Vampiros, brujas, pequeñas calabazas... la Plaza Nueva de Bilbao reunió a emocionados niños que se vieron inundados por el espíritu más terrorífica del año: el de Halloween.
Esta costumbre americana, que llegó hace años al continente, poco a poco ha ido asentándose en la mayoría de casas; pero sobre todo en las de las familias con niños pequeños; ya que cualquier excusa es buena para pasar un rato disfrazándose, y pidiendo caramelos por el vecindario.
Ayer sin embargo, la lluvia estuvo a punto de aguar la fiesta, ya que los niños sólo pudieron jugar en los soportales de la Plaza Nueva. A pesar de ello, no fue impedimento para que acudieran como cada año a pedir sus ansiados caramelos. “Todos los años vamos al Arenal, pero este año como llovía hemos venido a la Plaza Nueva”, admitió Belén, que acompañó a Irene, Julen, Jaime, Alise y a Luca, junto con sus amigas Adriana y Noe. Todos llevaban pequeñas calabazas, listas para reunir los máximos caramelos posibles como resultado de la famosa pregunta: ¿truco o trato?. En este caso, los amigos bilbainos se intercambiaron caramelos entre ellos mismos. Este grupo además, se situó en un lado de la plaza para vaciar calabazas, y cortarlas en formas terroríficas, para después colocarlas en casa con una vela, y dar por finalizada así una noche “terrorífica”.
“Todos los días venimos a la plaza, y hoy aprovechado esta fiesta para disfrazar a los niños. Además, hemos intentado darle un toque euskaldun a esta fiesta tan americana”, aseguró la madre de las dos hermanas “fantasmas” que iban disfrazadas con sábanas blancas. “Hemos estado dando sustos con las calabazas”, admitió, aunque en este caso, la familia de Bilbao no fuera a recoger caramelos, como es costumbre en esta noche
“Es muy pequeña todavía pero hemos querido probar a disfrazarla para probar qué tal”, Ya que a pesar de que Amelia todavía no había cumplido dos años, no fue impedimento para que fuera vestida de pequeña calabaza, disfraz más repetido entre los más pequeños de las familias.
Aunque al colegio no fueran disfrazadas después de clase de inglés Ilaski, Onintza, Maider y Iraia se vistieron con sus mejores atuendos. “Le he pedido caramelos a ama”, admitió Iraia. “Mi disfraz es Uma de Los Descendientes”, dijo la más pequeña de las cuatro, que decidió meterse en el papel del personaje de la película de Disney Chanel. “A mí me gusta mucho disfrazarme, sobre todo en Halloween, más que en carnavales”, decía sin poder dejar de mostrar su original disfraz. Aunque tenían prisa, ya que se dirigían corriendo a reunir todos los caramelos que pudiesen conseguir, y meterlos así en la calabaza que habían preparado para este día tan especial.
Susana Rodríguez también aseguró que su hija Ainhoa esperaba este día con mucha ilusión, ya que “es una de sus noches preferidas, porque se disfraza y amontona caramelos con su hija”, que iba además disfrazada con el atuendo más repetido la noche entre los más pequeños: la calabaza; que estaba formada por un tutú y gorro naranja.