PARÍS. "La lucha contra la desinformación es uno de los grandes retos de la libertad de prensa", explicó en un comunicado RSF.
En su película, que puede ser emitida por canales de televisión, por las redes sociales o por las páginas de internet que lo quieran, se ponen en paralelo los daños humanos causados por todo tipo de productos adulterados o falsificados -como alimentos, fármacos o piezas de aviones- con los efectos políticos de la información falsificada.
Su principal conclusión es que la principal víctima de la desinformación es la democracia.
El secretario general de la organización, Christophe Deloire, advirtió de que "los contenidos producidos de forma rigurosa y honesta sufren cada vez más la competencia desleal de contenidos patrocinados y de rumores".
"Las informaciones falsas circulan más fácilmente que las dignas de confianza por sesgos cognitivos de los seres humanos. No podemos permanecer pasivos ante los riesgos para la sinceridad del debate público, para la democracia", añadió Deloire, que insistió en el trabajo de RSF para promover de forma concreta "la libertad, la independencia y el pluralismo del periodismo".