'Eguna', el otro eslabón de la cadena
En 1986 nace de la mano de DEIA el semanal ‘Eguna’, íntegramente en euskera y que recoge el compromiso con la lengua vasca del periódico homónimo de las trincheras
LOS actores Klara Badiola, Patxi Bisquert y Antonio Valero saludan con seriedad desde la primera página de Eguna. Eran, en aquel otoño de 1986, los protagonistas de un gris Bilbao de película en el debut del cineasta Ernesto del Río con la cinta El amor de ahora. En las páginas interiores dan la bienvenida al semanal Eguna, testigo del rodaje de aquella cinta de amor después del exilio. “Eguna argituko dalako pozten gara, aurrera! Horrela segi!”, firmaba de su puño y letra la actriz donostiarra en el mismo set de rodaje.
En la portada, el cine compartió protagonismo con Javier Clemente, entrenador del Espanyol y que había empatado a tres goles en el mítico estadio de Atotxa frente a la Real Sociedad, “Clemente 3, Realak 3”. John Wayne volvía a las pantallas de ETB; Benegas, Garaikoetxea, Viana y Gimón eran los candidatos oficiales a la Lehendakaritza. Cuarenta páginas de contenido diverso, íntegramente en euskera bajo la cabecera Eguna. Su inspiración en el viejo Eguna, que viera la luz el 1 de enero de 1937 en plena Guerra Civil y cercenado, seis meses y medio después, por el sitio de Bilbao en junio del mismo año, quedaba patente bajo la mancheta del mismo nombre y donde se leyó durante semanas “Katea ez da eten”, una declaración de intenciones que venía a expresar que el euskera en la prensa seguía vivo bajo la sugestión y el cuño de un periódico de guerra. El semanario Eguna lo lanzó Editorial Iparraguirre, editora de DEIA, el 5 de octubre de 1986 retomando la cabecera y siguiendo la numeración a partir del número 140, el inmediatamente posterior al último de aquel primer diario euskaldun que nació en plena contienda.
Bajo la dirección de Luis Alberto Aranberri Amatiño, el semanario heredero de aquel diario cuya rotativa fue confiscada en 1937, no nació puramente como un proyecto continuador de aquel diario euskaldún de la guerra, sus motivaciones partían de un momento concreto con el nacimiento de la radio y la televisión en euskera, por lo que también ese movimiento de la prensa tenía que tener su reflejo en el papel. “Si se explica que la Administración haga una televisión y radio en euskera, se pregunta Amatiño, “¿por qué había miedos para hacer un diario en euskera?, ¿cuál es la ventaja competitiva de los medios impresos euskaldunes?”. En medio de este debate, DEIA y Egin sacaron a la calle su periódico en euskera (Eguna y Hemen, respectivamente) en la confianza en que después, el tiempo generaría su propio desarrollo. “Fue un momento concreto en la historia y en nuestra voluntad estratégica no estaba tanto la continuidad del proyecto Eguna del 37, que tomamos, por supuesto, como un símbolo. Fue nuestra contribución al igual que el viejo Eguna significó la continuación de la sección de euskera del Euzkadi”, recuerda Amatiño.
El semanario Eguna nació el 5 de octubre de 1986 como respuesta también a las dificultades de mantener en el mercado una prensa donde convivían el euskera y el castellano. Amatiño no es partidario de la prensa bilingüe, como así lo demostró la ausencia de éxito de las informaciones “mixtas” tanto en DEIA como en Egin. “El euskera siempre será escaso para contentar al público euskaldún y será excesivo para el castellano-hablante”, señala Amatiño. Por esa razón, para los editores de la época era importante sacar al mercado un producto íntegramente en euskera, “un espacio físico que tenga su propia autonomía, decida por sí mismo y que no le moleste al castellanohablante”, señala. Un periódico con entidad propia que cumplía el viejo sueño de los euskaldunes: tener entre sus manos un producto íntegramente en euskera manteniendo el eslabón de continuidad de la lengua cercenada con la entrada de las tropas franquistas en el 37 y responder a las necesidades del mercado en unos tiempos de ebullición de la prensa, en euskera y en democracia.
Aquel Eguna “heredero”, fue una suerte de prueba piloto de lo que podría ser un periódico en euskera y en un mercado competitivo. Con formato revista, fotografías y, subraya orgulloso Amatiño, “la página del tiempo a todo color ya en 1986, nosotros propusimos, hace 30 años, un formato más moderno, más ligero, con más aire y muchas peculiaridades”. Obviamente Eguna no nació con vocación de ser un periódico al uso, aunque “tampoco pretendimos ser la primera opción de nadie -indica- buscábamos ser la segunda opción de un público bilingüe al que ya presumíamos la compra de un primer periódico en castellano”.
Con todo, Eguna vio la luz con secciones ciertamente novedosas: un estudio grafológico a los famosos, premios al acierto y al desacierto o una sección de chistes verdes que generó algún problema, según Amatiño, “más por las expresivas viñetas de Ángel Vadillo que por el propio texto. Los lectores que desconocían el euskera opinaban más por lo que intuían que por lo que podían realmente entender”. De hecho, el carácter íntegramente euskaldún de Eguna inspiró una doble página dedicada expresamente a los lectores que estaban aprendiendo euskera. Textos más sencillos, pies de foto, efemérides, horóscopo, heráldica, jeroglíficos, sopas de letras, concursos, hiztegia? una diversa gama de secciones donde el seguimiento y participación estaba al alcance de todos los lectores.
Los protagonistas de aquella redacción eran jóvenes periodistas todoterreno que no llegaban a los 30 años: José Antonio Zubikarai -paradigma de los dos eslabones de aquella cadena que se quería reivindicar ya que era hijo de Agustin Zubikarai, redactor del Eguna de 1937-, Mikel Atxaga, Joseba Etxarri, Nikolas Aldai, Txemi Galarraga, Ana Sofía Eskisabel y Xipri Arbelbide (Iparralde). “Tres décadas después, sabemos que todos ellos demostraron que no estaban allí por casualidad y que se labraron más tarde una profesión en prensa, radio o televisión. Seguro que fue una gran escuela para ellos”, señala Amatiño sin olvidar el gran peso del panel de opinadores como Joseba Arregi, Martín Ugalde o Emiliano López Atxurra, y columnistas de la talla de Jon Kortazar, Begoña del Teso, Edorta Kortadi, Koldo San Sebastián y José Luis Arriaga. “Fue una época fantástica, lo pasamos muy bien -concluye- con una perspectiva de 30 años, me atrevo a decir que no lo hicimos nada mal”.
“Kaixo, irakurle berri!”, saludaba el semanario a sus lectores en 1986 desde las páginas interiores de aquel primer número, el 140, emulando casi 50 años después a aquel mítico “Emen gaude!” que ensalzó la portada del vetusto Eguna de urgencia, el primer periódico en lengua vasca, surgido en la Guerra de las estructuras del diario Euzkadi y cuyo último número llevaba sin saberlo una invisible cadena como inspiración de futuro.
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