El corazón de Washington habla en euskera en el Smithsonian Folklife Festival
El diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, destaca “el privilegio de mostrarnos al mundo desde Washington” y agradece al Smithsonian su ayuda para “difundir y a perpetuar nuestra cultura y nuestra lengua, el euskera".
BILBAO. En el National Mall, una explanada al aire libre, se levanta un "trozo de Euskadi", en el que el visitante curioso e interesado por la cultura vasca puede jugar a pelota en un pequeño frontón, participar en talleres de txalaparta, elaborar "pintxos", conocer cómo se produce el queso de Idiazabal o la sal del Valle alavés de Añana, aprender distintas disciplinas artesanales como la elaboración de alpargatas o recibir alguna clase de euskera.
En la primera y soleada jornada del festival, el visitante puede dar una vuelta por las casetas sin aglomeraciones de gente. Los organizadores esperan una mayor afluencia de personas durante el fin de semana, con la previsión de que el evento reciba más de un millón de visitantes.
Un paseo por el pueblo vasco recreado en el centro de Washington ofrece escenas como la de un grupo de norteamericanos en una clase de euskera, repitiendo los números del uno al diez en lengua vasca: bat, bi, hiru, lau..., se les oye.
Les guía José Ignacio Zinkunegi, "Kinku", responsable del aprendizaje de euskera en las "euskal etxeak" del mundo, quien asegura a los periodistas que el euskera es "la puerta de entrada" a la cultura vasca para la gente que siente curiosidad por ella fuera de Euskadi.
De las 180 "euskal etxeak" que hay repartidas por el mundo, en cerca de 80 se imparten cursos de euskera. En EEUU hay una quincena de centros vascos y unos veinte grupos de euskera, en los que participan unos 250 alumnos.
En el frontón instalado en el Mall, el visitante encuentra al presidente de la federación de pelota vasca en EEUU, Xabier Berroeta, hijo de un inmigrante originario del navarro Valle del Baztán.
Por su parte, la redera María Elena, tras toda una vida haciendo redes de pesca en Bermeo, sorprende en Washington con su habilidad para tejerlas.
También llama la atención el contraste entre innovación y modernidad que ofrecen la factoría marítima cultural Albaola, que muestra el proceso artesanal de fabricación de barcos a la antigua usanza, y el joven emprendedor Jon Lasa, que tras un proceso de investigación, fabrica traineras de fibra de carbono, lo que aumenta la eficiencia del modelo en el agua, según explica a quien se interesa.
En el acto de inauguración del festival, el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, en representación de las instituciones vascas presentes, ha destacado que se trata de "un día muy especial" para el País Vasco por la presencia de Euskadi "en el corazón" de EEUU.
Rementeria ha estado acompañado por los diputados generales de Álava y Gipuzkoa, Ramiro González y Markel Olano, respectivamente, y la consejera vasca de Competitividad, Arantxa Tapia.
Al festival también ha acudido una representación de los partidos vascos con presencia parlamentaria, conformada por Andoni Ortuzar (PNV), Javier De Andrés (PP) y Urko Aiarza (EH Bildu).
En el acto, el congresista demócrata de origen vasco John Garamendi ha destacado "la oportunidad" que representa el Folklife Festival para presentar "el nuevo País Vasco, el País Vasco del futuro".
Por su parte, Michael Atwood Mason, director del Smithsonian's Center for Folklife and Cultural Heritage -organizador del evento-, ha animado a los asistentes a recoger el espíritu del festival, en el que participan 300 personas de Euskadi y de la diáspora.
La inauguración ha contado con la actuación del trikitilari Kepa Junkera, así como de músicos de California, la otra cultura representada en la presente edición del festival.
El acto de hoy estuvo precedido ayer de una recepción a los participantes y de un actuación en el National Museum of American Indian de la bailarina Lucía Lacarra, quien confesó sentir un "honor enorme" por "celebrar la cultura vasca" en la capital norteamericana.
También actuó el pianista Joaquón Achucarro, otro bilbaino ayer protagonista en Washington, muchos años después de que su tío Nicolás
Achucarro acudiera a la capital norteamericana a principios del siglo XX para organizar el departamento de anatomía neuropatológica el Queen Elisabeth Hospital, según rememoró el artista.
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