MADRID. Así lo asegura un equipo de investigadores españoles -entre los que figura personal de la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior- en un estudio científico publicado por la revista "Plos One".

Los científicos han analizado los 655 feminicidios -en concreto, de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas- ocurridos en España entre el 1 de enero de 2007 y el 31 de diciembre de 2017 para esclarecer si hay una interdependencia temporal entre ellos y, por tanto, un efecto contagio.

Este efecto se define como "el acto criminal que toma como modelo o se inspira en un crimen anterior que ha sido dado a conocer por los medios de comunicación o ha sido descrito en la ficción".

Al estudiar si es más probable que se produzca un nuevo caso días después de conocerse uno anterior, la primera conclusión a la que ha llegado el equipo es que la distribución temporal de estos asesinatos no es uniforme y que a partir de 2011 se registra un cambio de tendencia a la baja del número de feminicidios por año, si bien reconoce que será necesaria investigación posterior para determinar las causas de esta inflexión.

"La distribución de los asesinatos no es uniforme a lo largo del tiempo. (...) Hay una tendencia importante de descenso y poderosos indicios de un importante cambio en la distribución de esos sucesos a finales de 2011. Las causas de estos cambios en la distribución de los feminicidios son desconocidas y se necesita más investigación para entender este comportamiento y reducir la incidencia de este crimen", escriben en el artículo.

Tras hacer distintos análisis y simulaciones -y teniendo en cuenta que en España se le da una cobertura amplia a esta problemática en los medios de comunicación-, el equipo ha descubierto que "no hay resultados estadísticos relevantes que apoyen la existencia de un efecto de imitación en los asesinatos de género en España".

El hecho de que ocurran asesinatos previos en el ámbito de la pareja o expareja "no es un indicador útil para predecir crímenes futuros a escala nacional. Esto implica que futuras investigaciones deben continuar buscando posibles patrones e indicadores que contribuyan a predecirlos y prevenirlos, sin considerar la correlación temporal entre ellos".

Por ello, los científicos consideran que las medidas para prevenir esta violencia -que ha acabado con la vida de 999 mujeres desde 2003- no han de responder con urgencia a la alarma que se genera cuando se producen varios asesinatos en un corto periodo de tiempo, sino centrarse en una planificación cuidadosa.

Asimismo, descartan que los medios de comunicación tengan que limitar la cobertura que hacen de los feminicidios, ya que su actividad no tiene efecto en la aparición de nuevos casos mortales.

"Los feminicidios son un tema que aún necesita investigación. La contribución de este artículo es manifestar con seguridad que futuras acciones preventivas no deben centrarse en las relaciones temporales que existen entre los crímenes y que no hay prueba de que exista un efecto contagio. Por tanto, no se deben evitar las noticias y la cobertura de los medios sobre este asunto", concluyen los investigadores.