Sea o no de boquilla, lo que es de cara a la galería, el sí es rotundo cuando se pregunta sobre si el Estado español deberían acoger a los 629 migrantes que en los próximos días arribarán a Valencia. La solidaridad de los bilbainos late en plena calle, donde se muestran a favor de que se establezcan políticas europeas que protejan a los refugiados que se encuentran a la deriva en aguas del Mediterráneo. Esperan que el caso Aquarius marque un antes y un después, aunque los precedentes al respecto no son muy halagüeños. Han sido demasiadas las ocasiones para los buenos gestos como para no desconfiar de las intenciones de los mandatarios.
Un grupo de compañeros de trabajo hacía un alto al mediodía para parlamentar sobre sus asuntos, entre los que hicieron un hueco al gesto del gobierno socialista de acoger a los refugiados africanos. Javi, Iván, Gani, Igor y Jon debatieron con un café en una terraza de la plaza Pedro Eguillor. “No se pueden quedar 83 días tirados en el mar. Ahora, a nivel económico... No sé si se pueden acoger a tantos de golpe”, afirmaba Javi, a lo que otro respondió: “Poco se ha hecho hasta ahora... ¡No es que hayamos acogido a miles de refugiados!”. Respecto a que el lehendakari se haya ofrecido a recibir al 10% de los migrantes lo zanjan así: “Económicamente estamos de sobra preparados para cobijar a los sesenta inmigrantes que pueden llegar. El problema es el miedo que se transmite a que esto se repita”, consideraban.
En cualquier caso, afirmaron que es un problema que traspasa las fronteras estatales. “Tiene que ser la Unión Europea la que se haga cargo. Los países del norte también deben arrimar el hombro y dar ayudas para que se pueda reubicar a toda la gente”, expuso uno de ellos, a lo que Gani añadió que “cada uno de los estados tiene potestad para hacer lo que quiera, va a ser un poco difícil poner una política en común”. Es cuanto al gesto del Gobierno de Sánchez, Jon consideró que es “más un golpe de efecto que queda muy bonito”. De hecho, Iván agregó que “han pasado dos días hasta que se han decido, porque Podemos ha estado presionando”. Entonces, ¿todo es postureo? “Siempre hay postureo en política, los inmigrantes seguirán llegando, a ver qué pasa con los siguientes barcos, porque esto se repetirá”, concluyó Jon con escepticismo.
Fuera de la biblioteca foral, Aran-tza, Sara y Ainhoa, profesoras de euskera, hacían tiempo antes de una reunión. “Hace años prometieron que se iban a acoger cientos de refugiados y no se cumplió, me parece bien que se acoja a esta gente”, indicó Sara. “Otros países han escurrido el bulto y hacen como el avestruz”, sentenció Ainhoa respecto al Ejecutivo xenófobo de Italia. Y en el Estado español, hace un mes, con Rajoy al mando, ¿se habría tomado la misma decisión? Están convencidas de que no. “Pienso que no debería ser cuestión de política, sino de humanidad y de solidaridad pura y dura”, señaló Ainhoa antes de añadir: “Cuando nuestros antepasados fueron a América no se les preguntó si estaban preparados. Fueron y se les atendió la mejor que pudieron. Gracias a ello sobrevivieron un montón”.
Tal era el estado apiñamiento que ponía en riesgo la vida de los migrantes -argelinos, marroquíes pero también subsaharianos-, que actualmente a bordo del Aquarius solo navegan 106, mientras que los 523 restantes se han repartido entre el Orione y en Dattilo, asistidos por la Marina y la Guardia Costera Italiana. Se espera que sesenta de ellos recalen en Euskadi. “Veinte para cada provincia, no es mucho”, consideró Sara. ¿Qué necesidades habría que satisfacer? “Trabajo, salud y vivienda”, concretaron, aunque no tardan en agregar, por deformación profesional: “Y euskera”.