Bilbao - Mari Carmen Hernández es la responsable de acompañar a las socias de Acambi durante y después de que están sufran el cáncer de mama. A partir de ahora, también acompañará a los familiares directos de las pacientes con metástasis. “Estaremos con la familia desde el proceso de aceptación y después de la pérdida”, explica.

Las socias de Acambi disponen de un servicio psicológico.

-Sí, tenemos un servicio psicológico que atiende a las socias si ellas lo necesitan. La primera toma de contacto la realizan las voluntarias de la asociación y les explican que tienen una psicóloga a su disposición. Yo las suelo llamar para darles la bienvenida a la familia de Acambi y es cuando les pregunto cómo se encuentran emocionalmente y si creen que necesitan de mi servicio. Si dicen que sí, automáticamente entran en tratamiento.

Generalmente, ¿en qué fase están cuando acuden a su consulta?

-Hay un poco de todo. Hay personas que están en el proceso de aceptación de la enfermedad, otras que no lo entienden y se culpan quizá por el estrés que vivieron en algún momento de sus vidas y creen que por eso les ha venido la enfermedad. Muchas otras personas tienen mucho miedo de cómo comentárselo a sus familias, a los padres, a los hijos? O qué va a ser de sus vidas a partir de ahora. Te encuentras con aspectos muy variados. Lo que sí que es cierto es que cada vez vienen más personas jóvenes.

También ofrece servicio a mujeres con metástasis, ese 20% que aún no tiene cura. ¿Cómo son las sesiones?

-Funciona como un grupo de autoapoyo entre ellas. Tienen aquí su pequeño espacio donde pueden hablar con total libertad. Se pueden entender unas con otras. Todo el mundo va a morir, pero que te digan que con esta enfermedad tienes un tiempo? Aceptarlo es muy difícil. Lo bueno que tiene este grupo es que ellas hablan con total naturalidad porque entre ellas se entienden a la perfección. Hablan de las cosas que no pueden hablar con otras personas porque no solo piensan que no las van a entender, sino que les va a doler mucho. En este grupo se abren mucho.

¿En qué asunto hace más hincapié?

-En que suelten las emociones. Que si ellas quieren contar lo que quieren contar que lo digan con naturalidad. Si tienen que llorar, que lloren. Tratamos de no reprimir. Si una persona por la razón que sea se pone a llorar está prohibido ese consuelo, ese abrazo o decir ese “no llores”. Hay que expresar con normalidad las cosas. Se tienen que desahogar, mostrando tal cuales son sus emociones y que digan cómo se sienten en ese momento.

Porque es importante hablar de lo que duele.

-Exacto. Hay que exteriorizar lo que duele. Generalmente no nos cuesta nada hablar de las cosas bonitas, pero cuando hay algo que nos preocupa muchas veces no lo exteriorizamos por temor a cómo va a ser recibido. Todo lo que se reprime acaba como una olla a presión. Hay que dejarlo soltar y hay que normalizarlo dentro del proceso.

A partir de ahora Acambi también ofrecerá servicio psicológico a los familiares directos de pacientes con metástasis.

-La asociación ha hecho cambios y han sido buenos. Para 2020 queremos arrancar las sesiones para familiares con cuatro grupos de apoyo a demanda de las socias. Trabajaremos en grupos con los padres de las socias y en otro estarán los hijos. De hecho, ya sabemos de dos socias a las que, por sus circunstancias, daremos apoyo a sus hijos.

¿Habrá grupos de acompañamiento durante el proceso?

-Sí. Haremos una línea de acompañamiento cuando el pronostico sea malo para la aceptación final. También nos gustaría que cuando se de ese final y hayamos trabajado con la persona y su unidad familiar, poder seguir atendiendo a la familia que se ha quedado para acompañarles en el proceso de duelo.

¿Cómo afronta este reto?

-Lo veo con mucha ilusión. Veo que es necesario y que tenemos que informar a las socias de la importancia, aunque ya lo saben, que tiene esa unidad familiar y de darles también ese apoyo. Ellas no están solas, no porque esté Acambi como asociación, sino porque también están acompañadas de una familia. Para mi es un reto muy importante y muy bonito y lo digo con mucha emoción.

Bonito y complicado.

-Sí. Desde aquí lo que también se pretende es dar pautas porque cuando la enfermedad entra, las propias socias dicen que se suele producir una sobreprotección de la persona enferma y cambian todos los roles en la familia. Muchos padres adquieren sentimientos de culpabilidad al ver que su hijo está enfermo y se preguntan por qué no les ha pasado a ellos. Por eso, hacer este acompañamiento y esa guía de cómo es, de cómo se puede llevar... es muy importante. Y ese es el paso que hay que dar ahora.