LA vida de Jesús Rodríguez dio un vuelco hace dos años. “Fue todo de golpe; estaba bien pero se me fastidiaron los riñones”, cuenta a DEIA este vizcaino de 80 años. Desde entonces y, tras quince días en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Galdakao, acude tres veces por semana a la Unidad de Diálisis del hospital galdakaoztarra.

Esta unidad ha recibido recientemente una visita muy especial. Cuatro jóvenes, alumnos del profesor Ager Cuadrado de Mertzede Ikastetxea en Gernika, acudieron al centro hospitalario para amenizar la jornada a los pacientes. ¿Su misión? Hacerles mover el esqueleto dentro de sus posibilidades. “El objetivo es promocionar la actividad física tanto en enfermos crónicos como en gente en diálisis y trasplantados, porque creemos que es beneficioso para todos. Y no solo a nivel físico, sino también a nivel mental. El ejercicio físico es una medicina que en pocos hospitales o consultas te recetan, pero es muy efectivo”, afirmó a DEIA Cuadrado, quien pertenece a la Asociación Txplusvida.

Él mismo sabe perfectamente lo que sienten los trece pacientes que se encuentran entre esas cuatro paredes. “Yo hace dos años estuve aquí y se pasa muy mal”, reconoce. Por eso, sabe de primera mano que la actividad física es “muy beneficiosa” en estas situaciones y no dudó en poner en marcha un proyecto para facilitar la recuperación de los pacientes. Así, se lo explicó con todo detalle a sus alumnos, quienes no dudaron un segundo en formar parte de esta iniciativa.

Ya en la Unidad de Diálisis, los cuatro jóvenes lo tienen todo controlado. “Primero os vamos a enseñar cómo es la coreografía y después os la explicamos paso por paso”, comienzan con una gran sonrisa. Cuadrado da al play y la canción Sueños de color, de Esne Beltza, comienza a sonar. Los pacientes, entre los que se encuentra Jesús, no pueden estar más entusiasmados. Las risas se entremezclan con los movimientos de brazos. Los minutos pasan y la mente cada vez trabaja más. “¡Qué no me sale!”, protestan algunos, mientras que otros animan a sus compañeros. Los médicos, enfermeras y auxiliares allí presentes no dudan en unirse al baile y, al final, como no pudo ser de otra manera, lo consiguen. Los aplausos toman el protagonismo y la satisfacción de María Basterretxea, Carol Takeo, Asier Martín e Iker Romero -alumnos de Cuadrado- no puede ser mayor. “Cuando nuestro profesor nos lo propuso nos ilusionamos muchísimo con esta iniciativa”, aseguran. Según confiesan, al principio estaban “un poco nerviosos” porque “nunca” habían hecho nada parecido y no sabían cómo iban a reaccionar los pacientes. “Podría llegar a ser duro o a ellos igual no les gustaba”, admitían. Pero mientras mostraban a los pacientes la coreografía esas preocupaciones se desvanecieron. “Venir aquí ha sido la mejor decisión que hemos tomado. Volveríamos a repetirlo una y mil veces más”, aseguran entusiasmados. “Hemos estado muy cómodos”.

“Ha sido extraordinario” Carmen González Ríos, supervisora de la Unidad de Diálisis lo tuvo claro. “Ha sido extraordinario”, reconoce. Y añade: “Que estos chavales se hayan atrevido a venir aquí es impresionante. Sobre todo por el objetivo social que tiene, para que vean otras realidades y que sean conscientes de que, con pequeñas cosas, pueden ayudar y alegrar a otras personas que lo necesitan”. De hecho, solamente hizo falta ver los rostros de los pacientes. “Había un par de ellos a los que no les apetecía mucho y al final se han animado a moverse un poco”, añade.

Y es que los pacientes acuden tres horas y media, tres veces a la semana, a la Unidad de Diálisis. “Aquí estamos algo tristes porque es mucho tiempo”, asegura Jesús. “A veces cuando salgo de aquí me tengo que tumbar un poco porque en ocasiones sales mareado”, dice este veterano aficionado al canto, quien además también suele salir a pasear “un poquito porque todavía mis piernas no tienen mucha fuerza”.

De hecho, cuando las trabajadoras del Hospital de Galdakao les comunicaron que cuatro jóvenes iban a ir a hacerles una visita les hizo mucha ilusión: “Estamos muy agradecidos porque creemos que es importante que venga gente aquí porque estamos aquí en la cama aburridos y tristes”. Y Jesús añade: “¡Faltaría más que no participásemos!”.

Esta iniciativa fue puesta en práctica por primera vez en un hospital de Asturias: “Hicimos una pequeña coreografía para llevarla a cabo en la unidad de diálisis” y tal fue la buena aceptación que tuvo que no dudaron en llevarla a diferentes comunidades autónomas, entre ellas Bizkaia, con el fin de visibilizar la necesidad de convertirse en donante

Tal y como informó DEIA, Euskadi registró el año pasado una tasa de 64,4 donantes de órganos por millón de habitantes, lo que le sitúa 16 puntos por encima de la media estatal. Así lo comunicó la presidenta de la Asociación Alcer Bizkaia, Belén Herrera durante la celebración del Día Internacional de los Donantes de Órganos. 2.522 personas han sido trasplantadas en la última década en territorio vasco: 1.543 renales, 704 hepáticos, 145 cardiacos y 130 pulmonares.