Difícil fue ayer obtener una valoración numérica de la incidencia de la huelga convocada entre las mujeres de Euskadi. Complicado por la diversidad de llamamientos realizados y complejo porque, en función de los sectores y su grado de feminización, la repercusión fue muy diversa. Aun así, las consecuencias de la movilización se notaron en las calles no solo con la concentraciones y manifestaciones masivas celebradas, sino también porque la actividad se quedó a medio gas.

Con servicios mínimos y seguimiento desigual

La sanidad pública notó el llamamiento feminista de la jornada. Osakidetza y sus trabajadores estaban marcados por la implantación de unos servicios mínimos equivalentes a las plantillas necesarias para atender a los pacientes en sábado en la red de ambulatorios de atención primaria y la de un domingo en los hospitales donde no se pudo dejar de atender tratamientos oncológicos o de hemodiálisis, por ejemplo.

Con estos condicionantes, Osakide-tza valoró en un 11,53% el seguimiento de la huelga a lo largo de la mañana, siendo Gipuzkoa el territorio donde más plantilla paró, en concreto un 13,25%, mientras que Bizkaia se quedó en un 10,65%. Por categorías profesionales, el personal facultativo no fue a trabajar en un 6,2% y el de enfermería se elevó al 15%, un trabajo donde la presencia femenina es mayoritaria. El resto de categorías en Osakidetza paró un 14%.

José Antonio de Leniz, secretario general del sindicato de enfermería Satse, no quiso a entrar a valorar las cifras aportadas por el Gobierno vasco, pero sí aseguró que “la participación y la movilización de las compañeras ha sido muy importante”.

Menos autobuses y trenes para más clientes

Los diferentes transportes públicos tuvieron ayer que asumir el difícil escenario de contar con menos plantilla para atender a más clientes generados precisamente por la propia jornada de huelga feminista. Todos los operadores ferroviarios y por carretera funcionaron con unos servicios mínimos del 30% pero, por ejemplo, Metro Bilbao ofreció una frecuencia de trenes casi idéntica a un viernes normal en los tramos horarios previos a las dos grandes manifestaciones feministas convocadas en la capital vizcaina y al partido del Athletic, que se celebró a las 21.00 horas. En las horas valle, la escasez de convoyes implicó que se atestaran más de una vez. Bilbobus y Bizkaibus también registraron llenos absolutos en las horas punta debido a la reducción del servicio, lo que supuso así mismo paradas repletas de usuarios esperando.

Sin personal docente y con falta de alumnos

El sector educativo público, sin duda, fue en el que la convocatoria tuvo más seguimiento. Según fuentes del Departamento de Educación del Gobierno vasco, un total de 4.755 profesionales de la educación sobre un total de 26.000 no acudieron a sus puestos de trabajo y en esta cifra se incluyen docentes, personal laboral educativo y personal laboral del propio Departamento de Educación. Esta cifra está obtenida tras consultar a casi la mitad de los colegios públicos, lo que supone, tras la consiguiente extrapolación, que casi el 48% del sector paró ayer en Euskadi. Pararon todas las haurreskolak, ya que algo más de 66% de los profesionales que atienden estos centros secundaron la huelga.

En educación universitaria, los campus de la UPV tuvieron una actividad casi testimonial. La ausencia de alumnos fue total y fuentes de la universidad pública indicaron que “aunque no hay cifras del profesorado que ha seguido el paro, prácticamente no ha habido clases”.

Más hombres tras mostradores y barras

“El sector comercial no ha cerrado, lo que sí ha hecho ha sido ajustar sus plantillas”, aseguró el gerente de la asociación Bilbao Centro, Jorge Aio. Con las persianas levantadas “porque el sector no está para ninguna alegría”, Aio especificó que “muchas mujeres sí han parado, algunas solo por la mañana y otras por la tarde, lo que ha implicado que se hayan visto muchos más hombres detrás de los mostradores”.

Su homólogo en la Asociación de Comerciantes del Casco Viejo, Jon Aldeiturriaga, corroboraba esa sensación también en su zona. “La tónica ha sido la normalidad absoluta incluso cuando han pasado piquetes que se han dedicado solo a informar, no presionando como en otras huelgas”, indicó a DEIA. Lo que sí denunció fue la actitud de vandalismo que algunos grupos de mujeres impusieron en paredes y escaparates de las Siete Calles. “No es necesario realizar esas pintadas, son totalmente reprobables”, denunció. El Ayuntamiento se encargó en unas pocas horas de limpiar los grafitis reivindicativos.

También hubo más presencia de camareros tras las barras de bares y en los comedores de los restaurantes, según indicó el gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia, Héctor Sánchez. “La ausencia femenina conllevó así mismo una mayor carga de trabajo porque, por ejemplo, después de la manifestación de la mañana, todos los bares de la zona de El Arenal se llenaron”, especificó”.

En Bilbao paró el 44% de las funcionarias

Las entidades públicas no se quedaron fuera de la reivindicación morada y, excepto aquellos funcionarios que tienen la seguridad pública como objetivo, también se dejó notar la ausencia de efectivos. Según indicaron desde el Ayuntamiento de Bilbao, 44 de cada cien funcionarias locales no acudieron a su puesto de trabajo ayer por la mañana. Una cifra que significa una ausencia del 26,5% del total de la plantilla del consistorio bilbaino. En este conjunto no se incluyen los trabajadores de las sociedades públicas que dependen del Ayuntamiento.

Por lo que se refiere a la Diputación, el nivel de respuesta fue más bajo. Fuentes forales indicaron que el 12,4% de los empleados de la entidad o bien no acudieron a su puesto de trabajo por la mañana o secundaron los paros parciales de dos horas que convocaron algunos sindicatos como CC.OO. y UGT. Tanto estas dos centrales como el sindicato ELA no quisieron cifrar el impacto de la jornada de huelga.