Donostia - Su tarjeta de visita casi siempre es la misma: “me encuentro mal”. Los profesionales saben que basta con tirar un poco del hilo para poner nombre al desasosiego, que se resume en dos palabras: acoso escolar. Hay relatos oscuros y descarnados que exigen una intervención profesionalizada de inmediato para que esa infancia o adolescencia no acabe por romperse en mil pedazos. El año pasado, un total de 464 menores cogieron el teléfono y marcaron el 116111. En los casos más graves, confesaron ser víctimas de maltrato infantil, psicológico o negligencia.
Pero no siempre llaman ellos y ellas. No es fácil hacerlo en una edad en la que ni siquiera se acierta a saber qué está pasando. Un porcentaje muy elevado de las llamadas responden a malestar “que tiene que ver con situaciones de soledad”. Se sienten mal con ellos mismos. La adolescencia siempre es una etapa en la búsqueda de identidad social. Hay que dar un salto cualitativo, y en ese tránsito uno se juega la autoestima y las relaciones sociales en el día a día. “Hay muchas dificultades de relaciones, de falta de pertenencia, de presión grupal, y cambios constantes de cuadrilla”. Todo ello genera una desorientación que también es percibida por el entorno.
De hecho, en otros 626 casos fueron los padres, madres o tutores quienes cogieron el teléfono durante el año pasado para ponerse en contacto con Zeuk Esan, el servicio del Gobierno vasco de atención a niños, niñas y adolescentes. En total, 1.090 llamadas que, de algún modo, revelan un pedregoso tránsito hacia la madurez, que puede conllevar peligrosas caídas.
Durante las dos últimas semanas este servicio ha atendido tres casos “especialmente graves”. No es lo habitual, pero ocurre, como dio constancia ayer de ello Kepa Torrealdea, psicólogo del gabinete Agintzari. “Hay menores que nos llaman para trasladarnos dificultades en el ámbito de las relaciones. Las dos llamadas de la última semana son dos casos de negligencia considerablemente fuertes, donde una tercera persona que quería mantener el anonimato nos indicó que el padre y la madre estaban cuidando mal del niño, y entre ellos se llevaban a matar”. Tres casos similares en apenas semana y media, cuando durante todo el año pasado se atendieron dos sucesos de esta naturaleza.
A preguntas de este periódico, el psicólogo explicó que las situaciones que revisten de mayor gravedad siempre conllevan “maltrato físico, emocional o negligencia”. El 80% de las llamadas se producen por “un conflicto relacional”, la mayor parte de ellos relacionadas con el acoso escolar. “El bullying está presente en la mayor parte de las llamadas que recibimos de padres y madres. Cuando llaman directamente los menores, su tarjeta de visita suele ser otra. Dicen encontrarse mal, pero con el tiempo acaba por aflorar también el acoso”, detalló Torrealdea.
Los profesionales, por el bien superior del menor, redactan a partir de ahí una ficha de notificación que inmediatamente es derivada a los Servicios Sociales de base del municipio del que procede la llamada. La investigación se abre en ese momento y, una vez que el servicio telefónico comunica el caso, el seguimiento se realiza desde los servicios de base de cada Ayuntamiento.
Difusión en los centros El psicólogo detalló ayer los pormenores del servicio durante una rueda de prensa en la que se presentó la nueva campaña de difusión de esta útil herramienta. En la comparecencia estuvo presente el consejero de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, Ángel Toña; Begoña Aramendi, directora de Innovación Educativa, y José Luis Madrazo, máximo responsable de Política Familiar. Los tres han sumado esfuerzos para que Zeuk Esan se difunda en todos los centros escolares de Primaria, Secundaria y de Formación Profesional.
“Sabemos que, en el sentir de los niños, los políticos podemos llegar a estar en la estratosfera, pero es importante que sepan que hay profesionales cualificados que pueden atender sus inquietudes de modo que no se sientan solos. Aunque están la familia y los amigos, todos hemos sido niños y hemos tenido recuerdos oscuros. Para el Gobierno vasco es fundamental ofrecerles herramientas para que se sientan protegidos”, recalcó el consejero.
Se busca dar un nuevo impulso al servicio, y para ello se han habilitado diferentes canales a través de las nuevas tecnologías, que pueden consultarse en el recuadro que acompaña estas líneas. Además del teléfono 116111 -gratuito, anónimo “y que no deja rastro en las facturas telefónicas”, según precisó Toña- el servicio incluirá a partir de ahora un boletín quincenal con noticias relacionadas con la infancia y la adolescencia que se colgará en las redes sociales.
El objetivo es que todas las personas menores de edad conozcan el servicio, “y darlo a conocer también entre el profesorado” ya que, según expuso la directora de Innovación Educativa, ellos y ellas pueden detectar situaciones de vulnerabilidad o riesgo de desprotección. “Aprender a ser y a convivir no es fácil. Los alumnos se enfrentan a retos complejos a los que hay que saber responder. No todos son iguales. Hay quienes tienen más facilidad para comentar a sus profesores o a la tutora lo que les pasa. Pero hay otros alumnos que necesitan contarlo sin perder el anonimato para que no les hagan más daño ”.
Cuando una persona no está bien, no puede estudiar con normalidad ni formarse, y hay alumnos que no acaban de encontrar su lugar en el aula. Para atajar el acoso del que pueden ser víctimas se antoja crucial la colaboración entre el Departamento de Educación y la dirección de Política Familiar. “Queremos abrirles las puertas para que puedan relatar sus experiencias y que sepan que el servicio funciona durante los 365 días del año”, recordó Madrazo.