Bilbao - Los objetivos son los mismos que en 1992, cuando se firmó la Convención del Cambio Climático: investigar y contribuir al esfuerzo global para tratar de frenar y mitigar los efectos del calentamiento global. Y en estas tareas -obligación para muchos países tras la pasada cumbre de París, COP21-, Euskadi va un paso por delante. Así lo expresó ayer María José Sanz (Valencia, 1963), nueva directora científica de BC3, el Instituto vasco de referencia internacional en el estudio y diseño de programas y medidas en la lucha contra el cambio climático.

Recordó en este sentido la estrategia vasca -presentada a otros agentes mundiales durante la cita de diciembre de París- que define las líneas centrales sobre las que deberán pivotar las políticas multisectoriales (educación, salud, transporte, empleo,...) de sostenibilidad y los compromisos para hacer realidad la transición hacia un modelo energético descarbonizado. “El Gobierno vasco -subrayó Sanz- tiene una sensibilidad muy grande hacia los temas medio ambientales”.

Así, esta Doctora en Biología -que anteriormente ha trabajado para la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático- manifestó su deseo de mantener el pulso de la actividad investigadora para aportar, de este modo, una base científica sólida al paquete de acciones que administraciones públicas (y también empresas privadas y ciudadanía en general) deberían asumir para abordar las problemáticas y efectos sociales y económicas asociados al cambio climático.

Sanz -asume el cargo tras la jubilación de Anil Markandya- insistió en la necesidad de seguir aportando conocimiento a la sociedad, investigando, orientando y poniendo el foco en todos esos asuntos salpicados de una u otra forma por el calentamiento global. “Lo que necesita un gobierno es estar bien informado para planificar y obtener resultados en la dirección correcta”, apostilló la directora científica del Centro Vasco para el Cambio Climático.

“Me parece un modelo [el vasco] de cómo avanzar en esa idea de un desarrollo más sostenible y cercano a los recursos naturales. Por eso este centro [BC3] está aquí. No conozco centro de estas características auspiciado por un gobierno regional. Es un modelo exportable”, ilustró Sanz.

A lo largo del presente año, adelantó la directora científica de BC3, los 40 profesionales de 11 nacionalidades que trabajan en este Instituto, participarán en más de 50 proyectos de investigación, con financiación de naturaleza pública y privada. “En la actualidad, el centro está trabajando ya en 7 proyectos del programa europeo Horizon 2020, con una financiación plurianual conseguida en 2015 de más de 2 millones de euros”.