Las cavernas, donde deporte y ciencia convergen
La espeleología es la ciencia que estudia la naturaleza de las cuevas
bilbao
dEFINIDA oficialmente por la RAE como una ciencia que estudia la naturaleza, el origen y la formación de las cuevas, la espeleología es descrita a veces como un deporte debido al intenso esfuerzo físico que su práctica requiere y a las competiciones que se organizan. Lo que está claro es que hablar de espeleología es hacerlo de cuevas, las cuales cuentan historias que el ser humano debe escuchar para comprender mejor las raíces del planeta y de la vida que germina en él, por lo que la espeleología siempre vivirá unida a una multitud de ciencias como son la topografía, geología, biología, hidrología, arqueología o paleontología.
Sobre esta compleja y rica mezcla de dominios, David Díez, miembro del Grupo de Actividades Espeleológicas Subterráneas de Bilbao (GAES), considera que los espeleólogos son "fundamentalmente exploradores, pero la espeleología tiene contacto con muchas ciencias afines, lo cual le da mucho sentido a nuestras exploraciones". Además, la labor de estos aventureros tiene su consecuencia en el papel, mediante artículos publicados en revistas especializadas -como la impulsada desde hace veinte años por espeleólogos vascos, Karaitza-. "También nos mantenemos en contacto con la universidad y con especialistas a los que llevamos muestras e informaciones que nosotros no tenemos capacidad para analizar", añade Díez, que ha participado con la Unión de Espeleólogos Vascos en expediciones a Venezuela, México y Cuba, donde proliferan cuevas de gran profundidad y tamaño.
En la Comunidad Autónoma Vasca, hay alrededor de una docena de grupos de espeleólogos organizados en torno a la Unión de Espeleólogos Vascos, que en la práctica realiza la labor de un federación ya que el Gobierno Vasco incluye la espeleología dentro de la modalidad de deportes de montaña. "En Euskadi hemos mantenido una delegación de la Federación Española de Espeleología para mantener el contacto con los grupos de otras regiones y por temas de licencias federativas, y seguros.", relata Díez, mientras añade que "desde 1956, la Unión de Espeleólogos Vascos ha intentado remarcar su carácter cultural, alejándonos de la competición y de esa faceta deportiva que también tiene la espelologia".
Asimismo, la agrupación organiza eventualmente jornadas en las que grupos de todo Euskadi unen experiencias, ideas y recursos en favor de su afición. "Últimamente, estamos reforzando el acerbo cultural trabajando en campos de la geología, hidrogeología y la cartografía, que ha tenido un aumento muy fuerte desde la era digital. Además, compartir conocimiento beneficia a los grupos de rescate y al intercambio de las mejores prácticas de la espeleología", cuenta Díez, que no hace grandes distinciones en el perfil del espeleólogo.
"Aunque es cierto que hay muchos geólogos, geomorfólogos y bioespeólogos, la profesión de la gente es muy variada, desde oficinistas a mecánicos, pasando por cocineros", dice el vizcaino. De hecho, el padre de la espeleología, el francés Édouard-Alfred Martel, era un abogado entusiasmado con la geología y la naturaleza que reconoció las cuevas de medio mundo a finales del siglo XIX y principios del XX.
cuevas en el cantábrico Dentro de todo el Estado, Euskadi es una región destacada donde poder estudiar las cuevas debido al acentuado número de relieves de modelado kárstico mayoría de la cornisa cantábrica. Cantabria -destacando el municipio de Arredondo, donde tuvo lugar el rescate a los cuatro espeleólogos madrileños el pasado martes- y Asturias tienen las cavidades más profundas y grandes, aunque el espeleólogo vasco agrega que "en Euskadi no nos podemos quejar" de cuevas. Díez destaca como principales lugares para la práctica de la espeleología "el parque del Gorbea, el parque de Urkiola, los montes desde Triano a Galdames, toda la zona de Oñate, y las sierras de Aralar y Salvada".
Unirse a un grupo de espeleólogos es la mejor manera de poder practicar este deporte ya que, según afirma Díez, es "relativamente caro". " El desembolso inicial es fuerte ya que hay que obtener material de protección, un buzo que sea hidrófugo, un buzo exterior para protegerse de las rocas, el material para progresar con cuerdas... El aficionado a la espeleología tiene que ir haciéndose poco a poco con ese material con la ayuda de los grupos, que prestan material usado", apostilla el vizcaino, que añade que "no es como comprarse unas zapatillas y correr, pero con la ayuda del grupo es muy factible hacerlo".
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