Bilbao - Todavía de medio vacaciones, este catedrático de Psicología de la Complutense, responde con energía y reconoce que “es mejor reincorporarse a la normalidad poco a poco”. Antonio Cano, presidente de la Sociedad para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, no cree en el famoso síndrome posvacacional y aclara que tampoco está catalogado desde el punto de vista clínico.

¿La vuelta al trabajo provoca algún síndrome o se trata más bien de un problema de adaptación y desgana?

-No existe ningún síndrome, ni trastorno posvacacional como tal. Y, por supuesto, tampoco es una depresión. De vez en cuando, alguien lo define, hace una encuesta y saca unas cifras. Si preguntáramos ¿te apetece volver al trabajo? El 99% diría que no... y entonces algunos lo interpretarían como que ese 99% sufre síndrome posvacacional. La encuesta más importante que se ha hecho sobre depresión a nivel estatal da una cifra del 4% en los últimos doce meses. Y contemplar ese periodo significa que está incluido el síndrome posvacacional. Pero entre un 99 y un 4%, ¿con qué nos quedamos? Por eso no sé de dónde salen esos informes diciendo que tres de cada diez empleados lo padecen.

¿Es todo un cuento chino? ¿Cómo ha surgido entonces esta leyenda urbana?

-Porque lo que sí hay es estrés. Pero es el estrés cotidiano. Y es que, aunque sea mejor tener trabajo, obviamente nos cansamos, y preferimos estar de vacaciones, con horarios y actividades diferentes. El estrés significa que tienes que activarte para hacer algo porque está claro que vives mejor relajado.

¿Ha podido surgir por la tendencia a medicalizarlo todo? Parece normal sentirse decaído a la vuelta de vacaciones.

-Sí, claro es normal que aunque te guste tu trabajo, te gusten más las vacaciones porque tienes más tiempo para ti, para tu familia y tus hobbies. Yo, ahora a las 10.30 de la mañana, me acabo de levantar y, sin embargo, dentro de pocos días, a estas horas, habré dado ya dos clases.

¿Hay más demanda de tratamientos en las consultas ante este problema?

-No, no existe ninguna demanda. La gente no va al médico diciendotengo problemas por la vuelta al trabajo”. La gente va al psicólogo por otros problemas emocionales como pueden ser un divorcio, va porque no puede dormir y no sabe por qué, va porque se angustia o padece ansiedad. Pero no dice “no puedo dormir porque tengo síndrome posvacacional”. Nadie pide ayuda médica por este asunto.

¿Aumenta el consumo de antidepresivos y tranquilizantes en septiembre?

-No tengo datos tan detallados para ver si se venden más psicofármacos en estas fechas, pero es probable que no, porque si alguien está de vacaciones y empieza a trabajar, no creo que empiece a tomar pastillas porque debe volver al trabajo. Si decide tomar fármacos es porque tiene un problema más serio durante más tiempo y no consigue superarlo por otras vías.

Pero lo cierto es que el estrés laboral ha aumentado mucho en los últimos años.

-El estrés está aumentado. Eso es obvio. Y eso tiene que ver con distintos aspectos. Por un lado, la crisis ha añadido más estrés pero también lo ha relativizado, viendo que los desempleados estaban peor por no tener trabajo. Hay muchos factores que generan estrés como son, por ejemplo, los cambios en la sociedad. Las nuevas tecnologías nos facilitan el trabajo pero también crean más dependencia. Haces las cosas de manera más deslocalizada, y más cómoda, pero haces más. Con lo cual confluyen sobre ti más demandas y las horas del día son las mismas. En vuestra profesión periodística, por ejemplo, el smartphone ha facilitado mucho la labor, pero también genera el estrés de la premura, de estar siempre localizable. El concepto de trabajo fijo se ha desdibujado y tampoco hay los mismos derechos laborales.

También genera dosis extras de estrés irse de viaje.

-Sí, ahora viajamos más, los viajes son más baratos. Pero tener más posibilidades para viajar y moverse más también supone más estrés. A veces hay quien tiene que descansar de las vacaciones. Si analizamos el estrés de nuestro tiempo se parece muy poco al estrés que tenían nuestros padres. Sin embargo, no por eso deja de ser estrés.

Moverse a la segunda residencia puede ser agobiante.

-Sí, claro. Tener dos casas significa más calidad de vida pero también debes atender las necesidades de dos domicilios. Tienes que estar pendiente de más arreglos, de más reformas o de más pagos. Y eso agobia.