Orduña. Toda la comitiva se reúne a la entrada de la ciudad desde donde se desplazan hasta el santuario para participar en una misa que finaliza con las entradillas, unas danzas tradicionales individuales. Este ritual está acompañado por la música de un txistu. Y ese txistu lo ha tocado durante muchos años Joseba Larrieta, un vecino de Orduña que comenzó en la música muy joven. “De chaval aprendí solfeo y empecé en la Banda de Música de Orduña”, recuerda el txistulari que unos años más tarde se adentró en el mundo del instrumento tradicional.

Esa relación con el txistu se mantiene en la actualidad, ya que “toco siempre que me llaman y puedo”, puntualiza. Gracias a sus conocimientos han sido muchos los vecinos de la ciudad los que han aprendido las claves de este instrumento. “Con 30 años me fui a Francia a trabajar en una fábrica y estuve allí tres años”, rememora Larrieta que a su vuelta se convirtió en el profesor de decenas de vecinos de Orduña que se interesaron por aprender a tocar el txistu. “Me di cuenta que nadie enseñaba a tocar y en una cabaña cerca de mi casa empecé a dar clases a un chaval”, cuenta este hombre que poco a poco vio cómo más personas querían acercarse a este instrumento gracias al boca a boca: “Los jóvenes empezaron a enterarse y aprendieron conmigo”. Esta particular escuela tuvo continuidad en unos locales que cedió el Ayuntamiento de Orduña y el éxito con el txistu, a pesar de “no tener ni atriles”, se debió a “base de meter muchas horas”.

Decenas de minutos de práctica para que el sonido del txistu se escuchara en múltiples localidades. “Como txistulari he tocado en toda la zona de Aiala, en los alardes de Donostia, Eibar, Bilbao? Íbamos a todos los alardes que había”, desgrana Larrieta. Precisamente, en esa comarca alavesa es donde ha desarrollado gran parte de su labor. “He tocado en muchos concursos de aurresku o de jotas”, comenta el txistulari que todavía guarda en su memoria las ocasiones en las que tocó “solo en el concurso de aurreskus de Amurrio. En aquella época no había muchos txistularis y había que estar”.

De sus años de máximo apogeo como txistulari, Larrieta evoca “los conciertos que preparábamos en Laudio y Ugao-Miraballes. En esta villa estuve muchos años organizando los actuaciones de txistu”. Pero donde manejó la batuta durante mucho tiempo fue en Orduña ya que “yo era el encargado” de dirigir los conciertos.

Y aunque hoy en día ya no está tan ligado a la música, siempre se muestra dispuesto a colaborar. “Por circunstancias, ahora estoy un poco limitado de tiempo, pero siempre que puedo, voy. El otro, día con motivo de Santa Cecilia, estuve tocando. Estaba libre y fui a tocar”, explica Larrieta que reconoce la calidad de los nuevos txistularis que le han cogido el relevo. “Ha salido una promoción muy buena”. Un grupo que intentará seguir las enseñanzas que Joseba Larrieta marca en Orduña.