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El temporal tuvo piedad con una Euskadi tocada

Pese a que la fuerza de la mar fue menor que en febrero, las 17 horas de olas que golpearon la costa agravarán la recuperación del frente marítimo Bermeo, Elantxobe, Mundaka, Lekeitio, Muskiz o Zarautz, los más afectados

El temporal tuvo piedad con una Euskadi tocadaRuben Plaza

Bilbao - Apagados los rescoldos de la última alarma roja marítima que volvió a azotar la costa vasca, muchas localidades se afanaron ayer en emprender el recuento de los daños generados por el temporal. Una vez remitido el oleaje y pasado el peligro, localidades como Getxo, Muskiz, Lekeitio, Elantxobe, Mundaka, Bermeo o Zarautz comenzaron a inspeccionar los desperfectos que el enésimo embate del Cantábrico ha generado en una costa cuyas infraestructuras, horas antes de llegar las olas de hasta 10 metros de altura incluso, ya presentaban un complicado estado.

Pese a que la fuerza de la mar fue menor que el pasado 2 de febrero, las diecisiete horas de olas de más seis metros que constantemente han golpeado la costa agravarán la próxima recuperación del frente marítimo. No obstante, y en principio, los daños fueron menores. Las medidas de prevención resultaron efectivas y no hubo que lamentar pérdidas mayores, salvo en infraestructuras. La propia Diputación Foral, en palabras de su portavoz, Unai Rementeria, ahondó en que los desperfectos del temporal de esta semana "fueron menores" que los de principios de febrero.

Bermeo, nuevamente, fue la localidad que se llevó el zarpazo más impactante, con la caída de un nuevo tramo de un rompeolas que ya estaba tocado. La altura de la mar, asimismo, propició que los pantalanes del puerto viejo llegaran a estar por encima del muelle, y los arrantzales fueron, otra vez, los que pasaron en vilo las horas del temporal.

Así lo reconocía el presidente de las Cofradías de Bizkaia, el bermeotarra Iñaki Zabaleta. La flota pesquera tenía "asumido" que el agua iba a entrar en Frantxua, donde se ubican sus lonjas. "El rompeolas se ha partido por otros dos sitios y en las lonjas ha entrado mucha agua; ha entrado el mar, y se ha llevado las protecciones de madera y ha arrancado por completo algunas puertas", agregaba un Zabaleta que, como sus compañeros de la mar, suspiraba por poder ejercer su actividad a salvo de nuevos temporales.

Mendexa fue otra de las localidades afectadas, nuevamente en la playa de Karraspio. Y es que llegadas las primeras luces del día, el Consistorio pudo comprobar cómo parte del paseo contiguo al arenal se había derrumbado. En la vecina Lekeitio, los daños se volvieron a focalizar en el frente marítimo de San Juan Tala, zona que ha padecido varios desprendimientos. Técnicos y responsables municipales inspeccionaron ayer ese punto, en el que los ingenieros deberán realizar un estudio antes de iniciar las obras de reparación.

El temporal también dejó imágenes impactantes en Mundaka, donde la rampa de acceso a la playa de Laidatxu sufrió daños debido a la fuerza de la mar, además del hundimiento de varias embarcaciones de recreo. En la margen opuesta de Urdaibai, también Ibarrangelu vio cómo sus arenales de Laida y Laga se vieron afectados. Mientras en el primero las olas se volvieron a comer parte del sistema de dunas -tal y como lo hicieron en la anterior alarma roja- recuperadas años atrás, en el segundo se creó un talud de grandes dimensiones. Con una reparación que se barrunta será "más a largo plazo", a escasos kilómetros la situación era mucho más precaria. Al otro lado de Ogoño, en Elantxobe, el Consistorio alertó de la situación "de riesgo" del aterpetxe. Las olas de las últimas ocho semanas han abierto un boquete en parte de la base de un inmueble colgado sobre el mar. Tras dar parte a la Diputación, el Gobierno vasco y la aseguradora, el Consistorio cree "conveniente" llevar a cabo la reparación "cuanto antes".

En Getxo, la fuerza de las olas hizo que la playa y el paseo de Ereaga se convirtieran en el refugio de miles y miles de ramas de árboles, maderas, distintos tipos de basura, e incluso algún que otro bidón. Afortunadamente, no hubo que lamentar ningún destrozo grave; la fuerza de la marea solamente rompió una piedra de anclaje de la barandilla del paseo, a la altura de la oficina municipal de turismo. Peor parados salieron en Muskiz, donde el fuerte oleaje dejó malherida la pasarela que une el núcleo de Pobeña con la playa de La Arena obligando nuevamente el cierre al público de este paso peatonal. La fuerza de las olas, que el pasado 2 de febrero ya rompió en dos el último tablero, ha sido en esta ocasión de tal magnitud que ha desplazado el puente cerca de metro y medio de sus pilares en la zona de la playa dejando la construcción metálica al borde del colapso.