bilbao - Un presunto fallo humano ocasionó la muerte el pasado sábado del getxotarra Diego Lastra en el parque BKZ Navarra Aventura de Elizondo (Baztan). La víctima, aquejada de parálisis cerebral, participaba en el péndulo, una atracción en la que el visitante, sujetado por un arnés, se lanza al vacío desde una plataforma situada a 100 metros de altura en lo que simula una caída libre. Sin embargo ayer trascendió que Lastra solo estaba sujeto por uno de los dos cables que debían hacerlo, por lo que ya se ha denunciado penalmente al responsable de colocar estas sujeciones.

Según informó el Gobierno de Nafarroa, la investigación realizada por la Policía Foral ha concluido que no le colocaron uno de los cables de sujeción al fallecido, Diego Lastra Gutiérrez, de 40 años y vecino de Getxo, quien terminó precipitándose al vacío. Según las pesquisas policiales, al vizcaino le faltaba uno de los cables de fijación, que debía unir su arnés con la sirga o cuerda que atraviesa el barranco.

Ayer mismo, amigos y familiares de Diego Lastra le rindieron un emotivo homenaje en el tanatorio de Aldapas, en Algorta, donde el domingo por la tarde llegó el cadáver. Numerosas personas se reunieron para despedir a todo un referente en el mundo de la discapacidad vizcaina que ejemplificaba a la perfección el afán de superación. También ayer Juan Carlos Sola, director de Fekoor, recordó emocionado a su compañero y amigo, un vivo ejemplo de la igualdad de oportunidades a quien la parálisis cerebral que le mantenía atado a una silla de ruedas nunca conseguió frenar. “A Diego no le gustaba que le contasen las cosas, él quería vivirlas”, rememoró. Por eso, Sola relató a este periódico cómo había preparado a conciencia y con relativo misterio la aventura que, sin embargo, terminó con su vida.

Como consecuencia de la investigación del accidente fatal que provocó su muerte, ha sido denunciado penalmente como presunto autor de un delito de homicidio por imprudencia el responsable de colocar las sujeciones en esta atracción, que es un vecino de Berrioplano (Nafarroa), de 52 años y cuya identidad responde a las iniciales M.M.A.G.

Ayer, Juan Carlos Sola, afirmó a este periódico que todo el entorno ya sospechaba que el siniestro “se había tratado de un error humano. No teníamos ninguna duda de que alguien había hecho mal las cosas y eso terminó con la vida de Diego”, explicó Sola a DEIA. “Hay gente que ha cuestionado si personas con discapacidad -y la dependencia de Diego era muy, muy alta- pueden practicar este tipo de deportes de aventura, pero sí se cumplen todos los requisitos, sí se puede”, manifestó.

No en vano la atracción en cuestión dispone de un sistema específico para que se puedan arrojar al vacío aquellas personas que cuentan con una discapacidad, como en el caso del fallecido. En estas situaciones se les colocan dos sujeciones, una que les permite asomarse al barranco con las piernas colgando y otra que les une, como al resto de participantes, a la sirga que atraviesa el barranco. Diego Lastra sí llevaba la primera sujeción, pero no la segunda, tal y como concluye la investigación realizada por la Policía Judicial de la Policía Foral.

Con la ayuda incansable de su familia, su apoyo vital, el propio Diego Lastra demostró a lo largo de su existencia que su discapacidad no era ninguna limitación. Licenciado en Derecho era un deportista consumado -había practicado parapente, tirolina o esquí adaptado- y era un viajero experimentado. Lastra reivindicaba además sin cesar el derecho a la asistencia para las personas con discapacidad.