Bilbao - El doctor Juan Antonio Mieza, especialista en Obstetricia y Ginecología, ofreció ayer la charla Virus del papiloma humano (HPV) y Cáncer de cérvix: Conocimientos para su erradicación, en la que comunicó “la carga social” que supone el HPV, la importancia que tiene “un buen programa de cribado” y la vacunación. “Hay que poner de manifiesto la extraordinaria seguridad que tiene la vacuna de que hoy disponemos”, sentenció.
El cáncer de cérvix es el segundo más habitual en las mujeres. ¿Cree que la sociedad está concienciada?
-No hay ninguna concienciación. Hay un desconocimiento muy grande sobre lo que realmente es el cáncer de cérvix, lo que supone como carga y gasto social, algo que es absolutamente desconocido por la inmensa mayoría de la población. Son alrededor de 150 millones de euros anuales lo que supone el gasto de las enfermedades producidas por el HPV, que no solo es el cáncer que es terriblemente infrecuente que ocurra.
¿El HPV está directamente relacionado con el cáncer de cérvix?
-Prácticamente en el 100% de los casos de cánceres del cuello uterino existe el HPV con anterioridad. Algunos llevamos trabajando desde 1991 con el papiloma y haciendo los primeros test de detección del virus, que no eran tan sencillos como ahora. Realmente con este hallazgo y empleo de los test se han saltado las alarmas sociales y la gente vive muy angustiada, pero es por desconocimiento de lo que verdaderamente supone la presencia del virus del papiloma en las células del cuerpo humano. Realmente requiere poca preocupación porque afortunadamente la inmensa mayoría de las infecciones por este virus se van a aclarar espontáneamente y solamente un pequeñísimo porcentaje dan lugar a un cáncer de cuello uterino.
¿Eso no es preocupante?
-Es una patología a erradicar. En algunos países, alrededor del año 2030 conseguirán la erradicación de este cáncer en su población.
¿Cómo y por qué aparece?
-Realmente la infección del papiloma humano es la enfermedad de transmisión sexual más frecuente que existe en la actualidad. No solo se contrae por las relaciones. El contacto piel con piel también es un mecanismo de transmisión. Por eso, la utilización de preservativos puede proteger de otras enfermedades de transmisión sexual pero no de este virus.
¿Cuales son las principales dudas que tienen las mujeres que contraen este virus?
-Lo que faltan son conocimientos de lo que realmente significa la presencia del virus en las células de nuestro organismo, de la posibilidad de desarrollar una lesión maligna y las maniobras que hoy se pueden llevar a cabo para disminuir la incidencia para mejorar la inmunidad contra este virus. Fundamentalmente es desconocimiento de lo que verdaderamente supone el riesgo de desarrollar una enfermedad tumoral porque es pequeñísimo. Dentro de unos cinco años se dispondrá de un método muy eficaz para predecir con años de antelación aquellas pacientes que van a desarrollar un cáncer en el cuello uterino y también diagnosticarlo en los niveles iniciales.
¿Hay unos síntomas claros para que las mujeres que porten este virus sepan detectarlo?
-No. Hay un signo de contacto del virus del papiloma que pueden ser las verrugas genitales. El que tiene verdadera importancia para desarrollar lesiones malignas suele ser un hallazgo ocasional durante la realización de un test de HPV o una citología.
¿Es fácil combatirlo?
-Hay muchas formas de tratarlo, incluso sin llegar a hacer intervenciones sobre el cuello uterino. Hay sustancias para hacer tratamientos sin llegar a ningún tipo de lesión destructiva, con unos buenísimos resultados, lo que supone una grandísima ventaja sobre todo en aquellos casos de mujeres que aún no han tenido ningún embarazo, de manera que se preserva la anatomía y se consigue tratar la infección.
La mujeres menores de 35 años son las más propensas a padecer este virus. ¿Cómo ve la investigación en este ámbito?
-Verdaderamente la infección por el virus del papiloma tiene una grandísima ventaja y es que tenemos mucha información y muchos datos de cómo detectar este virus, fundamentalmente a nivel del aparato genital. Tenemos elementos en la actualidad que también podemos utilizar para ver cuáles de aquellas pacientes que son portadoras del virus del papiloma tienen el mayor riesgo de desarrollar un cáncer de cuello uterino. La inmensa mayoría de mujeres serán portadoras, convivirán con el virus, el virus permanecerá de forma latente, pasarán los años y no desarrollarán ni siquiera lesiones citológicas y el virus desaparecerá. Pero existen múltiples tratamientos para erradicar lo que es el cáncer de cuello uterino, que es lo que pretendemos. Y esas dos herramientas para erradicar el cáncer son unas buenas campañas de cribado, unas buenas campañas de detección poblacional y, por supuesto, la vacunación en hombres y mujeres.
¿Cree que es necesaria la concienciación sobre la importancia de la investigación?
-La vacuna es producto de la investigación, como la inmensa mayoría de las cosas que permiten tratar enfermedades hoy en día. Realmente la relación coste-eficiencia de una buena campaña poblacional de cribado de cuello uterino y una buena utilización de las vacunas en hombres y mujeres es muy rentable para ahorrar unas cantidades de dinero que llegaron en 2018 a 150 millones de euros. Es una cantidad muy importante para poder dedicarla a otros asuntos de investigación.