Bilbao - Todo se remonta a 1948 cuando un grupo bilbaino de Acción Católica realizó en barco una peregrinación a Santiago de Compostela. A la altura de cabo Villano lanzaron una botella de vino con un escrito y cinco estampitas de la Virgen de Begoña en su interior. Sin tan siquiera imaginarlo, la botella llegó en perfectas condiciones a la playa de Almáciga, un pequeño pueblo en el nordeste de Tenerife.

Fue tal el impacto creado en el pueblo canario que a día de hoy, setenta años después del acontecimiento, consideran a la Virgen de Begoña como su Amatxu. Así, el próximo 1 de junio será bendecido y abrirá al culto el templo de la Virgen de Begoña de Almáciga. “Hace dos años don Mario Iceta se dirigió a nuestra cofradía porque había realizado una visita a la Virgen de Begoña de Almáciga y la construcción del templo, que comenzó en 2006, avanzaba con gran lentitud”, explicó Javier Diago Elorduy, presidente de la Cofradía de Begoña.

Ante esta situación, la Cofradía de Begoña destinó 18.000 euros para la construcción del templo y ahora planean una peregrinación para estar presentes el día de la inauguración del santuario de la Amatxu de Begoña en Amáciga. Los interesados en participar en el viaje, que cuenta con plazas limitadas, pueden contactar en el 688 68 14 95. También integrarán la expedición algunos de los peregrinos que lanzaron la botella en 1948, entre los que estará José Luis Ausín. “Para nosotros es importante porque supone la culminación de uno de nuestro objetivos estatuarios, que es fomentar la devoción a la Virgen de Begoña”, expresó el presidente de la Cofradía de Begoña.

La historia El matrimonio formado por Eusebio Sosa y Benita Izquierdo encontró en la playa de Almáciga la botella y, al no saber leer, decidió entregársela a la maestra del pueblo, doña Clotilde, que fue la que descubrió el escrito y las cinco estampas de la Virgen de Begoña en su interior.

Era agosto de 1949 y la maestra escribió al bilbaino Martín Valle, perteneciente a Acción Católica. “Aunque la suerte en lotería no fue nuestra, sí lo es la de haber recibido en nuestra playa la visita de la Madre de Dios. Fue voluntad de Ella que aquí veneremos su imagen como Virgen de Begoña y nuestro deseo ardiente es tener una talla de ella en nuestra pequeña ermita. Este pueblecito es muy pobre y tengo puesta mi esperanza en que este acontecimiento sea por designio de Nuestra Señora, que quiere tocar estos corazones a la divina gracia”, escribió doña Clotilde.

Ante esta petición, Bilbao reprodujo una imagen de la Virgen de Begoña con su manto. Tras ser bendecida, salió en barco hacia Tenerife en mayo de 1950. Begoña Izquierdo, nieta del matrimonio que encontró la botella, expresó que “es la historia de mi pueblo, un pueblo pobre y luchador con un amor inmenso hacia la Virgen de la Begoña, que comenzó desde el mismo momento en que llegaron sus estampas a su playa, en aquella humilde botella”.