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Un problema como un piano

Dos profesionales de la música bilbainas cuentan cómo desarrollar una carrera pared con pared a raíz del juicio a una pianista catalana por molestar a los vecinos

Un problema como un pianoDavid de Haro

Bilbao

Yo soy la primera que no habría soportado a una pianista como yo de vecina. Madre mía, qué locura. Me muero". María es una virtuosa, pero no solo de su instrumento, también de la sinceridad. Dedicada profesionalmente a la música, se ha gastado 20.000 euros en insonorizar una de las estancias de su domicilio y durante siete años se fue con la música a otra parte. En concreto, a dos academias adonde trasladó su piano de cola para poder ensayar. Preocupada por no ser la nota discordante de la comunidad, aboga por la convivencia armónica. "Hay muchas posibilidades intermedias de llegar a un acuerdo antes de la bomba final de ir a un juicio", dice.

María > Pianista

"Debemos tener cuidado, pero hay quien se queja por bobadas"

María echa la vista atrás, cuando tocaba el piano siete u ocho horas diarias en casa de sus padres, y reconoce la suerte que ha tenido. "Los vecinos de al lado eran unos santos varones. Yo tenía el piano pared con pared con su salón, me oían muchísimo, y el día que no tocaba y me los encontraba en el ascensor, me decían: Toca, que nos gusta, te echamos de menos. Eran personas mayores y se ve que mi música les hacía compañía", relata esta vecina de Bilbao de 38 años, profesora en un conservatorio.

Eran otros tiempos y eso de la contaminación acústica sonaba a palabro. "Entonces no se hablaba tanto del tema de la insonorización y los vecinos, de alguna manera, toleraban más", señala María. Pese a todo, también hubo quien le expresó su malestar. "Hubo unos vecinos que se quejaron, pero siempre lo hicieron con mucha educación y nunca llegaron a denunciar. Nos decían que tuviéramos cuidado porque se oía mucho. La verdad es que tenían toda la razón", reconoce. A partir de entonces, hizo todo lo que estaba a su alcance para minimizar las molestias. "Insonorizamos el suelo como pudimos con un material que nos dijeron, metí gomaespuma dentro del piano, le poníamos una manta... Siempre hay algún remedio casero, que no quita mucho, pero en ese momento no podía meterme en una insonorización más grande y así tiramos".

Lejos de mostrarse indiferente, María se sentaba frente al teclado y el atril con cierta intranquilidad. "Cada vez que me ponía a estudiar tenía como un poco de ansiedad, estaba nerviosa porque sabía que les estaba molestando. Siempre tenía mucho cuidado. El fin de semana no me ponía a estudiar hasta las once y, por la tarde, hasta las seis, sabiendo que se podían levantar tarde o echar la siesta. Ya estudias a disgusto", se sincera. Por eso su prioridad, al tener su propia vivienda, ha sido aislar bien una habitación. "Mi piano está superviejo y, en vez de haberlo cambiado, que para mí igual era más importante, dije: No, yo me voy a hacer toda la insonorización que pueda. Me he preocupado mucho", asegura. Y no es la única. "Si tienes una mala experiencia con un vecino, te quedas tocado. Luego cada vez que cambias de piso, te angustias".

A María no le ha costado empatizar con sus vecinos porque ella misma es muy sensible al ruido. "Me molesta mucho. Un equipo de música a todo volumen, por ejemplo, también me molestaría, porque al final es una invasión. Ahora que he insonorizado y funciona, estoy muy tranquila". Aislar profesionalmente un cuarto puede costar de 8.000 a 20.000 euros, dependiendo de si la estructura es de hormigón o de madera, de los metros cuadrados... También hay quien consigue presupuestos mucho más ajustados. "Tengo compañeros muy manitas que han insonorizado con dos amigos, poniendo capas y capas de manta y pladur, y les salió muy barato".

Pianista en activo, sus horas de estudio varían en función del programa. "Para preparar las partituras de los alumnos igual estudias una horita o dos y algún día te puedes permitir descansar. Si tengo que preparar un concierto, porque a veces acompaño a cantantes, tengo que estudiar más e igual toco cuatro o cinco horas cada mañana, también el fin de semana", detalla.

Aunque el fiscal ha rebajado de siete años y medio de cárcel a veinte meses su petición para la pianista enjuiciada esta semana en Girona por molestar a sus vecinos, María sigue sin entender cómo han llegado a ese extremo. "¿Por qué antes no se ha podido dialogar y llegar a un acuerdo?", se pregunta, convencida de que con una buena comunicación se pueden evitar los tribunales. "No te puedes permitir estar ocho horas al piano sin insonorizar volviendo locos a los que están al lado. Los músicos debemos tener cuidado, pero también hay quien se queja por bobadas".

Patricia > Directora de academia

"Cuando tocaba muchas horas, me daban golpes en el suelo"

"Cuando tenía una temporada de estudio y tenía que tocar el violín muchas horas, me daban golpes en el suelo". Patricia Sésar, soprano y directora de la academia de música Labayru, en Bilbao, conoce de primera mano lo que supone ensayar en casa sin el beneplácito del vecindario. "Es algo que nos ha pasado a muchos de nosotros, independientemente del instrumento que toquemos. En tu carrera profesional al final siempre tienes problemas".

Para Patricia la clave está en ser "flexibles" a un lado y otro de los tabiques. "Supuestamente siempre estudiamos en horas permitidas, pero también tenemos que controlar el sonido final que produce el instrumento. Si nos pasamos de decibelios, tenemos que hacer obra en casa o insonorizar", subraya. "Hay gente que lo hace tipo casero con cajas de huevos o unas planchas que se compran en sitios de bricolaje y que absorben mucho las vibraciones. Los pianistas, por ejemplo, suelen poner una tarima para subir los centímetros del suelo y bajan los techos, pero no todo el mundo puede permitírselo".

Aunque por su experiencia profesional conoce "casos de quejas de vecinos e incluso de posibles denuncias", nunca ha llegado a sus oídos una situación tan grave como la de Girona. "Yo he tenido compañeros a los que les han denunciado y han tenido que resolver el problema. Han tenido que poner una tarima o bajar el techo o insonorizar. Lo que no entiendo es cómo han llegado a esos extremos", se extraña.

La petición inicial del fiscal de siete años y medio de cárcel para la pianista acusada le parecía desproporcionada. "No es lo mismo tocar dos o tres horas que ocho o nueve. Entiendo que a una persona mayor o enferma le pueda desquiciar, pero con todas las cosas que están pasando en la sociedad que alguien que no ha hecho daño a nadie violentamente pueda ingresar en la cárcel me parece una barbaridad. Solo hay que ver los foros que hay en Facebook y en otros sitios apoyándola".