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Los municipios navarros se podrán incorporar a la zona mixta del euskera

UPN, PSN y PPN votan en contra del trámite de la reforma de la Ley Foral del Vascuence

Iruñea - El Parlamento de Nafarroa dio ayer trámite a la reforma de la Ley Foral del Vascuence por la que podrán incorporarse, a la zona mixta, todos los municipios que libremente lo decidan. La iniciativa, promovida por los grupos que sustentan al Gobierno de Nafarroa, salió adelante con la ajustada mayoría de la Cámara. Es decir, gracias a los 26 votos que suman Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E. Porque enfrente, de nuevo como un bloque unitario, se opusieron UPN, PSN y PPN. Tres fuerzas que siguen funcionando como una sola cuando el tema de debate es el euskera.

Ayer, los 24 votos del tripartito de la oposición no fueron suficientes para tratar de torpedear lo que se empecinaron en calificar como “la imposición del euskera”, aunque la iniciativa simplemente responda a la petición democrática de algunos navarros que, por vivir en determinados pueblos, están privados de todos los derechos lingüísticos que sí tienen los que viven en la zona vascófona o mixta. Para los populares, socialistas y regionalistas, que hayan sido las mayorías plenarias de doce municipios las que hayan pedido el cambio es lo de menos, porque incluso cuestionaron, a través de sus portavoces, la validez de la representatividad democrática y la autonomía municipal.

Pese a todo, la proposición fue admitida a trámite, por lo que la reforma sigue su curso parlamentario y terminará con la incorporación a la zona mixta (donde el euskera es cooficial) de doce municipios hasta ahora en la zona no vascófona, y que lo han pedido a través de sus ayuntamientos. Son los pueblos de Abaigar, Aibar, Amescoa Baja, Ancín, Artazu, Cabredo, Cirauqui, Mendigorria, Murieta, Villatuerta y Zuñiga. Al menos, son los pueblos de los que parte la iniciativa, ya que queda abierta la posibilidad de que, una vez aprobada la reforma y vía enmienda, se incorporen a la zona mixta todos aquellos municipios que lo pidan a través de sus plenos.

El encargado de defender la propuesta de reforma del cuatripartito fue Unai Hualde. El parlamentario de Geroa Bai enmarcó el trámite de la ley como “un paso importante para la normalización de un idioma propio de Navarra” y muy ilustrativo para desmentir la manida tesis regionalista sobre la imposición del euskera, ya que el cambio viene motivado “por las peticiones de los ayuntamientos”, por lo que “no hay ninguna imposición; todo lo contrario”.

Argumentos totalmente diferentes se esgrimieron desde la oposición, incluyendo al PSN, totalmente alineado con la derecha. De hecho, Inma Jurío no sólo vio la iniciativa como “una hoja de ruta clara” hacia el nacionalismo, sino que incluso planteó la legitimidad de los consistorios para representar a sus pueblos a la hora de tomar la decisión de solicitar el traslado. Ana Beltrán (PPN) aseguró sin rubor que “el 90% de la ciudadanía de Navarra no quiere que se elimine la zonificación lingüística” y dijo que “los navarros no han querido aprender euskera durante treinta años, ni tampoco lo usan para su vida diaria”.