José María Sanz de Galdeano: “La inversión en prevención de inundaciones es escandalosamente rentable”
Estos días han sido muy intensos para José María Sanz de Galdeano y su equipo de URA. Las intensas lluvias y sus efectos en los ríos han sido la razón
Bilbao - Licenciado en Geología, este experto ha desarrollado casi toda su carrera profesional en la Agencia Vasca del Agua, URA, donde ha desarrollado diferentes labores técnicas hasta alcanzar la dirección de Planificación y Obras de la entidad dependiente del Gobierno vasco. Por ello conoce bien los efectos que producen las fuertes lluvias en nuestros ríos y cómo se lucha para evitarlos, o al menos minimizarlos, de cara al futuro.
¿Cuánto pesa la labor preventiva en el trabajo de la Agencia Vasca del Agua?
-Con mucho es la más importante y con enorme diferencia, a medio y largo plazo, la que nos permitirá respirar a todos más tranquilos. Es la labor fundamental de la Agencia.
Pues no es el trabajo por el que más se conoce a URA.
-Quizás, pero si tenemos un enfermo, que es nuestro país, el cual tiene un riesgo de que los ríos aneguen ciertas zonas, lo primero que tenemos que hacer para intentar curarlo es no someterlo a más enfermedades. Hay que prevenir. No podemos permitir que se sigan ubicando zonas residenciales y actividades económicas industriales en las riberas, en sitios donde la naturaleza va a actuar, porque si no luego tenemos que invertir en grandes obras para que dejen de ser zonas de inundaciones.
Parece un círculo vicioso.
-Así es y absolutamente insostenible. Hay que intentar curar al enfermo impidiendo que se generen más de estas zonas de riesgo y luego ir actuando en los tramos de los cauces con riberas pobladas y con actividades económicas.
¿Ese ímpetu preventivo ha reportado a la agencia mala fama?
-Bueno, es cierto que hacemos una labor de aguafiestas, aunque cada vez menos. Antes, cuando se desarrollaban planeamientos urbanísticos o un particular quería construir una casa en la vega de un río, era muy bonito pero si la ubicación ribereña estaba en una zona llana y abierta es porque la naturaleza la ocupa a menudo.
Y entonces llegaba URA y decía que no, que prohibido construir.
-Desde hace más de 20 años informamos a la Comisión de Ordenación del Territorio y en los documentos urbanísticos de los municipios. Al principio era una guerra porque les decíamos que ahí no se podía actuar porque es territorio del río, éramos unos desalmados porque impedíamos las ilusiones urbanísticas.
Los municipios y la sociedad, ¿son ahora más conscientes del peligro de ocupar las riberas?
-Creo que sí, se ha interiorizado cada vez más que no todo se puede hacer en cualquier sitio. Podemos ser aguafiestas pero esta labor de la administración hidráulica es esencial. También hay que decir que no se puede llevar a cabo sin tener en cuenta el trabajo de Ordenación del Territorio y de Protección Civil. Es un trípode en el que los tres tenemos que ir de la mano.
Los encauzamientos llevados a cabo en varios ríos se notan cuando llegan lluvias como la de estos días. El Nervión bajaba fuerte pero contenido y el Gobela discurría casi sin agua en su cauce.
-Bueno, hay que ser sinceros. En la zona de Getxo, en el río Gobela, llovió menos que en la cuenca del Nervión. Pero sí es cierto que en todas las zonas donde hemos ido actuando, a igualdad de precipitaciones, los efectos son mucho menores. En el Urumea, el Oria, el Gobela... están encantados porque ya no tienen sustos.
Pero los riesgos persisten.
-Se haga lo que se haga, si la naturaleza se empeña y llueve de una manera desmesurada, los ríos tomarán las riberas.
No recordemos las inundaciones del 1983 y sus consecuencias.
-Estadísticamente esas lluvias tienen un periodo de retorno de 500 años, pero ahora estamos mucho más preparados por si ocurren, tanto en predicción meteorológica como a nivel de protección civil.
¿Qué cauces quedan por ‘domesticar’ por parte de URA en los próximos años?
-Lamentablemente, la enfermedad de las inundaciones a la que me refería antes es una especie de sarampión muy repartido por toda la Comunidad Autónoma, sobre todo en la vertiente cantábrica que es encima donde están la mayoría de los núcleos de población y donde los valles se encuentran más encajados.
¿Tienen cifrados cuantos vascos están en riesgo de inundación?
-En las áreas de los ríos que van al Cantábrico, alrededor de 140.000 personas viven en zonas con previsión de avenidas de cien años de retorno. De esa cifra, 80.000 están en Bizkaia y 60.000 en Gipuzkoa. Luego están otros 2.000 residentes en los ríos que desembocan en el Mediterráneo.
¿Y qué cauces les preocupan más en estos momentos?
-Pues en los que estamos actuando, como ocurre en el Kadagua a la altura de Zalla, o en los que vamos a empezar las obras en breve. En concreto, la tercera fase en el Ibaizabal, a la altura de Galdakao; en la segunda fase del río Urumea entre Hernani y Donostia; queremos seguir con el Zadorra en Gasteiz, y hay también proyectos más adelante para Laudio, en un tramo del Deba y varios más.
Veo que hay mucho tajo y que costará mucho dinero.
-Calculamos que por encima de los mil millones de euros, sin contar la gestión de los suelos. Restan muchos años para acometer todas las obras necesarias y que estemos tranquilos con las inundaciones. Y eso, insistiendo en que no se construya nada nuevo en zonas de inundación.
¿Merece la pena en cuanto a la relación de coste y beneficio?
-Es muy difícil calcular el balance entre la inversión y el beneficio posterior. Sí se podrían cuantificar los efectos de lo que ya no se va a inundar gracias a las obras que se han ejecutado, por ejemplo, en el río Ibaizabal, el Butroi, en Mungia o en el Zadorra, pero ¿cómo valoras ese desarrolló urbanístico que iba a ir en una vega y que se ha impedido hacer? Porque te has ahorrado la inversión de ese proyecto y los daños posteriores que se iban a producir en una avenida. Una cosa es segura, la inversión en prevención de inundaciones es escandalosamente rentable.
¿La apertura del Canal de Deusto tenía que haber evitado desbordamientos de la ría de Bilbao en Zorrotzaurre y Elorrieta?
-Lo que se ha hecho es ampliar la capacidad de desagüe de la ría cuando viene crecida efectivamente por esa apertura, el efecto hidráulico se va a notar aguas arriba, no aguas abajo. A esta zona van a seguir llegando los efectos de las mareas y cuando llegan altas, y las de estos días han sido muy elevadas, no evacua bien el alcantarillado, la lluvia tampoco... estos efectos dejarán de ocurrir en Zorrotzaurre cuando se concluya el proyecto, se recrezca la cota de la isla y se ejecuten los tanques de tormenta igual que el que está previsto en Elorrieta.
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