Bilbao -Euskadi vivió el pasado verano un fenómeno que hasta ese momento había pasado desapercibido: la llegada de migrantes en tránsito hacia Europa. Desde el pasado junio, en la CAV se ha atendido a 6.800 de estas personas en su camino hacia el centro y el norte del continente en 218 plazas habilitadas en instalaciones de acogida en Bilbao, Gasteiz, Donostia o Irun. En ellas se les facilitó vales de comida y de ropa.

La mayoría procedían de Guinea-Cronaky (un 40%) y eran hombres (en un 85% de los casos), aunque también se atendió a mujeres (un 13%) y menores (un 2%), y en un porcentaje elevado únicamente pasaron una noche en el País Vasco.

En el caso de Bizkaia, la primera llamada avisando de la llegada de un grupo de personas desde Andalucía la recibió la Diputación el 20 de junio. Ese mismo día, la institución foral se puso en contacto con entidades del tercer sector para abordar su acogida. A los pocos días, también se coordinó con el concejal el área de Acción Social del Ayuntamiento de Bilbao para habilitar recursos para atenderles y el primero se puso en marcha el día 29. Posteriormente, fue el Gobierno vasco quien asumió el liderazgo y la coordinación en este ámbito, y se creó una mesa institucional en la que, además del Ejecutivo de Gasteiz, las tres diputaciones forales y los ayuntamientos de Bilbao, Donostia, Gasteiz e Irun. También participaron colectivos como Cruz Roja, Harresiak Apurtuz, Cáritas, CEAR o SOS Racismo. La mesa trabajó para atender ese flujo de personas migrantes en tránsito, adaptando los recursos de urgencia a una situación en continuo cambio con reuniones semanales, además de mantener un contacto diario.

Atención en recursos En total, se habilitaron 218 plazas en la CAV para atender a estas personas, distribuidas en Bilbao (88 plazas), Gasteiz (35), Donostia (30) e Irun (65). En estos recursos, los migrantes recibieron una primera acogida que incluía asesoramiento, alojamiento, comida, bebida y la posibilidad de conectar con familiares o conocidos a través de red wifi. También se les ofrecía asistencia sanitaria, inicialmente por parte del equipo de Cruz Roja, con posterior derivación a urgencias, si fuera necesario, en coordinación con el Departamento de Salud del Gobierno vasco.

También se mantuvo contacto con el Gobierno estatal, competente en materia de inmigración, así como con las asociaciones de subsaharianos del territorio, la principal red de referencia para ellos.

Desde las instituciones se descartó la existencia de mafias organizadas que operaran desde aquí y también se resistieron a hablar de una entrada “desorbitada. “Es cierto que en los últimos tiempos se está produciendo una escalada, un flujo mayor. Lo que ha despertado las alarmas es la llegada organizada en autobuses pero también evidencia una situación que no nos será ajena y es la saturación que se está produciendo en los puntos de entrada, fundamentalmente a través del Mediterráneo”, manifestaba a principios de verano la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia. - A. Atxutegi