Bilbao - Javier Oñate conoce de cerca a Ricardo Blázquez. Al principio de su episcopado ejerciendo su labor de párroco en la zona minera y más tarde desde el Instituto de Teología Pastoral (IDTP), primero como profesor y desde 2002 como director.
¿Cómo fueron aquellos primeros años de Blázquez en Bilbao?
-La entrada fue muy difícil, catastrófica diría yo. Había mucho malestar porque no se había tenido en cuenta el parecer de la diócesis y se había nombrado a alguien que no pertenecía a ella. Hubo boicot al acto de entrada en la catedral, hubo dimisiones... Aunque es verdad que el nombramiento vino algo dulcificado por la elección de don Carmelo Etxenagusia como obispo auxiliar.
¿Don Carmelo Etxenagusia tampoco tuvo problemas?
-Don Carmelo era un hombre muy apreciado. Pero su nombramiento fue algo ambiguo. En algunos sectores se interpretó que eso era querer contentar a la diócesis con un cura euskaldun muy querido. Y otros entendieron que don Carmelo se había prestado a una jugada del Vaticano. Pero son cosas pasadas.
¿Cómo se desarrollaron los acontecimientos?
-Aquella entrada tan abrupta se fue templando y hubo una especie de entente ya que respetó algunas de nuestras formas de proceder históricas. Don Ricardo es un hombre tímido, de buena voluntad, que fue capaz de respetar algunas señas de identidad de nuestra diócesis. Y todo eso se le reconoció. Además no resulta un hombre duro. Tiene un temperamento afable y en las distancias cortas es muy cordial.
Se limaron asperezas y se calmaron los ánimos.
-Sí, estuvo bien acompañado por don Carmelo y por los vicarios. Y en su haber está lo bien que hizo la gestión del caso Pagola y esa es una página bastante desconocida que hay que destacar. Desde luego, la mejor etapa de su Episcopado fue la parte central. Porque la entrada no fue buena y los últimos años fueron difíciles.
¿Por qué?
-Es que en el último tramo de su Episcopado ralentizó algunas decisiones aunque prefiero no entrar en detalles. En esa última etapa hubo situaciones que son difíciles para un obispo y quizá estaba cansado y buscando el relevo. Se interpreta que lo tuvieron aquí más tiempo del debido porque desbancó a Rouco en aquella votación de la CEE.
¿Usted cree que estaba 'cantada' su elección como presidente de la Conferencia Episcopal Española?
-Yo creo que los compañeros le debían una porque generalmente los presidentes de la CEE repiten y él no pudo hacerlo. Por otra parte, muchos sectores de la Iglesia se han hecho eco de que estaban muy cansados de la forma de gestionar de Rouco Varela. Y, por supuesto, Blázquez está más en la línea de la manera de pensar del nuevo Papa Francisco.