Bilbao - En los últimos meses se han constituido las diferentes comisiones de coordinación contra la violencia de género en el Estado. Su objetivo es “coordinador de aquellas políticas públicas que pudieran tener relación o repercusión en el ámbito judicial”, explica Subijana.

¿Qué objetivos se han fijado?

-Los objetivos iniciales son tres: uno es analizar cómo podemos coordinarnos entre las diferentes instituciones para que, cuando los jueces o los tribunales tengamos que tomar decisiones para proteger a las afirmadas víctimas de violencia de género, hacerlo con el mayor nivel de información posible. A mayor información, a mayor calidad de la información, más posibilidades de que la decisión sea más ajustada en términos de protección. Y esto tiene que ver con conectar el sistema judicial con los sistemas públicos que están en el entorno de lo judicial, que la información que hay transite.

¿El segundo objetivo?

-La política de acompañamiento. Cuando una mujer denuncia una situación de violencia de género se enfrenta a una decisión muy trascendente para ella, porque muy probablemente ha pasado por un proceso personal bastante intenso. Yo parto de la premisa de que la denuncia es un derecho de la mujer, por lo tanto jamás me plantearía un análisis de reproche de la no denuncia. Creo que lo que no tenemos que ir es al punto de culpabilizar, criminalizar, reprochar a la mujer que no denuncia; sino más bien, cuando denuncia, acompañarla. Porque se va a sentir sola ante un escenario que yo no voy a decir que es fácil. Si estás sola ante un escenario que te genera tensión, las probabilidades de que desistas o retires la denuncia o decidas no declarar son muy altas. En 2015 fue aprobado el estatuto de la víctima que reconoce el derecho de cualquier víctima a ser acompañada durante el tránsito judicial.

¿Sería un profesional?

-Profesional o no profesional, puede ser un hermano o una hermana, una amiga, alguien que ella decida. Es una figura que tenemos que alimentar, darla a conocer. En el sistema institucional tenemos que trabajar el ámbito informativo de tal forma que la información sea empática, porque entregar a alguien un conjunto de documentos para que los firme no es algo que facilite la comunicación y el conocimiento. Pensar que eso es una información es mucho pensar; pensar que esa mujer está en condiciones para comprender en toda su magnitud lo que ahí se le está poniendo es mucho pensar. Hay que crear espacios de privacidad, donde se les informe de sus derechos. Y después, si la mujer decide que quiere estar acompañada, hacer viable esa decisión. Que las declaraciones en sede policial o judicial se produzcan en esa compañía. Para que una mujer pueda mostrarse fuerte durante el proceso tiene que estar acompañada.

Sin embargo, hoy en día todavía se sienten solas y desamparadas.

-Es una carencia muy clara. Una buena coordinación entre el servicio de atención a las víctimas o los servicios sociales y el sistema judicial sería importante para coordinar el acceso de la mujer a dependencias judiciales. Parecen tonterías, pero que la mujer conozca antes la sala de juicios es importante, porque un sitio desconocido crea más ansiedad que uno conocido. Que el acompañamiento sea real, que exista buena coordinación para que en el momento clave de la declaración esté en un escenario lo menos invasivo posible. No voy a plantear a una mujer que va a ser un escenario fácil, pero dentro de la dificultad, hacerlo lo menos lesivo posible.

¿Necesita más formación el personal que está en contacto con las víctimas? ¿Más empatía?

-Hay un trabajo formativo que ya se ha hecho, pero todavía hay mucho por hacer, creo que sobre todo en la calidad de la información, hay un recorrido muy amplio de mejora, creo que lo podemos constatar en el hecho de que cuando se habla de información, se habla de documentación. Comunicación es un espacio de empatía con un lenguaje lo más comprensible posible.

Antes ha dicho que tenían tres objetivos. ¿Cuál sería el tercero?

-El último tiene que ver con el nivel de tratamiento de la denuncia de una mujer. Si uno analiza los datos estadísticos, ve que hay mucho juicio rápido en materia de violencia de género y el enjuiciamiento rápido lo que conlleva es que es tan rápido que en vez de analizar la situación de base, es decir la posible existencia de una violencia habitual, nos quedamos en el acto concreto que ha motivado la denuncia. Este último punto está también conectado con el primero: a mayor nivel de información, mayor conocimiento de una situación y por tanto más posibilidades de encauzarla. Y sabiendo que cuando hablamos de enjuiciamiento no rápido no quiere decir que la protección no sea inmediata. Hay que diferenciar protección inmediata de enjuiciamiento inmediato.

¿Por dónde pasa la lucha contra la violencia de género?

-A nivel de diseño normativo, nos queda adecuar el concepto de violencia de género al convenio de Estambul de 2011, tanto en el ámbito de las víctimas, sino también en ámbitos sociales, comunitarios, laborales, educativos, como en el ámbito de los delitos que pueden ser conceptuados como violencia de género. A nivel de gestión de lo normativo, inversión. En política pública, potenciación del servicio a las víctimas, potenciación de la política de acompañamiento, de políticas que tengan que ver con la atención y evaluación de necesidades de las víctimas. En 2015 se estableció que hay que analizar la necesidad de protección de cada víctima y estamos lejos de ello. Y a nivel formativo, una potenciación de los elementos de formación de todos y cada uno de los entramados institucionales que tienen que trabajar con víctimas de violencia de género. A nivel judicial, creación de más juzgados de violencia sobre la mujer. Porque la ley de 2004 lo que hizo fue crear juzgados de violencia contra la mujer en las capitales de provincia. Y entre los juzgados que no son capitales, a uno de ellos darle competencia en materia de violencia contra la mujer.

Que no es lo mismo.

-Hay que terminar con esa discriminación que existe entre los juzgados de las capitales y los juzgados del resto del territorio histórico, donde se encuentran sin juzgados específicos y sin esa estructura que está en las capitales de provincia. Que la respuesta no dependa del lugar donde reside la víctima.