PORTUGALETE. La Iglesia de Santa María de Portugalete ha acogido este miércoles el funeral por José Moreno Torres, fallecido el pasado lunes a los cien años de edad.

Antes del inicio de la ceremonia religiosa, el portavoz y consejero de Gobernanza Pública y Autogobierno del Ejecutivo vasco ha definido a José Moreno como "un gran hombre con un corazón generoso que dedicó toda su vida a luchar y trabajar por la democracia y por Euskadi".

También ha asistido al funeral la secretaria general de los socialistas vascos, Idoia Mendia.

Moreno sufrió un infarto cerebral la pasada semana y fue trasladado al Hospital de Santa Marina, donde ha fallecido el lunes.

Los gudaris fueron los soldados que se apuntaron al ejército organizado por el Gobierno vasco durante la Guerra Civil. Se desconoce cuántos quedan aún vivos, y el pasado domingo se rindió un homenaje al donostiarra Gerando Bujanda al cumplir cien años.

A José Moreno se le llamaba "el último gudari" porque era el que más proyección pública tenía: participaba todos los años en el homenaje en Artxanda a gudaris y milicianos, mandaba frecuentes cartas al diario "Deia", se escribió un libro sobre él e incluso este año el "New York Times" le dedicó una página.

Moreno nació en Zorrotzaurre (Bilbao) en 1918, y con 14 años ya se embarcó en un barco que transportaba carbón a Inglaterra.

Al empezar la guerra, en 1936, cuando tenía 17 años, se apuntó al ejército del Gobierno vasco, como zapador del batallón San Andrés, donde se dedicó a construir trincheras.

Después, pasó a ser fusilero; tras la rendición del ejército vasco en Santoña, estuvo en un campo de trabajadores forzados en Zaragoza y luego en la cárcel, hasta que le soltaron con 24 años.

A su vuelta a Euskadi, se casó, se asentó en Portugalete y trabajó en los astilleros de La Naval.

Con la vuelta de la democracia, Moreno participó en una asociación que recordaba a los excombatientes, y acudía todos los años a la ofrenda floral en su honor en "La Huella", un monumento levantado en Artxanda.

Allí, en 2012, todavía lanzó un discurso en el que recordó a "los que dieron su vida por defender la democracia en el País Vasco, que tanto sufrió por el terrorismo ejercido por el franquismo", y pidió que se reconociera a las víctimas del franquismo y que desaparecieran "todos los símbolos" de aquella época.