Bilbao - Mañana arranca el nuevo curso escolar en Euskadi. Atrás quedaron las vacaciones y las siestas con la retransmisión del Tour de fondo. Pero en la escuela vasca, todo sigue tal y como se dejó en junio, con el conflicto en los colegios concertados apuntando hacia una huelga indefinida. Unas 100.000 familias vascas están ahora más pendientes de que no se reproduzca la caótica situación del curso pasado -con 24 días de huelga- que de si Pedro Sánchez logra formar Gobierno en España. Por ahora, las partes guardan silencio. Quienes ya están en huelga son las trabajadoras de administración de las escuelas infantiles del consorcio Haurreskolak. También suenan tambores de guerra en el conjunto de la red pública porque el acuerdo suscrito el año pasado entre el Departamento Educación y todos los sindicatos -excepto ELA- para renovar el convenio de 2012 estaría bloqueado, según las centrales.

Todo parece indicar que el frente laboral heredado y el que amenaza con abrirse pondrán a prueba los resortes tanto de las patronales Kristau Eskola y AICE, como del propio Gobierno vasco para sacar la conflictividad de las aulas. Disfrutar de un buen clima dentro de la escuela es vital en cualquier curso académico. Pero en este lo es por partida doble porque el Gabinete que dirige Cristina Uriarte llevará su proyecto de Ley Vasca de Educación al Parlamento para su debate. Cosa distinta es que el equipo de Uriarte logre sacar adelante la norma que sustituirá la Ley de la Escuela Pública Vasca de 1993 y que está llamada a regular el “conjunto” del sistema educativo las próximas décadas.

Debate y aprobación de la Ley vasca de Educación Aunque no imposible, la empresa no será un camino de rosas para la consejera Uriarte, como no lo ha sido el propio desarrollo del proyecto Heziberri 2020 del que nace la ley. EH Bildu y Elkarrekin Podemos ya se han manifestado en contra del texto porque, según dicen, es demasiado generalista y elude cuestiones centrales, como la segregación del alumnado de origen extranjero y la financiación de las distintas redes. En la búsqueda de mayorías, el voto del Partido Popular será determinante. Pero el hecho de que el Partido Popular apueste abiertamente por reforzar económicamente los colegios concertados podría incomodar al PSE, socio de gobierno del PNV, que siempre se ha destacado como un firme defensor de la escuela pública.

En el plano social, la ley tampoco cuenta con el respaldo unánime del sector educativo. Y eso que desde la pasada legislatura el Gabinete Uriarte ha hecho denodados esfuerzos para abrir el texto a las aportaciones de una treintena de agentes educativos y sociales vinculados a la enseñanza. Como resultado de este largo proceso de consulta, Educación alumbró el texto Bases para el Acuerdo Educativo. Pero este documento, pese a contar con el aval del Consejo Escolar de Euskadi, se ha ganado el rechazo de pesos pesados del sector, como los sindicatos, las asociaciones de familias (Ehige) y los directores (BIHE) de la red pública.

El nudo gordiano del desencuentro es que en la pública temen que el objetivo principal de la ley no sea desarrollar un nuevo currículum adaptado al siglo XXI, como se recoge en el documento de bases, sino definir como “servicio público” la escolarización ofrecida por la red concertada, mejorando su financiación y equiparándola a la red pública. En este sentido, Ikastolen Elkartea y Kristau Eskola (KE), que estuvieron junto a la consejera en la foto del marco pedagógico y los decretos del Plan Heziberri 2020, ya han anunciado que no apoyarán la ley sin esta no reconoce expresamente el servicio público que prestan. La patronal de los colegios religiosos va más allá incluso y exige directamente un incremento del 25% de los fondos públicos que percibe la concertada debido a su “infrafinanciación”.

En fin, con este panorama lo que menos puede interesar a Educación es que las aguas bajen revueltas en las aulas agitadas por conflictos laborales.

Resultados: Informe PISA y Evaluación de Diagnóstico Otro de los puntos que, sin duda, marcarán este curso será la publicación en diciembre de los resultados del Informe PISA 2018 y de la Evaluación de Diagnóstico 2019 realizada en mayo a todo el alumnado de 4º de primaria y 2º de secundaria. Ambos informes serán una prueba de fuego para saber si las medidas de mejora impulsadas por el Gabinete Uriarte han conseguido frenar el retroceso experimentado por el sistema educativo en las dos últimas evaluaciones externas.

