Bilbao - El 8 de marzo de 2018 por primera vez en la historia se organizó una huelga legal para reclamar igualdad real de oportunidades y derechos entre hombres y mujeres. Aquella convocatoria venía fraguándose desde la primavera de 2017 y a raíz de la acogida que tuvieron en más de 170 países los paros de mujeres promovidos desde el movimiento argentino Vivas nos queremos contra la violencia de género. Este año el movimiento feminista vuelve a convocar una huelga porque las vidas de las mujeres siguen marcadas por las desigualdades, por las violencias machistas, por la precariedad y la no corresponsabilidad ni de los hombres ni del Estado en los trabajos de cuidados, entre otras discriminaciones.

La convocatoria oficial parte de las cientos de organizaciones de mujeres estatales, autonómicas y locales que conforman el Movimiento Feminista. Se han articulado en torno a la Comisión 8 de Marzo, un espacio de coordinación creado en 1977 con el fin de acordar las acciones del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Mediante asambleas mensuales se han ido puliendo aportaciones de esta pluralidad de entidades hasta construir un argumentario común para llamar a la movilización ese día.

La Comisión 8M ha ido creciendo en los últimos años: de las reuniones de 20 personas de hace 5 años, pasó a más de 40 de hace tres años, y de ahí a las más de 250 personas en la actualidad. Varios sindicatos ya han registrado una convocatoria de huelga general para ese viernes 8 de marzo. Se hace un llamamiento a realizar paros de dos horas por turno “como mínimo” en los centros de trabajo, aunque dará cobertura legal a los trabajadores para secundar la huelga durante las 24 horas.

Están llamados todos los trabajadores, pues lo contrario sería ilegal. No obstante, las feministas instan en particular a las mujeres a participar porque se trata de evidenciar que sin el trabajo femenino, remunerado o no remunerado, nada funciona. Ese es el eje de la convocatoria: Si nosotras paramos, se para el mundo. Es una huelga multidimensional y llaman a participar en una huelga feminista laboral, de cuidados, de consumo, estudiantil y asociativa.

La central es la de cuidados, que persigue que en la esfera doméstica los hombres asuman las tareas del hogar y de los cuidados para que se den cuenta de hasta qué punto la labor de las mujeres es vital para el sostenimiento del hogar y cuánta carga están asumiendo en solitario. No llevar a los niños al colegio, no lavar, tender o planchar, son algunas de las ideas que da la Comisión 8M para ese día. En cuanto a la huelga de consumo, se insta a abstenerse de consumir lo que no sea imprescindible en esa jornada, reduciendo al mínimo el gasto en suministros pero también en bienes y servicios. La huelga laboral significa no realizar el trabajo asalariado en empresas. Respecto a la huelga educativa, llaman a parar en colegios, institutos y universidades porque el sistema educativo es el principal espacio “en el que se reproduce el actual sistema capitalista y patriarcal”. - DEIA