Bilbao - La obstrucción de las vías aéreas por un trozo de alimento es más común de lo que se supone. De hecho, la asfixia por atragantamiento ha pasado a ser en los últimos años la primera causa de muerte accidental, con 2.336 fallecimientos registrados en el Estado en 2017, una cifra que supera las 1.804 muertes en accidentes de tráfico. Entre la sociedad existe una creciente concienciación sobre el problema del atragantamiento que se refleja en las noticias recogidas en los medios de comunicación, como la reciente muerte de un menor en Olot, asfixiado con un globo.

Este tipo de accidentes provocan entre la población un mayor interés por conocer técnicas como la maniobra de Heimlich, así como aprender a utilizar distintos dispositivos efectivos que complementen la maniobra. También muchos municipios vascos y estatales están creando Espacios protegidos contra atragantamiento en residencias o centros escolares. Además, en algunas comunidades, como la de Madrid, ya ha sido presentada una propuesta de ley para regular la presencia de innovadores dispositivos en comedores de colegios que eviten la muerte de los niños y adolescentes en caso de sufrir algún accidente de este tipo.

Y es que conocer la sencilla maniobra de Heimlich y aplicarla con rapidez puede salvar vidas. Con esta técnica de emergencia, comprimimos el abdomen provocando una tos artificial con el aire que aún queda en los pulmones. Lo que se pretende conseguir es que esa tos expulse el cuerpo extraño que obstruye las vías aéreas, posibilitando de esta forma la entrada de aire. El asunto no es baladí ya que en caso de atragantamiento, la muerte cerebral da comienzo en tan solo cuatro minutos, mientras que a partir de los diez, la muerte es más que probable, por lo que es clave saber cómo actuar y hacerlo con la mayor rapidez posible.

Lo alarmante de las cifras de fallecimientos por estas causas es que la mayoría de ellos podrían evitarse sabiendo actuar cuando se producen estos accidentes y usando el dispositivo LifeVac cuando la maniobra de Heimlich no funciona o cuando no podemos o no sabemos llevarla a cabo.

Fácil manejo Este dispositivo de fácil manejo, muy sencillo e intuitivo no conlleva riesgo al utilizarlo, ya que no es invasivo ni se introduce en el cuerpo, por lo que no daña a la persona accidentada. Funciona por succión, ejerciendo una fuerza de presión tres veces mayor a la maniobra de Heimlich, lo que hace que resulte eficaz cuando aquella no funciona. “Esto ha supuesto un salto cualitativo en la gestión de este tipo de accidentes con alta tasa de mortalidad. Además, es válido para niños y adultos y su mantenimiento es mínimo”, explican a DEIA desde IES Medical, la empresa vizcaina que distribuye el dispositivo a nivel estatal.

El Servicio Vasco de Salud-Osakidetza ya ha incorporado en sus hospitales de Cruces y Basurto, así como en los distintos hospitales de salud mental este dispositivo. También se encuentra en diferentes servicios de emergencia y ambulancias, así como en residencias de ancianos entre otros lugares estratégicos propensos a que se produzcan estos casos.

“La gran ventaja es que no precisa ningún perfil especial o formación específica, como sucede con la maniobra de Heimlich. Por ello también está presente en numerosos hogares”, sostienen desde IES Medical. “El dispositivo es un método extremadamente efectivo en desalojar con éxito un objeto alojado en la vía aérea de una víctima de asfixia por atragantamiento, según indican los especialistas en gastroenterología.

Primer paciente Rafael es paciente de la Asociación de Parkinson de La Roda en Albacete, el Centro Integral de Rehabilitación de Enfermos Neurológico Crónicos. Este centro atiende a unos 270 enfermos neurológicos, los cuales tienen un alto riesgo de sufrir un atragantamiento. Rafael, que se encontraba comiendo en servicio de estancias diurnas del mismo, se atragantó con un pedazo de carne. El equipo que le atendió siguió el protocolo ante atragantamiento en estos casos con cinco palmadas intraescapulares seguido por la maniobra de Heimlich con cinco compresiones abdominales. Después, los sanitarios utilizaron el LifeVac tres veces. Para ese punto, Rafael estaba casi inconsciente. Al tenderlo en el suelo utilizaron el dispositivo una vez más consiguiendo que el alimento comenzara a salir y un buen desenlace para este accidente que podía haber acabado en tragedia.

Una suerte la de este paciente de Parkinson que no tuvieron ni el pequeño de Olot ni otros muchos fallecidos que no encontraron en su entorno personas que supieran practicarles la maniobra de Heimlich, ni tampoco contaron cerca con dispositivos que les ayudaran a expulsar el cuerpo extraño que provocó su atragantamiento. “Fallecimientos que no debieran producirse, ya que la población tendría que tener mayor conocimiento de las sencillas técnicas para ayudar a personas accidentadas y las instituciones tendrían que implementar campañas de concienciación y aprendizaje con la puesta a disposición en lugares estratégicos de los nuevos dispositivos fáciles de utilizar por cualquier persona”, apuntan especialistas.

La historia de Rafael se suma a otros casos de éxito del nuevo dispositivo en Estados Unidos y Reino Unido. Con esta técnica se quiere dar la vuelta a las estadísticas de muertes de asfixia por atragantamiento que hay cada año.