La expectación en los centros educativos por tener los resultados en sus manos es máxima. No en vano, por primera vez desde que Euskadi participa en el Informe PISA, el alumnado vasco rindió por debajo de la media española en Lectura, Matemáticas y Ciencias. Cada vez son más los organismos y especialistas que piden relativizar la trascendencia de PISA. Pero lo preocupante del último informe no es la mala foto de coyuntura que aportó, sino que fue la confirmación de la tendencia a la baja advertida ya en la Evaluación de Diagnóstico 2015 realizada por el Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa (ISEI-IVEI). La ED 2015 reveló un retroceso del alumnado de 4º de primaria en todas las competencias básicas, menos en Ciencias y constató un paso atrás en Euskera y Matemáticas en 2º de Secundaria.

A la luz de las evidencias científicas que confirmaban el bajón, el Departamento lanzó algunas medidas para elevar el rendimiento de los estudiantes, como el Plan Lector y la Estrategia STEAM (acrónimo inglés para ciencia, tecnología, ingeniería, artes y humanidades, y matemáticas). Entre otros objetivos, este último plan pretende incrementar la presencia y eficacia de la educación científico-técnica en las diferentes etapas formativas e impulsar la formación del profesorado en el desarrollo de la educación STEAM. Este año se convertirá, en cierto modo, en la prueba del algodón para ambos programas. Antes, el curso 2014-2015, el Departamento ya puso en marcha el programa Hamaika Esku para ayudar a los centros cuyo rendimiento estaba un 5% por debajo de la media vasca en el Informe PISA 2012. A día de hoy existen 53 centros Hamaika Esku.

La segregación del alumnado extranjero en la red pública PISA también puso de manifiesto que Euskadi tiene un bajo porcentaje de estudiantes con alto rendimiento, así como un elevado porcentaje de alumnado de bajo rendimiento y un bajo porcentaje de escolares de entornos menos favorables que alcanzan un rendimiento satisfactorio. Es decir, que el sistema no es todo lo equitativo y eficiente que debiera en función de sus recursos.

Esta realidad conecta directamente con uno de los problemas que más preocupan hoy en día a profesionales del sector y a las familias: la segregación del alumnado extranjero en la escuela pública. En términos globales hay un mayor porcentaje de alumnado extranjero en la red pública (66,5% frente al 33,5% en la red concertada, fundamentalmente en Kristau Eskola).

Según el estudio La Escolarización del Alumnado de Origen Extranjero en el Sistema Escolar de la CAPV, hace dos cursos había 44 centros en los que más de la mitad de su alumnado era extranjero, el 5,05% del total de los centros de Primaria y Secundaria. Pero ni todos los guetos pertenecen a la red pública, ni todos los centros públicos soportan unos niveles de diversidad mayores que muchos concertados. En concreto, 15 de los colegios con alta concentración eran de Kristau Eskola, mientras que el 70% de los institutos y la mitad de los centros públicos de Primaria escolarizaban a un porcentaje de alumnado migrante por debajo del 20%. Consciente de esta realidad, Educación creó hace dos años el Índice de Necesidades Educativas (INE), una herramienta que permite dotar de recursos adicionales a los centros que más lo necesitan para aliviar la carga de trabajo que provoca una atención adecuada de este colectivo. Este índice mide varios indicadores para fijar si un centro tiene altas necesidades: resultados escolares, el porcentaje de alumnado repetidor, el índice socioeconómico de las familias, el origen del alumnado y sus familias, la tasa de alumnado becario. Se identificaron 120 centros públicos de Primaria con altas necesidades y Educación contrató 126 nuevos docentes de apoyo. El INE se extenderá este curso a las aulas de 3º y 4º de secundaria de la red pública, que acoge al 67% del alumnado de origen extranjero.

Lakua también reconoce la existencia de un mayor problema en Gasteiz porque se superponen un fenómeno de concentración de esta población en un espacio geográfico reducido y existe una percepción ciudadana de sobrerreprentación del colectivo. Por este motivo, el Departamento y el Ayuntamiento de Gasteiz firmaron en julio un protocolo antisegregación que incluye toda una serie de medidas para favorecer una “escolarización equilibrada” del alumnado extranjero. La pega es que sigue sin convencer a la Plataforma a Favor de la Escuela Pública.

Este curso también se pondrá en marcha en la capital alavesa el programa Magnet-Erakarri. Inspirado en los Magnet Schools de EE.UU. y en el Programa Magnet de Catalunya. El objetivo es crear alianzas entre centros con alta diversidad social e instituciones de excelencia vascas. Según Educación, el programa pretende “impulsar un vínculo relacionado con el ámbito de conocimiento de la institución en cuestión, para a partir de ahí articular y desarrollar un proyecto de innovación compartido. Un proyecto educativo innovador, de calidad, atractivo y que se convierta en referencia en su entorno más cercano”. A través de esta acción, además de contribuir al éxito académico del alumnado, el nuevo proyecto persigue “atraer el interés de familias del barrio de perfil más heterogéneo en aras a equilibrar la composición social de dichos centros”.