Bilbao - Lucía García se confiesa “novata”; Tomy es su primera mascota, un precioso cachorro beagle de nueve meses. Sus vacaciones de este verano, en Cabo Verde, no las pudo compartir con él pero en Semana Santa viajaron a la costa de Cádiz en su compañía. “Conil, Sanlúcar de Barrameda, Tarifa...”, enumera. “Estuvimos muy a gusto con el perro porque, al no ser temporada alta, se podía entrar con él sin ningún problema a todas las playas, la zona estaba muy tranquila... La verdad es que fue una experiencia muy buena”, rememora.

De ese viaje se trajo, además de los buenos recuerdos, la sensación de que en Euskadi existe una mayor cultura con respecto a estos animales de compañía. “En Cádiz, por ejemplo, no sé si es porque no hay tantos perros pero apenas recogían las heces... Nos quedamos un poco impactados”, afirma.

No tuvieron problemas respecto al alojamiento -“los tíos de mi novio tienen una casa allí así que no tuvimos que buscar un hotel que admitiera perros”, explica- pero está convencida de que cada vez hay más opciones para las personas que viajan con sus mascotas también en vacaciones. “Solo aquí en Bilbao ya hay un montón”, afirma. No entiende, sin embargo, las limitaciones que existen en algunos establecimientos respecto al peso o a la raza del animal. “Hay algunos que solo admiten perros hasta diez kilos o solo determinadas razas. ¿Qué más te da? Si aceptas, aceptas; si no, no digas que aceptas”, argumenta.

Ahora que ha entrado en su vida, admite que solo se plantearía dejar a Tomy en casa en caso de volar a lugares lejanos como su último destino. “Ya no es solo por el vuelo, son las vacunas, el tipo de turismo que haces en esos lugares...”, explica. - A. A.