DONOSTIA. El agua y la luz seguían funcionando ayer por la tarde, pero el corte de suministro puede ser inminente. El arranque del curso no ha podido ser más conflictivo en la Ikastola Kaskatorenea de Ziburu, en Lapurdi. Los trece alumnos de la escuela, de entre dos y cinco años, acuden a las clases rodeados de fotógrafos y cámaras de televisión. Los tutores intentan arroparlos, pero los menores adivinan el nerviosismo de sus padres. “Si, pese a todo, son capaces de traer a sus hijos en estas condiciones, es que existe un deseo muy grande de que estudien en euskera”, sostiene Hur Gorostiaga, presidente de Seaska, la Asociación de Ikastolas de Iparralde.

La relación cordial que impera actualmente entre la treintena de alcaldes de Iparralde donde se ubican ikastolas encuentra su excepción en Ziburu, donde su máximo regidor, el derechista Guy Poulou, ha amenazado a esta escuela de Educación Infantil con contarles el agua y el suministro eléctrico. Quiere que se marchen a toda costa del espacio que les cedió hace dos años junto a la escuela pública del municipio, que se encuentra en obras.

La ikastola entiende que el alcalde ha faltado a su palabra por no facilitarles una nueva ubicación, “como se comprometió por escrito”. Y dicen que no se marchan, a pesar de los cien euros diarios con los que han sido multados por el tribunal de Pau (Pirineos Atlánticos) .

centros pequeños Las 31 ikastolas de Iparralde, que integran a un total de 3.200 alumnos, siempre han tenido que lidiar con un contexto incierto. Son centros escolares pequeños, pero en constante progresión. La mayor ikastola se encuentra en Hendaia con 240 alumnos de Primaria. Entre las escuelas más modestas figura Ziburu, en el centro de la polémica estos días, donde no hay puntos de encuentro. “Le hicimos varias propuestas y fue él quien nos dijo que nos instaláramos junto a la escuela pública Mariñela”, rememora Gorostiaga. El centro sabía que no era una solución definitiva, pero aquí han impartido las clases durante los dos últimos años.

Con las elecciones municipales francesas a la vuelta de la esquina, responsables de Seaska mantuvieron a comienzos de año una reunión con Guy Poulou. En aquel encuentro, el regidor de Ziburu se comprometió por escrito a reubicar la escuela en un edificio por construir proyectado “en una zona para la infancia” del municipio. Pero tras las elecciones, todo cambió por completo y aquel compromiso por escrito se convirtió en papel mojado, denuncia Seaska.