JUNIO de 1937 dejó marcado al municipio arratiarra de Lemoa para siempre. Todo sucedió en la cumbre de Lemoatx cuando, vigilado por el Ejército Vasco sin un sistema defensivo que posibilitara la resistencia de gudaris y milicianos, fue ocupado por el bando nacional. Ese mismo día, acabaron con la vida de cientos de jóvenes soldados provocando un inevitable dolor en sus familias. Muchos lograron identificar objetos o encontrar entre el desastre el cuerpo de su ser querido. En cambio, otros, todavía buscan pistas. La angustia, 82 años después, todavía continúa. Con el cometido de paliar ese dolor y recuperar la memoria histórica, el Ayuntamiento de Lemoa trabaja mano a mano con un grupo de arqueólogos y la Sociedad de Ciencias Aranzadi. Tal es su compromiso que ayer, su alcaldesa, Saioa Elejabarrieta; el secretario general de Aranzadi, Juantxo Agirre, y el director de Excavaciones Arqueológicas, Jimi Jiménez, presentaron en primicia el libro Lemoatx 1937: la última victoria del Ejército Vasco.

Este ejemplar, que ya puede ser adquirido a un módico precio en el propio consistorio y en las bibliotecas municipales, profundiza en los trabajos arqueológicos realizados en uno de los frentes más importantes del Eusko Gudarostea, siendo este el primer yacimiento arqueológico contemporáneo en contexto bélico de Euskadi que ha sido investigado, documentado y socializado. “Queremos recordar a los que estuvieron aquí y poner en valor la historia de Lemoa con este libro que incluye cinco capítulos diferentes: Lemoatx, historia de una batalla, Arqueología en las trincheras, Restos materiales en las trincheras de Lemoatx, Material bélico en el campo de batalla de peña Lemona y Fosas exhumadas en Lemoatx. Ha sido un proceso de ocho años y queremos que este escenario sea un lugar para recordar a los que sufrieron tanto”, comentó Elejabarrieta.

El Ayuntamiento también tiene un compromiso con los jóvenes del municipio. “Hay que educarles y formarles y por eso se han involucrado en este proyecto para recuperar su memoria histórica”, apuntó Agirre, que durante su intervención explicó también que durante este proceso han colaborado 14 expertos entre los que destaca el conocido antropólogo forense Paco Etxeberria.

En la presentación también se mostraron algunos de los objetos más destacados que han sido recuperados y restaurados por especialistas. “Tenemos una txapela y al lado apareció un chaquetón. A pesar de la acidez del pinar se han conservado de una forma extraordinaria”, explicó Agirre. Cucharas, medicamentos, cepillos de dientes, botas, restos de periódicos... Todo tipo objetos que ayudan a comprender una dura etapa. “El trabajo de todos estos años ha desembocado en la publicación de un primer ejemplar que dará continuidad al proyecto”, dijo, por su parte, Jiménez.