‘Virguerías’ en el siglo XXI
Hay mujeres que acuden a los cirujanos plásticos para rasgar quirúrgicamente el himen y poder realizar el coito; otras, en cambio, van para reconstruirlo por motivos religiosos y culturales
eL himen. Esa membrana que una mujer puede tener o no desde su nacimiento, que puede rasgarse o no antes de mantener el primer coito y que hasta la aparición del vello púbico y de las defensas químicas de la vagina colabora en la protección de la entrada vaginal frente a agentes externos. A lo largo de la historia mucho se hablado sobre él, principalmente para asociarlo a prescripciones morales como la virginidad. Sin ir más lejos, el propio término proviene de Himeneo, el dios heleno de las ceremonias esponsales; si bien esta tela poco prueba -salvo su propia existencia, si la hubiera-. Aun así, la asociación entre himen y virginidad se ha mantenido hasta día de hoy y no han sido pocos los que han hurgado y cosido virgos, dando vida a personajes como la Celestina, de Francisco de Rojas. En la actualidad ya no son brujas ni casamenteras las que se encargan de estas virguerías, sino cirujanos plásticos. Como el doctor José Gurrea.
Ginecólogo en la Clínica Euskalduna, Gurrea lleva años realizando la himenoplastia o, en otras palabras, la reconstrucción quirúrgica del himen. “Al año vienen unas doce chicas, alrededor de una cada mes”, comenta el ginecólogo. El motivo: “Hay a mujeres que les interesa recuperar la virginidad antes del matrimonio”. Principalmente, explica Gurrea, se trata de personas musulmanas y de etnia gitana.
Sin embargo, más allá de los motivos culturales y religiosos, en otras ocasiones también es por capricho o por negocio. Por ejemplo, Leticia Sabater, presentadora de televisión, actriz y cantante, se reconstruyó el himen hace unos meses al mismo tiempo que se realizó una vaginoplastia para aumentar la capacidad de su cavidad genital. Todo esto a los 48 años de edad. Y también hay algunas meretrices que se realizan una himenoplastia para vender su recién adquirida virginidad al mejor postor.
Fuera como fuese, Gurrea asegura que se trata de una operación sencilla y rápida: con un quirófano y anestesia local, en aproximadamente veinte minutos se cosen las carúnculas himeneales, los restos del virgo. “A partir de ahí, el himen se va regenerando por sí mismo”. Esta intervención cuesta alrededor de 900 euros.
Pero no todas las mujeres que acuden a los ginecólogos por motivo del himen es para reconstruirlo. Según Gurrea, algunas también se acercan para rasgarlo quirúrgicamente. Después de todo, hay diferentes tipos de hímenes, desde el complaciente, que no se rompe aunque se hayan mantenido repetidas prácticas penetrativas, ya que es muy elástico y solo se rasga en el momento del parto, hasta aquellos que son tan rígidos que impiden realizar el coito. “Son sobre todo estos últimos los que nos dedicamos a rasgar en la clínica”. El coste de la operación ronda los 600 euros y Gurrea asegura que también es una intervención sencilla a la que no se someten demasiadas mujeres.
Riesgos del himen imperforado
Sin embargo, Gurrea señala que hay un tipo de virgo concreto que puede traer aún más problemas. Se refiere precisamente al himen imperforado -totalmente cerrado-. Es el tipo más común de obstrucción vaginal y aunque hasta la pubertad no tiene ninguna consecuencia, a raíz de la primera menstruación la sangre se va acumulando -criptomenorrea- y puede producir dilatación de la vagina y el útero, dolor de estómago, dolor de espalda y problemas con las micciones y deposiciones.
De ahí que en la actualidad, a las personas a las que se les diagnostica esta imperforación en el himen cuando son bebés, se les practica una cirugía cuando apenas han iniciado la pubertad -es decir, cuando empiezan a crecer y tienen un poco de vello púbico, pero todavía no el periodo-. Y si la imperforación es diagnosticad cuando son mayores, se les realiza la misma cirugía y se asegura de que salga la sangre menstrual vieja.
El virgo y sus virguerías, sea por salud, cultura o capricho, siguen a la orden del día. Hasta tal punto llega la fijación por esta membrana que se comercializan hímenes artificiales a unos 20 euros la unidad -también conocidos como hímenes falsos o hímenes chinos debido a la popularidad que alcanzó este producto en el país asiático hace unos años-. Ante esta situación, los expertos recuerdan que la existencia o no del virgo durante el primer coito solo prueba la presencia o no de esta membrana.
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