Bilbao - Con 35 años de experiencia a sus espaldas, Miriam Aranguren es oficial de grado de la Ertzain-tza y responsable del Área de Delitos Contra las Personas. Un organismo que trata la violencia de género y la violencia doméstica junto a las investigaciones de los delitos contra las personas. “Llevamos las agresiones, lesiones, los intentos de homicidios, las violaciones o las desapariciones”, indica Aranguren. Además, asegura que se ha creado una guía de lenguaje sexista ya que también trabajan por la igualdad.

En sus palabras, asegura que alguna vez sí se ha sentido menos valorada siendo ertzaina por el simple hecho de ser mujer. Sin embargo, cree que “son etapas que van pasando y en las que vamos evolucionando”. Aún así, opina que no hay que quedarse “estancado en ese rifirrafe” porque “cada uno es cómo es, con sus características, su educación y con sus experiencias que pueden ser más o menos desagradables en una u otra faceta”. Sin embargo, a pesar de haberse sentido “menos valorada” cree que “hay que tirar hacia adelante e intentar que otras personas no lleguen a encontrarse en esas mismas circunstancias”.

Para ella, tal día como hoy, como mujer y como ertzaina, significa muchas cosas. “Esta lucha por la igualdad empezó hace siglo y medio, ¿cómo no vamos a seguir con ella? Algunas cosas ya se han conseguido, como el voto de la mujer, y, por eso, entre muchas otras cosas, tiene mucha importancia este día”, explica la ertzaina. Aun así, cree que “todo lleva distintas velocidades” porque “una cosa son las ganas que tenemos de conseguir esa igualdad en cualquier faceta y otra, cómo llevarlo a cabo. Muchas veces cuesta porque es más laborioso combinarlo con otra serie de cosas, por eso es importante la constancia, algo que creo que hay que serlo en este tipo de luchas”.

La manifestación del año pasado fue, para ella, “muy simbólica” y “muy, muy representativa”. Entre otros aspectos porque no solo fue de mujeres de diversas edades sino que también se sumaron los hombres. “Al final podemos tener unos ideales pero después, también tenemos que luchar con la educación que hemos recibido, con la que otros han recibido y ver la evolución que todo eso tiene que llevar”. El hito histórico que marcaron el año pasado muchas mujeres cree que ha servido, entre otros aspectos, para que se haya creado un gran respaldo social. “Creo que hay más denuncias porque las víctimas sienten ese respaldo social que hay”, afirma.

Aranguren intenta echar la mirada hacia atrás y es consciente de las evoluciones que se han dado. “Antes cuando ocurría un hecho de violación, la mujer se callaba porque se avergonzaba y la familia no quería que nadie se enterara de lo ocurrido. Ahora, en cambio, la misma familia de la víctima le dan amparo y cobijo, y los amigos dan todo su apoyo animando a denunciar y apoyan a las mujeres, diciéndoles que si se sienten más seguras si les acompañan, lo hacen. Yo creo que eso es algo que como mujer te reconforta, que los propios amigos te apoyen, te envalentona”.

Por ello, anima a que las mujeres denuncien cualquier acto de agresión. “Sabemos que es muy complicado verbalizarlo porque vemos a la gente psicológicamente muy rota. Pero cuando consiguen dar ese paso supone un alivio”, relata Aranguren.

“Cuando les cogemos es un alivio” Aranguren asegura que junto a ella hay un equipo “muy bueno” trabajando para atender a las víctimas, “dándoles comprensión y el apoyo y tiempo que necesiten”. “Cuando cogemos a los agresores sentimos una gran satisfacción”, afirma sonriente. Y añade: “Nuestra labor es coger a esa gente y ponerla a disposición de la Justicia, que luego ellos les ponga el castigo que tengan que ponerles por haber hecho esos actos. Ponemos la carne en el asador y al final lo conseguimos”.

Así, al igual que hace el equipo de seguridad, la lucha feminista no debe cesar. “Tenemos que estar unidas y tenemos que tirar siempre hacia adelante”, asegura. De hecho, ella no ve conveniente en “entrar en detalles de lo que a todos nos haya podido pasar porque ahí es donde quizá se puede perder energía. Hay que coger una velocidad y seguir luchando por la igualdad real”. Precisamente, ella misma cree que algún día podría llegar el día en el que se consiga esa igualdad real. “Me gustaría que eso sucediera pero todavía nos queda mucho trabajo por hacer. Creo que es una evolución cultural y de experiencias”. Por ello, en su opinión tanto los hombres como las mujeres deben de luchar unidos “porque somos una sociedad que está conformada por mucha gente y se supone que es para el beneficio de todos”. “No vale eso de yo tengo que conseguir algo y otros tienen que mermar en sus derechos”, concluye.