Los regalos de Navidad tradicionales, materiales, están quedando relegados en el fondo del armario. Si bien Olentzero todavía reparte calcetines, calzoncillos y algún que otro juguete, el viejo carbonero cada año está optando más por esos packs de experiencias y servicios tan de moda últimamente. Rafting, ski, spa, pero también tratamientos estéticos como depilación láser. “Los precios son cada vez más asequibles y muchas madres optan por este regalazo”, asevera Eider Martín González, responsable de la franquicia Centros Único en Donostia. ¿La razón? A diferencia de otros métodos, el láser es definitivo.

Basado en el proceso de la fototermolisis selectiva -es decir, en la destrucción específica de una estructura celular, en este caso de los folículos pilosos, mediante el aumento térmico inducido por un láser-, la depilación láser es una práctica cada vez más habitual frente a la cera, las pinzas o la cuchilla. “Las zonas que más se depilan son piernas, inglés y axilas en las mujeres y pecho, espalda y piernas en los hombres”, explica Eider. Aunque hay más de una técnica posible, a día de hoy la mayoritaria es el láser de diodo. En cuanto a las razones, Eider asegura que no solo se elimina el vello por motivos estéticos. “Hay mucha gente que viene aquí por cuestiones de salud”. Pelos enquistados, foliculitis, fistulas. “Son problemas que si eliminamos el pelo, desaparecen”. Por no hablar de la comodidad. “Hay mucha gente que lo soporta mucho mejor que la cera”. Y además, se mejora la calidad de la piel: “Al no haber vello, el poro se cierra y esta queda más lisa y uniforme”.

Jóvenes, adultos e incluso ancianos. Según Cristina Puertollano, del centro Lasermedik de Gasteiz, no hay una edad concreta. “Tenemos pacientes de 15 años en adelante”. Aun así, asegura que a partir de los 20 es cuando mejores resultados obtienen. “Y los hombres también se están incorporando cada vez más”. En los 10 años que Lasermedik lleva abierto, Cristina ha advertido un incremento en el número de hombres que se están depilando.

Como en todo, la crisis también ha hecho mella en este negocio. “Nosotros nos hemos adaptado reduciendo precios”, explica Cristina. Al igual que Lasermedik, el resto de los centros de depilación láser han optado por la misma medida. Las consecuencias: “La clientela ha subido, pero al bajar los precios no se ha traducido en mayores ingresos”. En algunos casos, como el del centro gasteiztarra, incluso se han visto obligados a aumentar la plantilla para hacer frente a la demanda.

Definitiva en más de una sesión

Pero si bien la depilación láser es definitiva, no es cosa de una sola sesión. Influyen el tipo y la cantidad de pelo, el color de piel, problemas hormonales, la edad, el género y, sobre todo, la fase de crecimiento del vello: “No podemos depilar en una sola sesión porque no todos los pelos están en la misma fase de crecimiento que a nosotros nos interesa”, informa Ana Hurtado, responsable del centro Diodepil de Bilbao. Esa fase, en concreto, sería la anágena.

Tras muchos años de experiencia en este sector, ya que antes de responsable del centro Diodepil también ha impartido cursos y conferencias sobre esta materia, Ana asegura que, siempre que se utilicen “buenas máquinas”, la media de sesiones necesarias son ocho. “Hay máquinas chinas y coreanas que están tiradas de precio, pero que incluso con 20 sesiones no hacen absolutamente nada”.

Aunque admite que para el cliente es complicado saber quién tiene una buena herramienta y quién no, explica que una guía es que se deje un espacio de mínimo dos meses entre sesión y sesión. “Y la depilación láser es definitiva si se termina el tratamiento; otra cosa es que se deje a medias”, incide, desmintiendo la leyenda popular de las sesiones de recordatorio.

El láser gana terreno día a día y no solo porque sea definitivo. “Se puede hacer a cualquier edad y es mucho menos nocivo incluso que la cera”, afirma Ana. Ni corriente, ni radiación, ni electricidad; luz nada más. “Además, permite dar un buen acabado y hay menos posibilidades de quemar al cliente que mediante otras prácticas”. Para algunos la cera, las pinzas y las cuchillas ya son cosa del pasado.