Bilbao - Argiñe Sangrador, una joven socióloga barakaldarra y estudiante del máster de Participación y Desarrollo Comunitario de la UPV/EHU, tiene las ideas claras a sus 24 años. “El feminismo está de moda, pero no puede convertirse en una moda porque es una forma de vivir, de pensar políticamente, de mirar, de entender la economía o la sociedad”, afirma.

Sangrador cree que las manifestaciones históricas que se vivieron el año pasado fueron un gran avance porque muchas mujeres se unieron para reivindicar lo mismo. “Hubo mujeres de diferentes sectores, diferentes clases sociales o mujeres migradas y no migradas. Para mí eso fue un logro”, afirma. En la misma línea, opina que desde aquel día hasta hoy “el discurso con la problemática que sufrimos muchas mujeres ha salido a la calle”, algo que considera de gran importancia “porque estaba mucho más invisibilizado”. Sin embargo, cree que “hacen falta muchas más movilizaciones” porque con una sola “no se consigue nada”.

Esta barakaldarra valora el trabajo de organización realizado el año pasado para que tantas mujeres pudieran salir a la calle. “No es casualidad que tantas mujeres salieran a la calle porque sí. Hubo un trabajo previo y al final se vio cómo las mujeres nos hemos dado cuenta de que estamos en nuestro momento”. De hecho, para ella, un día como hoy es un día de reivindicación. “Para algunas personas puede ser un día de celebración por ser el día de la mujer. Personalmente creo que no tenemos nada que celebrar porque todavía tenemos que seguir luchando para conseguir muchas cosas”, afirma. “Todavía nos siguen discriminando, seguimos teniendo miedo por la calle, seguimos cobrando menos y seguimos trabajando en sectores feminizados”, por ello cree que hoy hay que reivindicar “todos los aspectos que a mujeres diversas nos parecen mal y tenemos la misma problemática”.

En las aulas “¿Por qué todas las profesoras de Infantil son mujeres? Porque se supone que cuando los niños tienen 2, 3 o 4 años, las mujeres tienen que seguir ejerciendo esos cuidados. Sin embargo, en la medida que vamos avanzando de curso van apareciendo más hombres porque se supone que vamos a empezar a aprender cosas más importantes y nos las van a enseñar los hombres”, opina. Además, cree que algo similar ocurre también entre los compañeros de clase. “Mi carrera ha sido mucho de hablar y era muy claro que les daban más oportunidad de hablar a los chicos que a nosotras. Además, lo que decían ellos era tal cual lo decían y a nosotras siempre nos exigían que explicásemos más”, cuenta. Y añade: “Con los trabajos grupales, que eran mixtos, pasaba lo mismo. Las ideas de los chicos valían más que las que dábamos nosotras, a pesar de que fuesen parecidas”.

Por eso, cree que la única manera de combatir esa desigualdad es movilizándose en la calle “como siempre se han conseguido las cosas” a pesar de ser consiente de que es “un proceso lento” pero “cuantas más nos juntemos, más fuerza vamos a tener y más fácil vamos a poder presionar”. Una lucha que cree que es de mujeres y hombres “pero las que tenemos que pelearlo somos nosotras porque somos las que estamos sufriéndolo; así que somos las que tenemos que decir qué es lo que hay que cambiar”.

Por ejemplo, cree que cuando “un tío hace un chiste machista los demás tienen que frenarlo”. Por eso opina que se debe de adquirir un compromiso entre todos. “Las mujeres que reivindican que han sido acosadas... muchas veces se las pone en duda. Si se pone en duda a nivel judicial, ¿cómo no lo van a poner en duda en la calle? Si la institución te dice cómo tienes que actuar”, denuncia. Por eso ella será una de las miles de mujeres que saldrán hoy a la calle para reivindicar los derechos de las mujeres. “Se trata de reivindicar y luchar por conseguir las cosas que no nos quieren dar”, asegura, que además cree que es un día para que vean a las mujeres “fuertes y unidas”.