Álvaro Ubierna: "El punto más débil de las cosas conectadas a internet es el usuario"
El crecimiento de objetos con conexión wifi aumenta los riesgos de seguridad A finales de 2013 existían más de 10.000 millones de dispositivos conectados a la Red; se calcula que en 2020 serán alrededor de 50.000 millones
Bilbao - La tecnología e internet tienen la capacidad de hacer inteligentes a los objetos tontos. Esta es una cualidad que abre muchas posibilidades de uso, negocio e información, pero que también multiplica los riesgos de seguridad asociados al uso de la Red y la transmisión de datos. Cuando se habla del internet de las cosas siempre sale el ejemplo del frigorífico conectado a la Red que avisa de que faltan determinados alimentos o que los yogures han llegado a la fecha de caducidad, que puede hacer el pedido al supermercado on line y adaptar su temperatura a las circunstancias ambientales.
Ese tipo de electrodomésticos, que parecen del futuro pero ya existen, representa solo una pequeña parte del potencial que ofrecen las tecnologías que permiten la conexión a internet de todo tipo de cosas, desde coches hasta gafas, dispositivos para cuidar las plantas o las mascotas, zapatillas de deporte, cepillos de dientes, lámparas, pulseras y ropa. El TelekoGaua 2014 -evento de referencia en Euskadi para los profesionales del área de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones- ha elegido el tema de internet de las cosas para las jornadas técnicas de esta edición.
Álvaro Ubierna, presidente de la Asociación de Ingenieros de Telecomunicación del País Vasco (AITPV) explicó que habían optado por debatir sobre el internet de las cosas "porque es el paradigma tecnológico de moda". "La evolución de internet empezó en los años 60 con la conexión de grandes ordenadores de universidades y centros militares; luego llegó a las empresas, también con ordenadores enormes y en los años 80 empezaron los PC en los hogares. La evolución ha continuado hasta el punto de que ahora tenemos ordenadores mucho más potentes que aquellos en el teléfono móvil, el reloj, el coche, la ropa y muchos otros objetos y la posibilidad de que se conecten de forma inalámbrica desde cualquier punto".
Dispositivos conectados Álvaro Ubierna añadió que también se aprovechará el despliegue del 4G para hablar del internet de las cosas en relación con la banda ancha y la movilidad. "Internet of Things (IoT) trata de los objetos conectados a Internet, algo que ya era posible, pero con el despliegue del 4G realizado este año disponemos de más ancho de banda y de muchas más posibilidades para que los objetos en movimiento puedan comunicarse", explicó el presidente de la AITPV.
Esa mayor capacidad de conexión y transmisión de datos es fundamental para el desarrollo de IoT, ya que si según el MIT Technology Review a finales de 2013 existían en el mundo más de 10.000 millones de dispositivos conectados a internet, en el año 2020 esa cantidad se habrá multiplicado alcanzando los 50.000 millones de dispositivos conectados. A eso se añade que el CEO de Cisco, John Chambers, vaticinó que el internet de las cosas "tendrá un impacto social y económico hasta diez veces mayor que el que tuvo internet en sí mismo". Internet de las cosas no solo trata de conectar sensores, sino de hacer más inteligente y dotar de capacidad de gestión cualquier tipo de fuente de información. Todo esto hará que la sociedad cambie muchas de sus formas de relacionarse con personas y objetos, aumentará la cantidad de información y las facilidades de acceso. Mientras se definen las áreas de mayor desarrollo potencial del IoT, surgen multitud de dispositivos y aplicaciones que tratan de responder o crear una necesidad, como conocer y estudiar nuestras pulsaciones mientras hacemos deporte, conectar la calefacción antes de llegar a casa o grabar un vídeo a través de las gafas.
"De todas las cosas que se lanzan y de las que hablan los especialistas, creo que lo que cuenta con más potencial son las gafas y los drones. Yo veo un gran campo de crecimiento en la incorporación de la tecnología tipo Googleglass a los coches", adelantó Álvaro Ubierna al ser preguntado por los productos conectados con más posibilidades de hacerse habituales. Según otros expertos, "la estrella" a corto plazo de lo que se denominan dispositivos ponibles (wearables) parece que es el reloj inteligente, que será una extensión de los teléfonos móviles y contará con funcionalidades añadidas como la de facilitar la visualización de mensajes y medir constantes biológicas del usuario.
Sobre la capacidad de las redes para asumir el previsible aumento del tráfico de datos, el presidente de los telecos vascos señaló que "así como hace unos años se hablaba de un posible ahogamiento de las redes, hoy en día no hay ningún riesgo y la tecnología sigue creciendo mucho en cercanía al usuario y bajando precios". "Creo -añadió- que el punto más débil de toda esta evolución es el usuario, que tiene que adaptarse a un nuevo mundo y, sobre todo, saber utilizarlo bien".
Álvaro Ubierna destacó que "hay muchos riesgos que habrá que ir trabajando, entre ellos están el mal uso y la intimidad del usuario, porque estamos poniendo un montón de datos en manos de empresas que no conocemos, que no sabemos dónde están o qué hacen con esa información. Por ejemplo, tendemos a pensar que Google es gratis y no es así, porque los usuarios damos a Google mucha información que luego revende. Facebook, WhatsApp, etc. tienen un modelo de negocio basado en nuestra información y eso tiene implicaciones muy complejas porque la legislación al respecto es local, cada país tiene la suya, y eso con las globalización ya no resulta suficiente".
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